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Me restriego contra el tubo de metal, me siento observada, pero sexi y deseada a la vez. Se que hay muchos y muchas pendientes de mis movimientos, al principio tenía vergüenza, pero a la que llevas unos minutos se te pasa. Me he cambiado de ropa, llevo lencería, un sujetador que es prácticamente transparente, pero negro y unas bragas altas, se me ve media nalga, es muy cómodo, pensé que no lo seria, y unos tacones negros con plataforma y de aguja.

Mi mini escenario está cerca del centro del local, por lo que todos me ven y yo los veo a todos. Llevo aquí arriba más de tres horas, me han dado mucho propina, hay bastantes billetes en el suelo del mini escenario.

Me agacho, porque hay un chico que no se ha movido en un rato.

— Guapo...— sonríe, Sarah me ha enseñado a camelar a los clientes.— ¿Te gusta como bailo?— Asiente.— ¿Quieres que baile más?— Asiente y saca un billete de veinte y me lo da, me doy cuenta de que me esta mirando mis pechos, le cojo de la camisa y lo atraigo, lo justo para que él se ponga cachondo y yo lo pueda manipular. Me siento súper liberada, me encanta lo que estoy haciendo, se que esta mal, pero me encanta esta faceta de mi que nunca había visto.— Creo que te gustan más estas ¿no?— Cojo uno de mis pechos, pada su lengua por sus labios.

Me da veinte más le sonrio y vuelvo a bailar, escucho que me llama pero no le hago caso.

— ¡Baja de ahí!— Me giro y veo a Aylan.— ¡Que bajes!—Suspiro cansada, me siento y salto para llegar al suelo.

Aylan acuna mi cara y mira mis ojos con intriga y suspira tranquilo. Me coge de la mano y empieza a caminar tirando de mi, pero me cogen del otro brazo, me giro y veo al tío de antes.

—Sueltala.— Demanda el chaval. Aylan tan solo se acerca a el serio, cuando el chico le ve la cara me suelta.— Dougl..., perdón, Blanco... Lo siento... No sabía que era el Escorpión Dorado.—Aylan asiente y me saca del local, cuando estamos fuera se quita la cazadora me la pone por los hombros.

Rick me mira y me sonrie un poco. Aylan me obliga a caminar rápido, hasta llegar a la maldita caravana, mi hermana esta con Lily, le pedí el favor, no quería dejarla sola. Entramos y yo me quito la chaqueta. Esta muy nervioso, se pasa sus manos por el pelo.

— Aylan...— Me intento acercar, pero se gira.

— ¡Te dije que no! ¿¡No me entendiste!? ¡No vas a volver a bailar o trabajar en el Sexus!

—¡Te dije que solo te pedía permiso porque eres mi jefe! ¡Si quiero bailar, lo haré!

— ¿¡Tu sabes lo que he sentido cuando esa panda de salidos miraban a mi novia!?— ¿Novia?

—¿Novia?— Asiente.

—No sabes lo que he sentido cuando esos asqueros no paraban de mirarte y desearte. Queria dejarlos ciegos a todos. ¿Te has visto? Estas demasiado sexi. Odio que te hayan visto así. Te deseaban — Dice más calmado, me acerco a él.

— Sabes que yo al único que deseo es a ti.— Lo cojo de la nuca y beso sus labios, me coge de la cintura pegándome a él. Se sienta en el sofá conmigo encima, me empiezo a mover sobre su entrepierna, noto lo cachondo que esta.

Deja mi boca y empieza darle cariño a mi cuello, sus labios succionan mi piel, mientras sus manos toquetean mi espalda, cerca del cierre de mi sujetador, dejo escapar un gemido de placer, chupa y succiona toda la piel de mi cuello. Se separa de mi cuello y mira mi sujetador transparente.

— Tendrías que quemar ese sujetador, pero me pone demasiado...— murmura, sonrio, me lo quita y empieza masajear uno de ellos, mientras chupa y besa el otro. Succiona mi pezon y yo me muerdo el labio inferior. —Son preciosas.—Murmura al alejarse, cambia y empieza a prestarle atención a mi otro pecho.

