II

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—Lo siento cariño, tengo que ir a ver a mi amigo, no te pierdas mucho— le había dicho mientras le tomaba con la mano su rostro y con el dedo pulgar trazaba sus labios.

Tony estuvo tentando a abrirlos, pero él no se comportaba así, en Extasis no había sexo.

El rubio se levanto con él aún encima suyo, bajándolo lentamente saco una buena cantidad de billetes que colocó en el elástico de su tanga para después irse.

Tony quería decirle a Loki que se había enamorado, pero se abstuvo de hacerlo, no podía llegar con esas tonterías con su amigo y menos ahora que se encontraba triste porque nadie pedía sus servicios.

Dándole ánimos salió un poco antes que el, el rubio se había ido y por más que preguntó a los camareros si alguien iba a estar con Loki, todos habían dicho que no, preguntó a Quentin y le había informado lo mismo.

Antes de que Loki saliera a la barra con Quentin después de su presentación alguien ya lo había mandado a pedir, Tony esperaba que fuera el mismo rubio pero para su mala suerte si era un rubio, solo que no era el suyo.

Sacando los pensamientos tontos de su mente, decidió que era momento de hacer su trabajo, por primera vez desde que había llegado, le había parecido eterno, pero al final había terminado.

Había hablado con Loki y le había dicho que se fuera antes, que hablaría con el jefe, después de revisar que tenía suficiente para el taxi se marchó al departamento.

Llegando fue directo a tomar una ducha, no quería quitarse el olor de su rubio, pero gracias al otro rubio no quedaba mucho del aroma, después de una buena ducha, se colocó la pijama y sacando el helado, fingió ver la película cuando realmente todos sus pensamientos estaban dirigidos a alguien más, se estaba odiando en esos momentos.

La puerta se abrió después de un buen rato, era Loki, supuso que había hablado con el jefe porque se había tardado bastante, pero no lo había logrado, viendo que su amigo había llegado se dirigió a dormir, pero en sus sueños aquel rostro bien esculpido, ojos azules, cabello y barba rubia volvieron a aparecer, se iba a volver loco.

A la mañana siguiente se preparó para irse, tocaba su presentación y esperaba que su nuevo cliente favorito llegara a verlo, tal vez así, como le había dicho Loki, pediría un baile privado.

Estaba listo detrás del telón, la música empezó a sonar en todo el lugar, moviendo su cuerpo al ritmo de la música, se dirigió al tubo que tenía enfrente suyo, la verdad era que aunque Loki era el que tenía menos tiempo ahí, era el mejor de los dos y le ayudaba mucho practicando.

Bajando del tubo, empezó a bailar en dirección de los espectadores, bajando, paso de un asiento a otro, ahí estaba su rubio, él le sonrió, y Tony aprovechó para pasar su mano por su cuello y cuando pasó por su rostro, él le había dado un pequeño beso en mano.

Regresando a su lugar, pudo ver el dinero que se encontraba en el suelo, moviendo un poco más su cuerpo hasta terminar en el suelo mientras la música terminaba de sonar.

Los gritos, chiflidos y aplausos inundaron el lugar, cerrando el telón, Loki lo esperaba ya en el camerino.

—¿Estaba?— le preguntó.

—Si, incluso me dio un pequeño beso en la mano— sonrió Tony.

—Seguro que con eso pedirá un baile, ya lo verás— le decía Loki feliz.

Pero no había ocurrido así.

El resto de la semana su rubio había ido, siempre lo pedía a él, cosa que agradecía,  pero así como toda la semana estuvo con él, después de eso tenía casi un mes que no iba al lugar.

Pareciera que su jefe sabría sobre su mala suerte, ya que después de que su rubio se había ido, las tangas ya no estaban en su ropa, un bóxer negro era lo que vestía ahora, al igual que Loki  y su moño ya no era rojo, Thor lo había cambiado por uno azul, cosa que no entendía, el rojo se le veía bien.

Las cosas con Loki seguían igual de mal, después de llegar Pietro, Loki había cambiado su fotografía pero nada había pasado y la mala suerte ahora estaba con los dos, nadie pedía sus servicios y mucho menos sus bailes.

Su rubio no se aparecía y pareciera que su mal humor y su tristeza era muy notable, Loki no había dicho nada al respecto, pero un —Seguro que vuelve—había salido más de una vez de los labios de su amigo.

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