🌻
No lo he vuelto haber desde hace 4 días atrás, todo a transcurrido normal, decidí quizás olvidarme de su existencia pero en realidad no puedo.
Escuchar música mientras miras el techo de tu habitación es lo más relajante que puede existir, te olvidas de todo y te imaginas la vida.
No sé donde se encuentra, quizás ya regresó con ella, está bien y me alegro por él, mi mente me atrofia cada día pensando en David, su maldito beso me dejó más estúpida de lo que soy.
Llamada entrante de David:
-Hola Mady- dice con voz triste.
-¿Si?- me asombro.
-Necesito hablar contigo- sigue con su voz triste- necesito verte ahora.
-No quiero verte- digo fríamente.
-Iré a buscarte, adiós- colgó.
Me cambio rápidamente, necesito saber porque desapareció por éste tiempo, debe tener varias razones muy lógicas para creerle.
Y sí, tal como él lo dijo, llegó, sonó mi ventana, salgo y saludo, su mirada era triste, su cuerpo está urgido, su cabeza está dirigida al suelo.
-¿Qué tienes?- rompo el silencio.
Su cuerpo se balanceo al mío, sus brazos arroparon todo mi cuerpo, su respiración estaba sobre mi cuello y sus fuerzas me daban a entender que no me aleje de él.
-Sólo déjate querer- susurra.
Lo abracé fuertemente demostrándole que en realidad lo quiero. Se separa de mi lentamente, y anuncia que me siente en la vereda, mira a la nada y me dice:
-Perdón por no hablarte todos éstos días, he intentado hacerlo pero tengo problemas con mis padres y no estaba para soportar a nadie- su mirada perdida- ni yo me soporto.
-¿Qué problemas?- pregunto.
-No debe importar ahora- me mira.
-Ya vete- digo sin ganas.
Me mira lleno de enojo, su mirada no se separa de la mía, lo sigo retando de la misma forma en la que él lo hace, se para y me agarra fuertemente de mi brazo, lo sacude y grita:
-Me voy pero contigo, no vas a arruinar mis sentimientos tú tampoco- con voz ronca.
Por un momento le tuve miedo, sentía que iba a maltratarme, no me soltaba y tuve que ir dónde él quería por su agarre.
Seguíamos caminando sin decir nada, él miraba al frente fijamente, yo iba unos pasos atrás viendo su semblante.
Los postes de luz ya tenían una muy larga distancia y casi no sé lograba ver mucho.
Seguía un sendero lleno de ramas, logramos pasar ese y mi vista se aturde al ver un lugar tan brillante por la vista a una parte de la cuidad, realmente es hermoso, tiene varios asientos pero todos son para dos, David no me miraba solo agarra mi mano y me sienta junto a él.
-¿Te gusta?- dice suave.
-Me encanta- digo con voz emocionante.
-Es mi lugar favorito, aquí suelo venir sólo- mira fijamente al vacío del cielo estrellado- cuándo me siento mal.
-¿Sólo?- dudo y lo miro- o cuando necesitas ser feliz.
-Cuándo quiero ser feliz- me mira.
No respondo nada y regreso mi mirada a la bella ciudad.
El silencio era insoportable hasta que David lo rompe.
-Necesito decirte algo- dice dudoso.
-Claro- lo miro.
-¿Crees que merezca alguien como tú?- sus ojos se clavan con los míos.
No sé que decirle, le gritaría que los dos nos merecemos para hacernos un bien pero mi cabeza me dice que espere.
-Todos merecemos a alguien quien nos construya de nuevo- sonrió con boca cerrada.
-Pero quiero que tú me construyas de nuevo- me mira y toca mi mano suavemente.
-¿Por qué yo y no otra persona?- lo miro.
-Tienes todo lo que me gusta- su rostro se acerca un poco.
-¿Y tú crees que te quiero para mi?- hablo seria.
-Te derrites por mi- sonríe sarcástico.
-Ni que fueras la octava maravilla del mundo- rió a carcajadas.
-Ya verás Mady- su mirada es retadora.
-Cállate, tú y tu ego me da igual- me encojo de hombros.
Noto como le molestó mi respuesta, me deja de mirar, saca de su mochila un cigarro, lo prende y lo lleva directamente a su boca botando suavemente el humo.
-Vete- dice sin mirarme.
-Ok- trago fuerte.
Salgo de ese lugar lo más rápido posible, pongo mi playlist a alto volumen y camino sola, hace mucho frío, me abrazo fuertemente y sigo.
Llegó al parque cerca de mi casa y veo como alguien a lo lejos me alza su mano saludando, realmente no logro ver quién es, corre hacia mi.
-¿Mady de dónde vienes?- dice Aliss mientras controlaba su respiración.
-Que te importa- miro hacia al suelo.
Realmente ahorita no quiero hablar y menos con ella.
-Auch, tengo algo que contarte- guiña su ojo- creo que te va a interesar.
Me siento en las banquetas, ella sigue mi acción y comienza.
-Si no te hubieras ido rápido el sábado hubieras visto como David se postró ante un chica- ríe con gusto.
Ella no sabía nada, en realidad la miro reír y me da ganas de callarla de una vez pero solo disimulo riendo de la misma manera.
-¿Qué chica?- sonrío- y su ego donde quedó.
-Supongo que su ex- hace una mueca -Fue ridículo, Edgar me contó que él la llamó, le había dicho que la extraña y le dio la dirección de mi casa- sonríe con boca cerrada- ella llegó a buscarlo porque realmente estaba muy ebrio, David la abrazó apenas la vio y quiso besarle pero ella lo evadió.
-Wow- mencionó sin ganas.
-Pero lo humillante fue que ella solo llamó un taxi y lo mandó sólo, la ex se fue en otro- rió.
-Interesante- miro hacia el piso.
-Toda la noche pasó de perro, pasó por todas las chicas besándose y bailando tocando la intimidad de cada una- se encoje de hombros mientras da una sonrisa forzada.
-Tengo que irme- digo sin ganas.
-No vas a decir nada- pregunta.
-Ni lo conozco, no me importa- río falsamente- Adiós Aliss.
Se despide y se aleja rápidamente.
Mientras camino, imagino cada parte que me contó Aliss; y sí, realmente siento como mi alma se rompe por dentro, cada pedazo se desvanece, yo me desvanezco.
Lo odio, realmente, lo odio por quererlo, lo odio porque si me derrito por él, lo odio porque existe en mi vida, lo odio porque está jugando conmigo, lo odio porque está metiendo mis sentimientos a su bolsillo y los está aplastando sin sentir nada, lo odio por gustarme, lo odio por ser David quien me está enamorando.
Ya no quiero sentir ningún sentimiento por él, ya no quiero amarlo.
Llegó a casa y todo está oscuro, me alegro que todos estén dormidos, me recuesto y me duermo para olvidar cada palabra que dijo Aliss.
ESTÁS LEYENDO
Sus Falsas Palabras.
RomansaÉramos inversos, él tan frío, yo tan fría, éramos el invierno contra el verano, éramos como el negro y el blanco, totalmente opuestos.