Kara Danvers tiene diecisiete años y es la típica adolescente con mala suerte que está enamorada de una de las chicas más temidas y respetadas de su instituto, con la cual cree no tener oportunidad alguna. Sin embargo ellas no son desconocidas, sino...
Por un momento sentí mucho miedo, no decía palabra alguna y tampoco se alejaba de mi cuerpo.
- Lutessa ¿Estás bien? ¿Te sucede algo?.
- ¿Bromeas? Tengo los nervios de punta.
- Pero de qué hablas.
No respondió nada, solo me guió hasta uno de los pasillos. Allí habían paramédicos y también se econtraba la enfermera del instituto observando la situación con bastante nerviosismo.
- ¿No que ésta ya se había graduado?- Preguntó Eve, llegando a nuestro lado y regalándole una sonrisa a Lutessa en forma de saludo.
- Repitió el año. Creo que tuvo problemas con la profesora de matemáticas que reemplazaba a Siobhan. Y bueno, tampoco es como que hiciera mucho en clases- Contestó la ojiverde, enganchada de mi brazo y a la vez temblando.
- Señorita, su hijo ya viene en camino, es hora de irnos al hospital o dará a luz aquí mismo- Informó una paramédico.
- Hasta el último día ¡Sino no me llamo Lucy Lane!.
- Mierda, voy a ir con ella.
Dicho ésto me separé de Lutessa y corrí hasta donde se encontraba la multitud, una vez estando allí Lucy me miró aliviada y tomó mi mano para apretarla con fuerza, no lo voy a negar, casi suelto un grito por tal apretón que me dio.
- Kara no dejes que me lleven, aún falta para que termine la clase- Chilló- Prometo que puedo aguantar otro poco, este niño no nace hasta que yo lo diga y por ahora no lo hará.
- Ya rompió fuente y debemos llevarla al hospital lo antes posible- La paramedico me miraba atentamente, como pidiendo por favor que convenciera a la chica.
- Lucy, no puedes hacer esperar más a...
- ¡A un lado!- El grito de Imra nos asustó a todos- Contéstame una cosa Lucy Lane, ¿Acaso crees que la bendición va a esperar que termines la clase de cálculo? ¿O qué? ¿Esperas a que salga con gafas puestas y calculadora en mano? No mi amor, así que ahora deja que esta gente haga su trabajo y te lleven a parir de forma normal, o te juro por el de arriba que yo misma te saco el niño a satenazos.
En cuanto mostró a Dolores Lucy se aferró a la camilla y abrió los ojos como platos.
- ¡Ya pueden sacarme de aquí, pero háganlo rápido!- Pidió desesperada.
Seguido de ésto mi amiga caminó en dirección al salón nuevamente.
- ¡Así se hace esta mierda!- Fue lo último que dijo.
Los dos compañeros de la paramedico se llevaron la camilla y ella se encargó de entrar al salón de clases para tomar la mochila de Lucy. Mientras todo ésto sucedía Eve y Lutessa se pusieron a mi lado para mirar hacia el salón, todos estaban boquiabiertos incluyendo a la profesora.
Desde adentro pude notar como la paramedico se colocaba la mochila al hombro y me sonreía.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.