Los juegos del hambre En llamas : " El renacer de una esperanza" [EDITANDO]

CAPITULO 30 (Tercera y última parte)

 CAPITULO 30 (Tercera y última parte)

 POV KATNISS

 Me encontraba en la pradera. Había abierto los ojos y me encontraba plácidamente descansando sobre la hierba, a la sombra de un gran árbol por lo que nuevamente cerré los ojos, dejando  que el viento acariciara mi rostro. Permitiendo que los pocos rayos de sol, que se filtraban por las hojas, me bañaran con su energía.

 De pronto, empecé a escuchar unas risas infantiles a mí alrededor.

 *¿Qué es lo que estoy haciendo yo aquí?* Me pregunte a mí misma.

 No sabía por qué me encontraba en aquel lugar, no sabía que estaba haciendo yo ahí. Prácticamente no recordaba nada. Sin embargo, me sentía en completa paz y tranquilidad, y eso era lo único que me importaba.

 —Jajaja…¡Vamos papá!...jajaja — Al seguir escuchando las risas de aquellos niños  a mi alrededor, no pude evitar mi curiosidad por lo que abrí nuevamente mis ojos y me incorpore, recargándome en el tronco del árbol para observar.

 Cerca de donde yo me encontraba, divise a dos pequeños niños jugando en la pradera.A lado de ellos, un hombre de preciosos ojos azules y cabello rubio que brillaba como el oro al sol, se encontraba sonriéndoles con ternura mientras jugaba con ellos por lo que llegue a la conclusión de que él era su padre.

 Pronto toda mi atención se centró sobre la pequeña niña preciosa de pelo castaño, piel aceitunada y preciosos ojos azulados, muy similares a los de su padre. Esta niña tenía una expresión dulce e inocente, lo cual hizo que algo se removiera dentro de mí. Dos lágrimas inocentes brotaron de mis ojos.

 —¿Por qué siento tantas ganas de llorar? —Me pregunte a mí misma mientras me limpiaba a toda prisa las lágrimas y volteaba a ver al pequeño niño.

 El pequeño tenía un parecido muy similar a su padre: cabello rubio, facciones idénticas y un cierto aire de pureza y tranquilidad. Todo en él se asemejaba mucho aa….

 Agite varias veces mi cabeza por algunos recuerdos en mi mente que se distorsionaban cuando de pronto  algo más capto mi atención. Los ojos del pequeño niño eran de un color grisáceo, similar a los míos. Nuevamente, el mismo sentimiento que había sentido cuando vi a la niña se volcó en mi pecho.

 *¿Por qué estoy sintiendo esto? ¿Que estoy haciendo yo aquí?* Me pregunte a mí misma sin entender por qué un sinfín de sentimientos me golpeaban con fuerza en el pecho *¿Qué era lo que estaba haciendo antes de llegar aquí?* Esta era la pregunta que más rondaba por mi cabeza.

 Por alguna extraña razón, al ver a estos niños jugando en la pradera, una necesidad de protección y amor hacia ellos se apodero de mí. Un instinto floreció, algo maternal me hizo darme cuenta de todo…Estos niños a los cuales yo vea jugar eran mis hijos, y aquel hombre que les sonreía y los veía con devoción era Peeta, mi esposo.

 —Mami…

 Escuchar esa dulce voz infantil, hizo que saliera de mis pensamientos y que me concentrara en ver el rostro de mi niña parada justo enfrente de mí. Al levantar un poco más la mirada, pude ver a Peeta cargando al niño en sus brazos mientras ambos me sonreían.

 —¿Si, cariño? — Levante  mi mano, acariciando la mejilla de mi pequeña mientras le sonreía con ternura y amor.

 —Mami, aún falta un poquito más para que me conozcas. Todo va a estar bien pero aun tienes algo que hacer….Tienes que despertar…—Dijo tomando mi mano entre sus manitas.

 —¿Qué? —Pregunte mientras observaba confundida a mi pequeña.

 —Mami  tienes que abrir los ojos, esto es solo un sueño…Sí no despiertas, nuca podremos conocernos algún día.