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Aquella tarde invertí casi todo mi tiempo en arreglarme.

Había elegido un vestido blanco holgado y corto de las piernas para verme un poco más alta de lo que en realidad era. Tenía que trabajar el metro cincuenta que medía.

Me ricé el cabello meticulosamente y lo cepillé para crear ondas suaves.

Nunca se verían como las preciosas ondas de Mía, pero no se veían tan mal. Me delineé los ojos por la línea de las pestañas de arriba y me puse máscara para pestañas, coloqué rubor rosado en mis mejillas y un bálsamo labial con color rosa pálido.

Me di un vistazo antes de ponerme las zapatillas plateadas de tacón que había comprado en una rebaja hacía casi un mes.

Lucía bien. Tenía mucho tiempo sin conseguir verme bien y aquella noche, estaba segura que podría arrancar un par de cumplidos de Liz.

Ella siempre lucía espectacular.

Era el tipo de chica que, así usara unos vaqueros rotos y nada de maquillaje, lucía bien.

— ¡_______!, ¡Liz está aquí! —gritó mi mamá desde la planta baja.

— ¡Ya voy! —respondí mientras tomaba mi chaqueta de mezclilla y mi bolso.

Besé las mejillas de mi padre al verlo sentado en la sala escuchando el televisor.

—Diviértete, corazón. No llegues muy tarde —me dijo con una sonrisa tímida en los labios.

—Claro, papá. —dije sonriendo.

Caminé hacia la entrada y pude ver a mi madre charlando cómodamente con Liz.

— ¡Dios!, ¡Estás preciosa, _______! —chilló mi amiga al verme.

Una sonrisa tímida surcó mis labios mientras me ruborizaba.

Mi mamá me entregó la llave del candado de la entrada y me dio mi bendición. Salimos por la puerta y pude ver el jeep rojo oscuro que manejaba Erick.

— ¡Diviértanse! —gritó mi madre desde la puerta.

Subí al auto y pude ver Erick sentado del lado del conductor.

— ¡H-Hola, Erick! —tartamudeé intentando sonar tranquila.

—Buenas noches, _______. —dijo él amablemente mirándome por el espejo retrovisor.

Liz subió a su lado y arrancamos rumbo a casa de Joel.

Comencé a darle indicaciones a
Erick sobre cómo llegar pero él sonrió mientras decía —He ido a casa de Joel antes, _______.

Me ruboricé por completo. Era obvio que había estado ahí antes pero ni siquiera me había pasado por la cabeza.

Bajé del auto de Erick de un salto al llegar a casa de Joel.

Toqué el timbre y esperé a que me abrieran la puerta.

— ¡Que me jodan!, ¡Estás hermosa, _______! —chilló Mía después de abrirme.

— ¡Ése lenguaje, señorita! —la reprendió Patricia desde atrás.

Mía rodó los ojos mientras me jalaba hacia adentro de la casa.

—¿_______? —la voz ronca de Joel me hizo alzar la mirada.

Se encontraba de pie a solo unos pasos de mí y lucía increíblemente atractivo.

Sus ojos color café resaltaban con aquella camisa blanca de botones que se le ceñía al cuerpo a la perfección. Llevaba unos vaqueros negros entallados y unos botines café oscuro mientras su cabello bailaba alborotado sobre su perfecto rostro. Una sonrisa bailaba por sus carnosos labios y una sombra de sus hoyuelos apareció en sus mejillas.

Though I can't see you- Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora