XVIII

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- ¿Joel? -mi voz salió en un susurro ronco.

La imponente figura de Joel estaba de pie junto a la cama.

Las máquinas zumbaban debido a que las había desconectado todas de su cuerpo en su intento de levantarse.

Estaba ahí. De pie, pálido, doblado ligeramente hacia adelante de dolor, con aquellos preciosos ojos fijos en la nada, los labios resecos y partidos, y expresión confundida.

-¿_______? -dijo. Su voz ronca llenó mis oídos enviando una sensación de alivio a lo largo de mi cuerpo.

Estaba VIVO. Estaba DESPIERTO. Estaba parado frente a mí después de todo lo que había pasado.

Las lágrimas se precipitaron por mis ojos mientras enfermeras y doctores intentaban hacerlo recostarse de nuevo.

- ¿P-Puedes venir a abrazarme? -su voz entrecortada me quebró aún más.

Me obligué a caminar por la habitación, tropezando con todo lo que tenía a mi paso. Me detuve frente a él y aspiré su aroma. Su altura se imponía ante mí y enredé mis brazos alrededor de su cintura con cuidado. Sabía que tenía varias costillas rotas. Él enredó sus brazos a mi alrededor y me apretó con fuerza.

Sollozos se escaparon de mis labios de forma alarmante.

Me sentía rota, cansada, aliviada, dolida..., todo lo que había aguantado a lo largo de ésas dos semanas, salió de mi cuerpo en aquel llanto alarmante.

-Estás vivo. Estás bien. Estás despierto. Estás aquí. Estás abrazándome. No te perdí. ¿No es un sueño? -dije contra su pecho mientras lloraba desconsoladamente.

Él aspiró mi aroma lentamente.

- ¿No estoy muerto?, ¡Dios!, ¡Creí que moriría y lo único en lo que podía pensar era en ti, en Mía y mi mamá! -dijo con la voz entrecortada.

- ¡Joven Pimentel!, ¡Recuéstese inmediatamente! -ordenó un médico.

- ¡Te amo, Joel!, ¡Te amo! -dije, ignorando a los alarmados médicos a nuestro alrededor.

-Aquí estoy, _______. No me he ido. No me iré. Te necesito y te amo -murmuró aferrándome con más fuerza contra su pecho.

Me aparté de él y lo obligué a recostarse de nuevo. Él aferró mi mano mientras yo intentaba correr para avisarle a Patricia y Mía que había despertado.

-N-No te vayas, por favor -susurró con miedo en la voz.

Acaricié su mejilla y lo besé delicadamente en los labios -NUNCA. A ningún lado. -prometí.

El día no fue como yo esperaba.

Se habían llevado a Joel todo el día para hacerle análisis de todo tipo y comprobar que no había nada de gravedad en su sistema. Que se estaba recuperando correctamente.

Patricia y Mía estaban tan eufóricas como yo.

La felicidad irradiaba de nosotras y, cuando le dijimos a Erick que Joel había despertado había abrazado a Patricia levantándola del suelo mientras le daba vueltas por toda la sala de espera.

Las risas no se hicieron esperar y una punzada de emoción me recorrió.

La pesadilla por fin había terminado.

-Hola... -susurré al pie de la puerta de la habitación de Joel.

Él frunció el ceño confundido. - ¿Está todo en orden?, estás muy tímida -preguntó.

El corazón me dio un vuelco.

Lo cierto era que no sabía cómo comportarme ahora. Estaba tan temerosa de que todo fuera producto de mi imaginación, o un sueño que sentía que si me acercaba demasiado, desaparecería.

Though I can't see you- Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora