35

847 60 0
                                    

Aylan se apoya en las taquillas del pasillo delante mío, yo me quedo delante de él. No hay nadie, todos están en el patio, en la cafetería o fuera del edificio así que no hay necesidad de meterse en una clase o en los baños.

— Cuando he ido al baño, Jason ha entrado con su panda y bueno, me ha dicho que al final seré yo quien ponga fin a mi vida por el sufrimiento que me ha hacer pasar.— Veo como su mandíbula se tensa.— Me iba a dar una bofetada pero ha visto la cazadora y no me ha tocado. Me ha llamado Escorpión Dorado y sus amigos le han dicho que se metería en un buen lío si lo hacía. ¿Qué cojones es eso del Escorpión Dorado? He escuchado a unas chicas también llamarme así.— Traga saliva, pero no contesta.— ¿Aylan...?

— Yo soy el líder de los Escorpiones.— Asiento.— Soy el Escorpión Blanco y la novia o esposa de él es el Escorpión Dorado.— Alzo las cejas.— Si se meten con alguno de los dos, todos los Escorpiones irán a por esa persona. Y todos nos tienen miedo, así que no se acercan si ven esa cazadora o la que llevo yo.

— ¿Me has dado la cazadora para que no se me acerque Jason?— Asiente.

— No te enfades. Sé que querías volver, sé que es tu decisión y todo ese rollo, pero entiéndeme, no quería que te pasara nada. Y sabía que con esa cazadora no se te iba a acercar, porque él ya vio que metiéndose con una Escorpión acaba mal y él sabe muy bien que va a acabar peor si te hace daño.— Cierro los ojos suspirando.

— Sé que lo has hecho para protegerme, pero no hacia falta.

— ¿Qué no hacía falta? ¡Te ha ahogado hasta que has perdido el conocimiento! ¡Y tú querías volver aquí!

— ¡Quería volver porque si me quedaba en casa, habría ganado! ¡Si no llego a venir, Jason sabría que me tendría sometida, que me podría hacer daño con un solo movimiento!— Le digo.

— ¡Si no llegas a venir con esa cazadora te habría hecho daño otra vez! ¡Te he salvado!

— ¡No necesito que nadie me salves!— Le grito. No estoy pensando en nada de lo que estoy diciendo.

— ¡Pues no lo parecía cuando ese borracho te estaba pegando!— Abro los ojos.— ¡Ni cuando tu tía drogadicta te robaba el dinero! ¡O cuando Jason casi te mata a golpes! ¡Te saqué de toda esa mierda, te di una casa, un trabajo, unos amigos y mi amor! ¡Te di esa puñetera chaqueta porque eres tan cabezona que quisiste volver al maldito instituto, con tal de que Jason no viera que le tienes miedo! ¿¡Aún piensas que no necesitas ayuda!? ¡Y lo peor es que él ya sabe que le tienes miedo! ¡Todos lo sabemos! ¡Pero tu te empeñas en fingir que no!— Me mira serio y furioso.— ¿¡Quieres fingir!?— Abre los brazos.— ¡Pues finjamos! ¡Finjamos que tus padres no murieron, que tú tía no os robó, que no te maltrataron hombres que ni siquiera conocías! ¡Finjamos que tu hermano no te abandonó! ¡Hostia puta, finjamos que nunca nos conocimos! ¡Que yo nunca viene a este instituto de mierda! ¡Finjamos que no eres tan imbécil como para seguir fingiendo que todo va bien delante de todos! — Me quito la cazadora y se la tiró a la cara.

— ¡Quédate tu estúpida cazadora! ¡El trabajo, la casa y tú asqueroso amor también! ¡Gilipollas!— Me giro y empiezo a caminar decidida por el pasillo.

— ¡Keyla!— Me llama.— ¡Amor! ¡Lo siento!— Sigo caminando. Imbécil de mierda.

PræterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora