V. De juegos de niños y juegos de adultos

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Durante toda la mañana el teléfono del coreano sonó y sonó, desde temprano.

—Kogane, apaga tu cosa del demonio, aún falta —revisó su celular—, cuarenta y tantos minutos para que suene la alarma —gruñó.

Su cara estaba pegada a la almohada, con un gruñido levantó su torso de la cama y se afirmó en la espalda del moreno -quién se quejó- para tomar su celular de la mesita de noche y desconectar el cargador.

—Es James... —susurró, el menor volvió a gruñir sin darse cuenta, y volteó la cabeza al chico cuando éste se sentó en el colchón y contesto—. Hola.

Lance lo miró con atención, tratando de oír lo que decían del otro lado de la línea, pero no oía nada.

—Oh, mh, no -se mordió su labio—. No, si, si lo sé, sólo que no estoy de humor... Si, bueno, adiós —colgó y volvió a acostarse en la cama.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Si, si... vuelve a dormir —cerró sus ojos, hasta que sintió un dedo dentro de su nariz—. ¡Iugh, Lance! —le apartó la mano de un manotazo.

—¿Estás bien? —volvió a preguntar.

Keith no pudo evitar sonreír. Sintió como su estómago se sentía efervescente y no pudo evitar sentir calidez y... miedo.

—Me preguntó si me recogía hoy... y le dije que no —frunció sus labios—. No tienes ni idea de lo decepcionada que sonó su voz... pero, creo que no estoy listo para verlo, necesito pensar.

La morena mano del castaño de posó en la mejilla del ojivioleta y la acarició con cariño.

Ambos intercambiaron una mirada pero ninguno dijo nada.

—Chicos, ya —rió Keith—, no es necesario que sigan disculpándose —rascó su nuca, avergonzado por toda la atención que le daban sus amigos.

—Pero fuimos muy malos —habló la latina con pesar—, si tu de verdad amas a James no tenemos porqué meternos.

Tanto el coreano como el cubano se tensaron al oír las palabras de Allura. Rápidamente el más bajo guió su vista al chico, quien le devolvió la mirada, pero así de rápido Keith lo miró, aparto la mirada.

Lance suspiró y frunció el ceño al ver al castaño -aún- novio del chico que dormía en su cama acercarse al grupo por la espalda del coreano.

—Keith, necesito hablar contigo —jaló al de tez lechosa y lo arrastró por el pasillo a paso rápido.

Los demás se vieron confundidos. Shiro fruncio el ceño y vio a James llegar con ellos, viendo por donde se habían ido su novio.

—Hola, chicos —saludó sin ánimo en su voz y se dio media vuelta, volviendo con su grupo de amigos.

—Eso estuvo raro —mencionó Allura, frunciendo sus cejas.

—Si, ¿creen que Lance y Keith...? —la castaña dejó la pregunta abierta, pero hizo un gesto con sus dedos índices donde los juntaba repetidas veces que les dio a entender su intención al resto del grupo.

El moreno posó su mano bajo su mentón, viendo el techo del pasillo, pensativo.

—La verdad si se veían bastante cómodos en mi cumpleaños —acotó Hunk, como si fuera una revelación.

—Pero Keith aún está con James —dijo la morena.

—No creo que Keith sea capaz de engañarlo —agregó Shiro.

—¿Y si él quiere terminar con Griffin? —preguntó Matt.

—Oh, mierda. ¿Y si es nuestra culpa? —la castaña miró a su hermano con horror.

Mentirosos [Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora