Orgullo y vergüenza (Aokaga)

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La verdad que ninguno de los dos pensaba terminar en esa situación, al ser tan orgullosos ninguno quería decir lo que en verdad sentía. Desde hacía un año llevaban esa relación física que nadie más que ellos sabían, ni Kuroko ni Satsuki sabia sobre esa hermosa y violenta relación

-Ahomine ya deberías estar yéndote a casa-dijo un pelirrojo saliendo de la ducha con una toalla en la cintura y otra en sus manos secándose el pelo. Aomine gruño removiéndose sin intenciones de levantarse

-Desayuno-murmuro entre las sabanas, se deleito con la imagen que tenia en frente. Kagami de espaldas buscando que vestir ese fin de semana, Aomine sonrió feliz de despertarse así aunque cambio su cara rápidamente al ver que Kagami se acercaba

-Vamos, despierta-dijo Kagami moviéndolo-Tengo que salir-gruño quitando las mantas de golpe deleitándose con el atlético cuerpo del moreno

-¿Tanta prisa tienes, Bakagami?-murmuro sentándose en la cama estirandose. Este asintió desviando la mirada

-Kumiru quería quedar para desayunar conmigo-murmuro sonriendo arreglandose para su amigo el cual estaba detrás de cada hueso de Kagami aunque él no se daba cuenta. Aomine gruño molesto recordando ese nombre como si fueran puñales afilados en su pecho, ya hacia tiempo que ese chico rondaba a Kagami pero él se metía en medio robando le todas las oportunidades a Kumiru pero últimamente no había podido evitarlas como esta vez y tenía que ver a su pelirrojo quedar con otra persona

-Esta bien, esta bien-murmuro Aomine vistiéndose-Dejaré que te prepares para tu cita-gruño ya casi vestido buscando sus Jordas. Kagami se sonrojo al escuchar el comentario del moreno mirándole balbuceando

-No es una cita, me dijo de tomar desayuno juntos e ir a ver una partido de béisbol-murmura suave pasandole sus zapatillas

-Ya ya-dice bostezando-Llámame cuando estés en tu casa a la noche, nos vemos bakagami-dijo sonriendo y saliendo, un portazo se escucho y Kagami miro la cama donde como cada noche sus deseos más carnales sobresalían a flote entre las caricias de un chico egocéntrico y brusco aunque conociéndolo más era todo contrario. Salió rápido de casa yendo hacia su punto de encuentro

-Hola Kumiru-senpai-dijo Kagami al llegar sonriendo feliz, este le miro embobado. Era un chico bajito, con gafas algo distraído pero muy amable

-Vamos, quería enseñarte este hermoso lugar para desayunar-dijo Kumiru cogiéndolo del brazo arrastrándolo, había tanta confianza entre ellos desde que Kagami entro al club de canto. Algo que nadie sabía y tampoco quería que lo supieran, Kumiru era su senpai por un año de tal forma que Kagami siempre quedaba a su merced dejándose hacer a lo que él quiera y diga. Mientras tanto en un lugar algo lejano Satsuki Momoi discutía con su amigo de la infancia por no hacerle caso y no querer ir con ella al centro comercial

-Vamos, Daiki, me lo prometiste a cambio de conseguirte esas Jordas rojas por un buen precio-gruñe la chica golpeando la puerta del baño en el cual estaba Aomine duchándose. Suspiro al caer el agua sobre su cuerpo él esta mejor con ese chico o yo podría hacerlo feliz si le digo que... Esos pensamientos atormentaban al peliazul ya que sabia que el pelirrojo era demasiado amable con la gente pero él no podía hacer nada, no podía decir nada porque ellos no eran más que amigos sexuales. Sale con una toalla y mira a su amiga de la infancia con los cachetes hinchados

-Me visto y vamos, también quería salir-dice metiéndose a su cuarto, escucha gritos de alegría por parte de Momoi y suspira sonriendo, que haría sin esa pequeña loca en su vida. Ella tampoco sabia nada y si lo supiera le daría los mejores consejos de la historia y si es momento de saberlo. Daiki se vistió rápido, salió del cuarto y salieron a la calle. Satsuki caminaba hablando de todo mirando a todas partes pensando que Daiki le estaba escuchando

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