CUATRO

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Me alegra haberle sacado información a mi madre, ahora entiendo mejor a Rain, aunque no mucho, sigue siendo un completo enigma para mí, no obstante, se me ha subido increíblemente el ánimo.

Continué viendo mi serie, por fin pude saber que pasaba con ellos. Tomé el último trago que quedaba de mi chocolate caliente, ¡Rayos! Solté un bufido de molestia, es tarde, no debería estar despierta pero solo me falta un capítulo más. Le puse pausa al vídeo y decidí ir por un poco más de chocolate.

Abrí la puerta con cuidado y la dejé así, caminé tratando hacer el menor ruido posible y bajé las escaleras lentamente, mi corazón latiendo aceleradamente, ¡Qué nervios! Llegué al ultimo escalón y suspiré con alivio. Abrí la puerta festejando en silencio y casi doy un grito de terror al ver a Rain sentado frente a la mesa con una taza en sus manos.

Se giró a mirarme y arrugó las cejas con confusión, posiblemente pensando en qué rayos haré despierta. Me puse una mano en el corazón con la respiración agitada, carraspee un poco y sonreí con inocencia, aún con los nervios a flor de piel.

—¡Hola, Rain! Me alegra verte. —saludé, agitando mi mano con entusiasmo.

Él se encogió de hombros y miró hacia otro lado, ignorandome por completo. Tan cruel como siempre. Hice un puchero con mis labios mientras me adentraba al lugar, caminé hasta la nevera y saqué una barra de chocolate, era la última que me quedaba, y fue porque la escondí, sino mi madre ya se la hubiera comido.

Busqué con que encender la cocina y no lo conseguí, ¡Rayos! Continué moviendo las cosas para ver si lo encontraba y no obtuve resultados. Suspiré con pesadez y me giré en dirección al microondas, lo miré con desconfianza. No he tenido buena experiencia con eso. Me froté la cara con las manos tratando de pensar que podría hacer.

—No puedo creer que ni siquiera sepas calentar chocolate.—ironizó, sonriendo con burla.

Me emocioné más de la cuenta. Lo miré fijamente con una amplia sonrisa y caminé con pasos rápidos hasta quedar frente a él. Rain está excesivamente quieto, como aquella vez que le di el abrazo. Me reí con gracia al ver su reacción, me observa expectante, analizandome con su mirada.

—¿Podrías calentarlo por mi? —pedí, juntando ambas manos frente a mi cara con súplica.

Él siguió sin inmutarse, con sus ojos clavados en los míos, no dejé de sonreír. Me emociona el hecho de que me haya hablado primero, sin yo decirle nada. Es un gran avance. Al final se rindió, soltando un suspiro de resignación.

Le di la taza y él dejó la suya encima de la mesa. Miré de reojo y vi que era café, ¿Acaso le gusta? Bueno si lo está tomando es por algo. Me senté donde antes estaba sentado y me quedé observándolo en cada movimiento que hace apoyando mi rostro en ambas manos.

Es divertido verlo buscar donde echará el chocolate, su expresión neutra aunque suave, parece concentrado en lo que está haciendo. Un montón de preguntas cruzaron por mi mente, ¿Debería decirle? Quizás me responda, no pierdo nada con intentarlo.

—¿Cómo estuvo tu día?—inquirí, sin dejar de mirarlo.

—Bien. —fue lo único que dijo.

Pero, ¡Me respondió! Es un avance tan grande, por lo menos no dijo "No es tu problema" o no me ignoró. Me contuve de reír en voz alta porque seguramente se alejaría si lo escuchara.

—Me fijé que estabas tomando café, ¿Es tu favorito o prefieres el chocolate como yo? —continué interrogandolo.

—Si, me gusta.

Puse mis manos en mis mejillas, ¿Por qué las siento calientes? ¡Rayos! Supongo que es la emoción. Siento que de alguna forma se está abriendo conmigo, y eso me agrada no sé por qué. No me está mirando, tiene su vista fija en el microondas, esperando a que termine la cuenta regresiva.

Summer y RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora