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Miro el armario, a primera vista no encuentro ropa para ir a trabajar, la mayoría son sudaderas y tejanos o jerséis. Jason no ha dejado de enviarme mensajes y de llamarme, he tenido que bloquearlo, porque si no era él quien me iba a bloquear el teléfono. Me he tapado, con maquillaje, el morado que me ha dejado el golpe de Jason, mi hermana no se ha dado cuenta, solo sabe que he discutido con él.

— ¡Cris!— La llamo, enseguida aparece en la puerta de mi habitación.— Necesito tu ayuda, no encuentro ropa para ir a trabajar.

— Pero si pones copas. Una sudadera y unos tejanos y ya— niego.

— Tienen como norma ir con ropa que muestre tu cuerpo.— Pone una mueca de asco.

— Antes del accidente te vestias con tops y esas cosas. Seguro que queda alguno por ahí perdido. Y de pantalón te puedes poner unas mallas de hacer deporte, esas que te pones en verano para estar por casa, son como pantalones cortos pegados.

Después de diez minutos, entre las dos conseguimos sacar siete tops, escojo uno que me llegaba un poco más arriba del ombligo, tiene la espalda descubierta, solo hay una linía que da justo donde llevaba el sujetador. Es de manga corta. Me lo pongo y me queda pequeño.

— Me va pequeño.— Le digo a Cris, esta niega.

— Key, te han crecido las tetas, ya esta.— Ahora me llega un poco por debajo del pecho y en la espalda se me ve el sujetador, con el queda muy mal.— Me da que vas a tener que ir sin sujetador.— Suspiro y me lo quito sin deshacerme del top. Me pongo los zapatos que me dio Rebeka anoche y ya estoy lista.

Me pongo la sudadera que me ha dado Aylan esta mañana, así se la devuelvo y no paso frío. Cojo la mochila que me he preparado con unos pitillos, el bono bus, y el móvil, los meto en la mochila. Le doy un beso en la frente a mi hermana y le recuerdo lo de las puertas y las ventanas. Me subo en el mismo bus de anoche y me deja en el mismo lugar, no espero a Aylan esta vez, bueno ni ayer lo esperé. Esta noche camino más rápido para no encontrarme con ningún imbécil, llego al Sexus, paso por delante de la cola para entrar. El portero me examina de arriba a abajo, es el mismo que anoche, sonríe y me deja pasar, pero me para.

— Soy Rick.— Se presenta.

— Keyla.— Asiente y me deja entrar.

Me abro paso entre la gente hasta llegar a la parte por donde puedo entrar a la barra, entro.

— Rebeka ¿donde dejo mis cosas?— Le pregunto a la única chica que conozco.

— Donde te cambiaste ayer.— Me sonrie, me meto en la especie de camerino y dejo las cosas ahí.

Vuelvo a salir y me pongo a trabajar de nuevo.






Cojo la botella de tequila sirvo los siete chupitos que me han pedido unos chicos. El moreno que me lo ha pedido no deja de mirarme, le sonrío, creo que lleva demasiados chupitos de tequila.

— Preciosa, uno es para ti— me dice el moreno sonriendo. Sus amigos cogen su chupito y se lo beben de un trago.— Vamos, preciosa— dice después de haberse bebido el suyo, los seis chicos me miran atentos.

— El dinero— les sonrio y pongo la mano, me dan los diez euros. Cojo el chupito y hago ver que me lo bebo, cojo un botellín de cerveza medio lleno de alcohol que me van dando los clientes y escupo el chupito.

Los chicos gritan y me dan un billete de cinco, con un papelito. Abro el papelito y veo un número alzo la mirada al moreno, que me sonrie de lado, le devuelvo una sonrisa amable. Aylan aparece al lado del moreno, salvandome del chico.

— Un bourbon.— Asiento y se lo sirvo rápido. — Parece que hoy se te da mejor. Estás más animada.— Le sonrio.— ¿Jason te ha dado problemas?— trago saliva al acordarme, él ve mi gesto.— Cuando acabes me esperas.

PræterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora