Con sigilo recorrió la sala de estar, entre la oscuridad de la madrugada.
Agradeció que el mobiliario aún no hubiera llagado por completo, de lo contrario seguramente ya habría chocado con todo.
Vio sobre la mesa la cartera de su madre y sus ojos se iluminaron.
Tarareando en su mente Crazy in Love, de Sofia Karlberg abrió el bolso, tanteando su interior en la oscuridad, hasta tocar lo que buscaba.
Sacó la billetera de su madre y la abrió, revisando el dinero que había en su interior.
Unos pocos dólares, sonrió con tristeza y sacó de su propio bolsillo el dinero que había ganado esa noche, lo metió en la cartera de María y devolvió ésta a su bolso.
Lo dejó en su sitio y caminó hasta la cocina en busca de una bolsita con hielos del refrigerador. Cuando la tuvo se quitó la abrigada chaqueta y el suéter bajo ésta, posando la bolsa contra su hombro por encima de su camiseta.
El pole dance era duro. Al menos logró hacer pasar desapercibido su dolor en el tubo.
Vio el reloj del microondas, cuatro de la mañana. Suspiró frustrado, reemplazar a Ezor fue mala idea, esos viejos verdes parecían no dormir, a pesar de su edad.
«Quizás ver culos de los que podrían ser sus nietos es su razón de vivir.» Pensó Lance con asco.
Cuando el hielo adormeció el hombro adolorido del chico devolvió la bolsa al congelador y de puntillas subió las escaleras para ir a su habitación.
Se quitó la polera y los pantalones, quedando únicamente en ropa interior, abrazando la calidez de su hogar.
Se dejó caer en el suave colchón, soltando un suspiro cansado.
—Lance, Lance, cariño, despierta —su madre lo movió suavemente—. Mijo' levántate, Allura acaba de llamar, ya viene por ti.
El moreno gruñó por lo bajo y abrió sus ojos, encontrándose con la mirada amorosa de su madre.
Instintivamente sonrió y asintió.
Se sentó en la cama y su madre lo vio con horror.
—Dios mío, Lance —exclamó en su idioma natal, el chico la miró confundido y adormilado—. ¿Qué te pasó en los brazos?
Lance maldijo para sus adentros.
—Oh, hace unos días me tropecé y caí —mintió, hizo un puchero que enterneció a su madre, quien paso una mano por su castaño y alborotado cabello de recién despertado.
—Ya vístete, y ten más cuidado, bebé —besó su cabeza y salió del cuarto.
Lance suspiró.
Se levantó y alistó para esperar a su querida prima.
—¡¿Mañana?! —la voz alterada del latino hizo reír al resto del team Voltron.
—Upsi, olvidé decírtelo, primito —habló Allura, avergonzada.
El moreno la miró mal.
—Pero puedes ir, ¿no? —volvió a preguntar el samoano.
—¡Pero claro que si, Hunk! —pasó su brazo por los hombros de su amigo—. Jamás me perdería tu cumpleaños. Sólo debo avisarle a mi jefe que no iré y ya está.
—¿Trabajas? ¿Tú? —preguntó la italiana incrédula.
—Sí —se cruzó de brazos, con una sonrisa de suficiencia en su rostro—. En una cafetería en las noches —mintió.
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Mentirosos [Klance]
Fanfiction𝐊𝐋𝐀𝐍𝐂𝐄. Keith mentía mucho, y era bueno en eso, pero nadie superaba a Lance McClain. Sólo un mentiroso puede reconocer a otro.