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Aylan vuelve con una sudadera que parece enorme, es negra, como toda la ropa que le he visto llevar, y unos pantalones, creo que son tejanos, negros. Me los deja encima de la cama, me la quedo mirando.

— ¿No tenias prisa?— Sacudo la cabeza al escucharlo y asiento. Se me queda mirando, esperando a que haga algo, no se el que.— Vístete.— Frunzo el ceño negando con la cabeza.

— Vete- niega sonriendo de lado.— ¡Qué te vayas!— Cojo una almohada y se la lanzo a ese cara de prepotente que ha puesto. Ríe.

— Pero si ya te he visto, preciosa.— Lo miro enfada, será cretino.— Vale, si quieres me doy la vuelta. No quiero que me robes nada.— Abro los ojos. ¿Pero que le voy a robar? ¿El cepillo de dientes que debe de tener más de diez años? Se gira y me empiezo a vestir.

La sudadera me llega un poco por debajo de la mitad del muslo, es de el, seguro. Me enfundo en los pantalones negros, tienen dos rajas en las rodillas y me van bien, incluso un poco pequeños, deben de ser de su hermana. Aún no la he visto, si esta es su casa, su hermana debe de vivir aquí, supongo que tendrá su propio cuarto.

— Son de tu hermana ¿no?— Se gira y me analiza con sus ojos.

— Si.— Responde seco.

— ¿Vive aquí?— Frunce el ceño ante mi pregunta.

— No— dice frio y seco.

Se que no debería preguntar más por sus respuestas y la cara que ha puesto cada vez que le he preguntado algo sobre ella. Pero el que me responda solo hace que quiera saber más.

— Entonces ¿dónde esta?— Insisto.

— En el cementerio.

— ¿Muerta...?— Asiente, está serio.

— Si, es lo que tienen los cementerios, gente muerta.—Asiento, me quedo callada. Ahora si que creo que es mejor que me calle la boca y me vaya.

Busco mis bambas, pero no las encuentro por ningún lado, solo veo las botas negras de tacón que me dio ayer Rebeka, me las tendré que poner, suspiro cogiéndolas y empezando a ponérmelas.

Cuando acabo de abrochármelas, me levanto, cojo el móvil lo más rápido que puedo y salgo de la habitación. En cuanto nuestra conversación ha llegado a su fin, Aylan, ha salido de la habitación. Me acerco a la puerta de la caravana, para abrirla y salir ya de aquí, el ambiente esta muy tenso, desde que me he interesado de más por su hermana.

— ¿Dónde vas?— Me giro y lo miro.

— ¿A mi casa?

— Te llevo.— Deja el trapo de cocina encima de la encimera que estaba limpiando, coge la cazadora que hay en el viejo sofá y se la pone.

— No.

— Te voy a llevar, vives a casi veinte minutos andando de aquí, no voy a dejar que vayas tanto tiempo sola.—¿Qué tiene con que vaya sola por la calle o por Domum? Abro la boca para volver a repetirle que no quiero que me lleve a casa.— Y no digas nada, no me hagas enfadar. Cuando me peleé con tu novio solo estaba un poco enfadado.—Casi deja inconsciente a Jason ese día, no me imagino que puede hacer si se cabrea del todo.

Salimos de la caravana, no hay nadie en la "calle". El Domum es como una comunidad o un mini pueblo dentro de una ciudad pequeña, raramente puedes ver a un Escorpión comprando en el supermercado de la ciudad así que todos suponemos que tienen uno aquí dentro. Su mini pueblo esta rodeado de vallas, están rotas por todos lados, pero nadie se atreve a romperlas enteras.

Nadie quiere que su hijo o hija venga a pasar una noche al local de Aylan, pero todos vienen, porque los días que el Sexus esta abierto, son los únicos donde hay un mínimo de seguridad por parte de los Escorpiones, es su única forma de mantenerse, de muchos de ellos, aunque el dueño sea Aylan. Yo nunca he ido, hasta anoche, sabia de su existencia, pero no tengo dinero para irme de fiesta.

Veo que gira en mi calle. "Me dejará en la esquina de la calle". Piensa mi cabeza pero no, parece que Aylan en la suya no tiene eso, conduce hasta delante de mi casa. Espero que Jason no este mirando por la ventana. Se baja de la moto y luego lo hago yo, no llevaba casco, ni yo ni él.