—Aylan...— Gimo su nombre, su lengua maravillosa, me lleva al paraíso—Vamos a la cama...— Consigo decir entrecortada.

Se levanta conmigo, mis piernas rodean su cintura y su boca no se separa de mis pechos, no se como cojones ha hecho eso. En dos pasos llegamos a la habitación y me deja en la cama, se toma su tiempo mirando mi cuerpo.

— Aylan... —me incorporo un poco y empiezo a alzar su camiseta negra por el borde, sonríe de lado y se la quita. Tiene unos cuantos tatuajes, tiene unas raíces que le cogen parte del hombro derecho, un reloj en el antebrazo izquierdo sin agujas rodeando de rosas que lo decoran. Tiene una cicatriz en el lado derecho del abdomen, va desde la mitad de este hasta si pectoral, frunzo el ceño.

Pero se me olviada y lo cojo del borde del pantalón y tiro de él acercandolo a mi, sonríe y volvemos a juntar nuestras bocas. Mis manos bajan al botón de sus tejanos negros, muerde mi labio inferior alejándose de mi boca para quitarse los pantalones y quedar en boxers negros, ya no son calzoncillos, son una tienda de campaña, esta muy cachondo al igual que yo.

Me quita las bragas altas y mis bragas, me las arranca y las lanza por cualquier lugar. Me siento desprotegida, pongo mi brazo derecho por mi abdomen intentando taparme.

— Eres preciosa, no te tapes...— Murmura con la voz ronca.

Empieza a besar el interior de mis muslos, sin acabar de acercarse completamente a mi intimidad durante unos minutos, hasta que lo hace, mete primero un dedo que hace que cierre los ojos, mi abdomen de contrae, es una mezcla entre dolor y satisfacción, lo saca y lo vuelve a meter una y otra vez, muerdo mi labio, al final me hago sangre.

Mi vientre se contrae, Aylan para de meter y sacar su dedo de mi, se levanta y porfin le veo la cara, tiene los ojos negros, sus pupilas no dejan ver el bonito verde de sus ojos. Se mete el dedo con el que me había penetrado, incontables veces, en la boca y succiona el brillo que había en él. Tiro del elástico de su bóxer, Aylan sigue con la mirada mi mano y sonríe de lado, baja de golpe sus boxers dejando ver su gran miembro, trago duro, esta completamente herecto, le debía de doler. Se acerca a mis labios y deja un beso cariñoso, me mira a los ojos y sonríe.

— ¿Segura?— Asiento.

Se estira y abre un cajón de la mesilla que hay a un lado de la cama y saca un paquetito azul, lo abre con sus dedos, tira el envoltorio y se pone la goma de látex. Se posiciona en mi entrada, me mira para asegurarse de que quiero esto, asiento. Aylan se empieza a adentrar lentamente en mi, siento que me rompo por dentro.

— Rápido...— Gruño y entra derrepente, una lágrima cae de mi ojo, no se si de dolor o de alegría de que esta ya dentro. Duele bastante.

— Mi amor... mirame— Abro los ojos.— Se que duele como el infierno, pero ya ha pasado lo peor. ¿Me oyes?— Asiento.— ¿Me muevo?— Asiento.

Empieza a dar pequeñas y lentas embestidas, el dolor va cesando, aunque no dejo de tener molestia, Aylan no deja de mirarme, se que una pequeña parte de él está disfrutando el momento, pero por su cara se que no quiere hacerme daño y verme con dolor o molestia. Algunas lagrimas ruedan por mis mejillas, pero él las recoje con sus labios, dándome besos por mis mejillas y mi cuello. Molesta pero puedo notar un leve placer que va empezando a abrirse paso entre el sentimiento de dolor. Aylan va con mucho cuidado, como si tuviera miedo a romperme. 

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8/4/2020

PræterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora