Summer y Rain

PRÓLOGO

Dicen que los opuestos se atraen mientras que otros sostienen que esas mismas diferencias terminan por destruirlos, Summer no sabe nada en absoluto referente a eso, está muy concentrada viendo sus series románticas como para pensar en ello.

Adora estar con sus amigos y darle todo el cariño que sea posible, le decían que era una ternura andante y eso le agradaba. Siempre había sido así, sus padres la consentían todo el tiempo y la trataron en todo momento como una niña de siete años. Algunas veces era molesto porque ella quería salir a aventurar por el mundo y ellos no la dejaban, se excusaban diciendo que "era impulsiva y hacía las cosas antes de pensar" .

¡Que aburrido!  ¿Que caso tiene que dejes de hacer lo que realmente quieres? ¿Qué no digas lo que piensas? Para ella eso era increíble, poder compartir todo con los demás. Sus padres eran tan sobre protectores que siempre debían vigilarla, saben que cuando una idea cruza por su mente ni siquiera piensa mucho antes de hacerla.

Al igual que su nombre. Summer. Que significa "Verano". Se consideraba como un gigantesco sol, cálida y alegre con todos, o así trataba de ser, se ha dado cuenta que de esa forma, aunque digan que es infantil, logra hacer feliz a muchas personas, los hace reír y les sube el ánimo, y eso es mas que suficiente.

Repasó de nuevo en su nombre, y recordó cuando aquel chico llegó a la puerta de su casa acompañado de su padre. Llevaba una maleta en su mano izquierda y su semblante tan serio, sereno, despertó su curiosidad. 

—¡Soy Summer Jones! Bienvenido a Casa! —Lo saludó animadamente con una amplia sonrisa.

Él la observó fijamente sin inmutarse y con una falsa sonrisa, respondió:—Soy Rain Growney.

Abrió la boca asombrada y con emoción, exclamó:—¿Rain? ¿Cómo la lluvia?

Sí... él era como la lluvia, frío y distante. Pero, a pesar de todo, la lluvia le da vida a la naturaleza, puede llenar completamente a una persona con sus gotas, puede darle un día de diversión a los niños traviesos que se bañan en las calles, puede darle un tiempo de nostalgia y paz a quiénes sufren y se tranquilizan viéndola caer.

Así era él, una lluvia constante que te hacía sentir frío pero que cuando sus gotas caían sobre ti, te hacían sentir tranquilo y acompañado, calmado.

Y es que toda lluvia, al finalizar, tiene su propio arco iris.