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Para empezar mi investigación decidí ir al pueblo de donde viene Kerfuffle, siendo este un lugar seguro para mí, pues todos me conocían aunque no recordaba bien sus nombres. Al llegar, fui recibido por el alcalde, me invitó a su casa y gracias a él me entere de varias cosas que estaban ocurriendo.

—¿Entonces no hay una nueva princesa, Sunny Skies? —le pregunté curioso al alcalde mientras me acomodaba en la silla, pues mi dolor de espalda volvió.

—Había, se llamaba Twilight Sparkle pero abdicó al trono de forma temporal —explicó mientras bebía un poco de café.

—¿Porqué abdicó? —. Mi dolor de espalda se estaba reduciendo mas nunca se iría.

—Sólo se declaró que necesitaba tiempo, pero se dice que fue al funeral de un poni muy especial —dio un sorbo a su taza—. Por lo visto, era alguien importante para ella.

—Entonces Celestia volvió al trono… —pensé en voz alta— ¿Y qué pasó con su hermana?

—Está cuidando a Twilight. Celestia está organizando una cumbre de emergencia para aclarar todo lo ocurrido, pero no todos los gobernantes irán pues se han vuelto muy desconfiados.

—¿Y sabes dónde será esa cumbre? —pregunté mientras me tomaba mi vaso de leche.

—En un lugar llamado Monte Metazoa, cualquier mapa de Equestria debería guiarte allá —se levantó de la silla pero antes de irse volteo y me habló con nostalgia en su voz—. Equestria ha cambiado para mal, el tiempo no le ha ayudado —. Salió, dejándome sólo, con mis pensamientos.

Después de la plática me quedé a dormir en el hotel del pueblo, pero antes de cerrar los ojos le llamé a Mefisto para decirle que había un cambio de planes. Al siguiente día me fui planeando rumbo al Monte Metazoa, tomándome dos días para llegar; tres menos de los que me tomó llegar a Equestria, sin contar pausas.

Llegué al monte entrada la noche y pude ver varias construcciones en la cima de las montañas, entre estas una especie de castillo verdoso con detalles amarillos y una enorme cascada en uno de los lados. Había una escases de guardias notable y junto con la oscuridad me permitieron colarme sin muchos contratiempos. 

Iba volando, para no hacer ruido con mis prótesis, recorriendo las diversas entradas, salidas, escaleras, balcones y mesas; todo esto en un ambiente con baja iluminación pues aún se seguían usando velas para iluminar el sitio. En una de las mesas había un cartel con la palabra “Registro” escrita en mayúsculas, un par de plumas y unas hojas encima de estas las cuales procedí a leer. Era una lista de los asistentes al evento, nombre y especie a la que pertenecen. Revisándola me di cuenta que había muy pocas criaturas ajenas a las ponis: el gobernante Changeling, la jefa de los búfalos, el príncipe Yak, la gobernante Kirin, la Lord de los Dragones y poco más. No había ningún hipogrifo, grifo, reno, ciervo, minotauro… ni ninguna cebra. Fue entonces que tomé una de las plumas y anoté en la lista:

Abadón, Maestro Constructor de algunas Cebras.

Seguí recorriendo el castillo encontrando algunos sitios muy interesantes como una sala enorme de vitrales: en cada vitral había una representación de cada criatura de Equestria, excepto nosotros. También encontré una enorme biblioteca de varios niveles, apenas iluminada, y clasificada por números. Curioseando me di cuenta que solo eran tratados, tramites, declaraciones, acuerdos, pactos… en fin cosas bastante aburridas pero creo vale la pena salvar. Así que, confiando en mi nuevo cuerno, levité todos los papeles y libros del lugar para copiarlos y comprimirlos en ocho libros, los cuales hice aparecer en mi casa. 

—Este cuerno de acero es prefecto, antes no podría hacer eso con tantas copias —pensé en voz baja mientras recuperaba el aliento, pues ese hechizo me agotó mucho, además de que el cuerno pareció calentarse durante el hechizo.

Ángel de la Libertad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora