CAPITULO 28

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CAPITULO 28

POV KATNISS

“Muy lentamente y sin hacer un movimiento brusco, saco una flecha de mi carcaj y la cómodo en mi arco al observar que más y más monos comienzan a agruparse alrededor del pequeño lago en el que nos encontramos y es entonces cuando mis ojos se posan en donde Peeta sigue sacando agua de un árbol distraídamente.

 —Peetaa…—Lo llamo entre dientes sin despegar los ojos de los monos y tensando la cuerda del arco, listo para disparar.

 —Espera Katniss, ya casi término —Me dice el muy idiota de mi esposo sin darse cuenta del peligro en el que se encuentra.

 —Deja eso ahora mismo y camina muy lentamente hacia acá—Le digo y es entonces cuando el voltea a verme desconcertado para después girar en dirección al árbol y toparse con las feroces fauces de uno de los enorme monos a los cuales ahora identifico como mutos.”

 Como si Peeta hubiese detonado la bomba, los animales comienzan a enloquecer enfurecidos, enseñando los colmillos y gruñendo.

 Los tres nos agrupamos en el lago mientras todos tomamos posición de ataque a medida que los monos de pelaje anaranjado se acercan con intenciones de matar.

 Las bestias asquerosas se mueven con gran agilidad entre los árboles y sobre el suelo de la selva y en menos de segundos nos tienen a los tres completamente rodeados y sin escapatoria. Es verdaderamente increíble la rapidez con la que se mueven, ciertamente son mutaciones del capitolio. Mi bebé nuevamente a comenzado a moverse y el corazón no deja de latirme a toda prisa mientras veo como los monos se van acercando cada vez más.

 Pronto apunto a uno de los mutos que se ha acercado demasiado para mi gusto por lo que sin pensarlo dos veces suelto la flecha y esta impacta directo en su cráneo, derribándolo.

 Sé que tengo que aprovechar todas mis flechas, y lo hago. A la espelúznate luz nocturna derribo a uno tras otro, apuntando a ojos, corazones, cuellos, de modo que cada flechazo suponga una muerte segura e instantánea. Estoy consciente de que yo sola no podría con tantos mutos a la vez y agradezco que Finnick se encuentra aquí atravesando a las bestías con su tridente como si fueran peces mientras los va lanzando a un lado. Peeta, por otra parte, se encuentra atacando con la espada a los mutos que se le acercan. Rápidamente las flechas se me van agotando. En el carcaj solo me quedan tres y los mutos no dejan de salir de entre los árboles. Pronto diviso una vía de escape entre el caos que va directamente hacia la playa en dirección a la Cornucopia.

 —¡Vayan hacia la Cornucopia todos! — Grito desesperada pero justo en el momento en que volteo hacia Finnick y Peeta un mono me toma desprevenida por completo al abalanzarse sobre mi provocando  que yo solo alcance a colocar con ambas manos el arco enfrenté de mi como única barrera de protección mientras ambos caemos al agua. El asqueroso mandril no deja de intentar alcanzarme con sus dientes afilados mientras yo lucho por aguantar la respiración y tratar de alejar al pesado animal de mi cara. Pasan los minutos cuando de la nada y sin previo aviso, el muto deja de moverse y se queda completamente inmóvil y sin vida encima de mi mientras unas manos fuertes me sacan del agua no tan profunda del lago. En cuanto dejo de toser, me doy cuenta de que es  Peeta quien me ha sacado del lago.

 —Vamos chicos, dense  prisa—Nos grita Finnick a los  dos mientras  Peeta  toma mi mano y ambos salimos corriendo en dirección hacia la arena pero justo a mitad del camino unas garras afiladas nos empujan obligándonos  a soltarnos de las manos .Estoy a punto de  incorporarme e ir a matar con mis propias manos  al muto que se encuentra atacando a mi esposo cuando de la nada otro mono más se aparece y yo comienzo a patearlo en el asico para intentar alejarlo de mí. Estoy atrapada y no puedo ayudar a Peeta quien se encuentra en problemas.

Los juegos del hambre En llamas : " El renacer de una esperanza" [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora