Todo estaba ardiendo: nada más que papeles quemándose, destrucción, ataques mágicos y una lluvia ácida que corroe la piel. Salía de las ruinas del avión con la cara sangrando mientras veía el arruinado panorama y dejaba a mi inconsciente amigo en la misma gaveta en la que me escondí.
Empecé a recorrer el lugar y encontré el salón de los vitrales: la explosión los había hecho trizas y sus restos yacían en el suelo. Y en el centro del lugar estaba la alicornio: su melena ahora era de fuego, sus ojos asemejaban más a los de una poni vampiro y denotaban odio, alcancé a verle unos afilados colmillos en boca, su piel no era del todo blanca pues la lluvia ácida le estaba quemando el pelo y en sus flancos tenía la imagen de un Sol negro.
—No debiste haber hecho eso —me lanzó una llamarada desde su cuerno, alcancé a esquivarla pero una de mis prótesis se empezó a calentar.
—Te puedo decir exactamente lo mismo a ti —disparé un rayo a unas vigas y derrumbé una parte del techo, enterrando a la alicornio. Al cabo de un rato está salió pero con un ala cortada por la mitad.
—¡Maldito bastardo! Tú te crees tan distinto a mí y mírate ahora —decía con una sonrisa mientras continuaba atacándome con potentes rayos.
—Seré como tú en muchos aspectos, pero hay algo que me hace distinto —algunos rayos los esquivé, otros los absorbí con un escudo mágico, le regresé unos pocos y varios me dieron directo en el cuerpo y las prótesis.
—No me digas, ¿Qué es eso tan único y especial de ti? —uno de los rayos devueltos le mutilo la mitad de ala que le quedaba.—Que yo nunca he sido bueno —le lancé unos trozos de vidrió, los cuales le cortaron la cara y hasta se quedaron clavados algunos.
—Yo no nací como Celestia, ¿Sabes? Esa solo es mi forma amigable —soltó una risa y escupió sangre.
—Ahora lo entiendo: tú no tienes forma amigable, siempre has sido una criatura deleznable pues nunca haces nada y obligas o convences a otros de hacer el trabajo sucio por ti —. Trataba de contener el dolor, ni ella ni estábamos ya en forma para luchar y solo divagábamos, o eso creí que hacía ella.
—Yo solo descubrí que hacerte pasar por una débil te trae grandes beneficios pues siempre habrá ingenuos que quieran ayudarte para sentirse bien con si mismos —hablaba orgullosa mientras contemplaba su propia sangre —. Siempre habrá uno o varios que lo darán todo por ti, tan solo para sentirse moralmente superiores.
—Como tú estudiante estrella o tu hermana —. Me senté en el suelo, pues me estaba mareando.
—Nightmare Moon… Tuve suerte de que los elementos de la armonía la hayan destruido, si no mi hermana me podría delatar e intentar quedarse con el poder.
—Las dos son seres de pesadilla esperando el momento apropiado para atacar… pero te hicieron el favor de derrotarla por ti —reflexioné mientras veía como ella se acercaba a mí y se sentaba a mi lado.
—No siempre necesitas… la violencia para ganar… —hablaba con mucha difucultad— pero mi influencia se está perdiendo, mi alumna… mi reino… ya no es lo mismo, hubo un despertar y ya no valgo nada.
—Un despertar… —hable adolorido, pensando en el tal vez podría aprovechar tal situación para llegar a la libertad.
—Eso no debía de pasar, mi plan era entrenarla para que ella continuara con mi legado mientras yo estaba acostada, con todo en bandeja de oro.
—¿Y eso no es lo que está pasando?—No, desde que me retiré los ponis están empezando a cuestionar el dogma y Twilight es demasiado noble para gobernar con casco de hierro.
—¿Quién eres tú? —pregunté al ver que ya estaba en las últimas .
—Mi verdadero yo… —se quedó callada un gran rato—: yo soy un parásito. Retorcí los ideales de la amistad y los puse al servicio de mi misma siendo lo mejor de todo que nunca he hecho nada, mas allá de sonreír y levantar el Sol.
—¿Qué eres?
—Soy una pesadilla surgida de la armonía… aquello que devora el casco que le da de comer… aquello que está intrínseco a la buena voluntad y la solidaridad… aquello que es de todos y no es de nadie… una estrella de luz oscura que brilla con gran intensidad, sin ser vista —cerró poco a poco los ojos.
—Adiós Celestia.
Finalmente había dejado este mundo, quedándome solo. La verdad no sabía que hacer: por un lado quería irme pero por otro quería seguir en ese lugar hasta que el cuerpo de mi madre se enfriará por completo; pero me di cuenta que eso nunca pasaría si la dejaba en donde se quedó, pues el fuego estaba consumiendo el lugar. Así que la puse en mi espalda y deje el lugar antes de que se viniera abajo, cosa que no pasó.
Al caminar entre torbellinos de fuego sentí un profundo sentimiento de realización y alegría, a la par de que contemplaba la misma persecución que he visto en sueños pero esta vez, estando nosotros en el otro lado de la balanza. Mefisto y sus cebras rompiendo cristales, robando libros, destruyendo cosas, riendo y festejando la victoria; me sonreían al verme y yo les devolvía el gesto. Alcancé a ver a una cebra a lo lejos la cual se venía acercando a mí: era bastante delgada, su cara tenía cortadas, sus prótesis estaban abolladas y de un color que asemejaba al óxido pero sucias. Solo empezó a caminar a mi lado con una gran alegría en su rostro mientras íbamos saliendo del infierno, libres de hacer lo que quisiéramos o al menos lo que estuviera a nuestro alcancé.
Dejamos las montañas y llevé al pequeño ejército a mi pueblo favorito, para descansar, reabastecernos y reponer energía antes de volver a Cebrica. Fuimos recibidos de muy buena manera por los habitantes, los cuales se comportaron muy buenos con nosotros.
Luego de tres días de descanso alzamos el vuelo rumbo a nuestro destino, aunque hubo algunos que se quedaron en el lugar, pues les gustó mucho el ambiente y la convivencia de aquel pueblo. Pasado un tiempo indeterminado volvimos la gran mayoría a Cebrica; como me imaginaba nadie nos esperaba más allá de algunos conocidos de los soldados, pero a la gran mayoría no le interesábamos e incluso desconocían todo lo que ocurrió en el otro lado del mar.
Estuvimos unos días recuperándonos de nuestras heridas y haciendo las reparaciones pertinentes a nuestras extremidades, luego de eso regresé a mi hogar. Fui recibido por Kerfuffle y lo primero que hizo fue abalanzarse sobre mí y llenarme de besos, cosa que hice también, más sin embargo estaba cansado y decidí dormir con una gran tranquilidad a la par que disfrutaba de mi nueva vida.
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Ángel de la Libertad.
FanfictionDespués de años en el exilio, las cebras están listas para volver y reclamar a Equestria, siendo esta la oportunidad perfecta de Abadón: una cebra demasiado inmersa en su propia soledad y que anhela retribución por los hechos pasados, presentes y fu...