Kara Danvers tiene diecisiete años y es la típica adolescente con mala suerte que está enamorada de una de las chicas más temidas y respetadas de su instituto, con la cual cree no tener oportunidad alguna. Sin embargo ellas no son desconocidas, sino...
Al salir del hospital con una madre completamente furiosa, nos dirigimos al estacionamiento del recinto. Una vez estando allí Lena se despidió de todos con un beso en la mejilla, bueno, en realidad de casi todos puesto que a mi solo me sonrió y me dedicó un movimiento de cabeza. La verdad esperaba que agitara su mano en señal de despedida, que me abrazara, me besara, me tocara... no sé, lo normal.
Finalmente se dirigió a su coche, el que por cierto era muy lindo, nada exagerado pero lindo, y salió en este a una velocidad impresionante, por poco creí que era familia de Toretto.
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—Y ahí se va el amor de mi vida— Susurré mientras daba un suspiro. Esa ojiverde me tenía completamente enamorada.
—Que mala suerte la tuya, nada más mírame a mi— Habló Sammy, sentada en las piernas de Alex. Mi pobre hermana estaba con la cabeza hacia atrás, completamente dormida.
—Muy bien chicas, arriba los traseros— Habló papá.
Queriendo parecer fuerte hizo intento de subir a Alex sin ayuda, pero fue un completo fracaso, pues mi hermana estaba igual que un muerto. No tenía dudas de que le habían dado sedantes para evitar el dolor.
—¿Te ayudo, papá?— Mis palabras no salían con mucha claridad.
—No gracias— Dijo rápidamente, negando con la cabeza repetidas veces— Dudo de que seas capaz de subir tú sola— Se burló— Eliza, cariño, ¿podrías ayudar a Kara y a Sam para que logren subir?— Le preguntó a mamá.
Ella asintió con una mirada asesina, en ese momento le recé a todos los santos que se me vinieron a la mente, no quería enfrentar la furia de Eliza Danvers.
Cuando ya estuvimos todos dentro del auto, nos pusimos en marcha. Cuando salimos del recinto papá encendió la radio para que no fuéramos en un silencio incómodo, eso por la carita que tenía mi madre. Todo iba bien hasta que me di cuenta de la canción que estaba sonando, en cuanto oí "The stars, the moon, they have all been blown out" supe lo que vendría después
— ¡You left me in the dark!— Alex cantó a todo pulmón, logrando que nuestros padres y Sam dieran un pequeño brinco, se suponía que ella estaba durmiendo.
Luego de aquel show que nos ofreció mi hermana Sam se puso a chismear con nuestra madre durante los siguientes 20 minutos, no dejaron de batir la lengua hasta que llegamos a la casa, fue impresionante como se hizo de corto el viaje entre chismes. Apenas papá se estacionó me giré de golpe y bajé a Sam de un empujón, puesto que no se quería mover, segundos después miré hacia la casa de mi amiga y vi que la señora Arias venía hacia nosotras a toda velocidad.
—¿Que sucedió?— Preguntó apenas llegó— Por las barbas de Merlín... Samantha ¿que rayos te sucedió?— Cubrió su boca con la mano.
—Por favor no me regañes, Patricia. ¡Acabo de pasar la mejor tarde de mi vida con la chica que me gusta!, así que te suplico que no lo arruines— Pasó por su lado y se fue a casa, dejando a su madre completamente sorprendida.