—¿Vas a venir hoy a trabajar?— Si me lo pudiera permitir no iría pero, lo necesito, así que asiento.

—No deberías haberme dejado aquí delante.— Sonríe de lado.

— ¿Tienes miedo de que tu noviecito salga y le deje inconsciente?— Frunzo el ceño, no le había dicho que era Jason quien me esperaba en casa o el que me ha llamado.— Te pusiste nerviosa cuando te llamo.— Asiento ante su respuesta, parece que ha visto mi confusión.

—No, no tengo miedo de que lo dejes inconsciente, en todo caso seria él quien lo haría contigo.

Mentira, Jason no puede con Aylan. Suelta una carcajada y me mira a los ojos. Su mano va mi mejilla y la acaricia con su pulgar, se acerca a mis labios, pero se desvía a mi oreja, mi respiración y mi corazón ya van a mil.

— Sabes que es mentira. Sabes que con un toquecito cae.— Se que esta sonriendo, su aliento es cálido y golpea mi oreja.—Tu respiración vuelve a estar a mil... Y se que es por mi..— muerde el lóbulo de mi oreja, muerdo mi labio inferior.

¿Cómo puede ser que me deje? No le dejaría a nadie, que me digiera eso al oído, ni mucho menos que me mordiera la oreja, pero Aylan me puede, solo sé que cuando se acerca así y me susurra mis murallas se derrumban como si las bombardeasen y lo peor es que él lo sabe. Sabe que con tan solo acercarse provoca algo, que no se que es porque no lo he sentido nunca, que hace que no lo quiera alejar. Aylan sabe lo que esta empezando a provocar en mi, el problema es que no se si lo hace para jugar o porque realmente lo desea

- ¡Saca tus sucias manos de mi novia!- Y por ese grito de Jason es que vuelvo a la realidad, salgo del trance y me alejo de un saltito de Aylan. Este sonríe divertido y levanta las manos, en señal de que no ha hecho nada.- No te acerques a ella o te golpearé hasta que no recuerdes ni tu nombre.- Aylan se muerde el labio para no reírse. - ¿Quieres que empiece ahora?- le pregunta Jason.

— No hace falta, anoche ya jugué.— Me mira sonriendo de lado, alzo las cejas.

—¿Le has dado tu virginidad a este idiota?- Me pregunta Jason muy enfadado.

— ¿Eras virgen?— Sigue con la supuesta broma.— Joder, no lo parecía. Tío, tenias que haber visto como me montaba, como restregaba sus tetas contra mi pecho.— Se muerde el labio de abajo, no me atrevo a pararlo.— Y cuando me la comió, buah, vi las estrellas.— Pone sus ojos en blanco.

Jason tiene los nudillos blancos de apretarlos, se esta aguantando el no darle un puñetazo, no aguanta más y se lanza sobre el Escorpión, este ultimo esquiva el golpe de Jay y lo empuja, cae en la acera. Aylan tiene intenciones de tirarse encima de el y empezar algo que Jason no va a poder acabar. No tienen para nada la misma fuerza, además Jason no se ha tenido que pelear con nadie nunca, pero parece que Aylan demasiadas veces.

— Aylan— lo llamo para que no se abalance contra él, me presta atención.—Vete. Por favor.— Suspira, mira a Jason que esta dolorido en el suelo y luego a mi, asiente, pasa por mi lado.

— Nos vemos esta noche— murmura para que solo él y yo lo escuchemos. Se sube a la moto y arranca.

Ayudo a Jason a levantarse del suelo, esta enfadado, puede que debiera haber parado a Aylan.

— ¡¿Te has acostado con ese anormal?!—Me grita.

— ¡No! ¿No confías en mi?

— ¡¿Pero como voy a confiar en ti si te acabas de bajar de la moto de Douglas?! ¡Te lo has follado! ¡Has preferido acostarte primero con ese idiota que conmigo!

— No me he acostado con Aylan— digo seria.

— ¡Sí lo has hecho! ¡Eres una puta!— Me tal bofetada que gira mi cara de la fuerza.— Zorra— dice con rabia.

No voy a malgastar mi tiempo en este imbécil, me doy media vuelta y empiezo a caminar lo más rápido que puedo hacia la puerta de casa, esta abierta, Jason la ha dejado abierta. Entro y cierro de un portazo.

PræterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora