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"Vamos, hace días que no sales con nosotros, te extrañamos." La voz de la mujer se escuchaba calmada, como siempre.

—No me vengas con eso, tengo trabajo, no molestes.

"De nuevo metido en asuntos de tu hermano, ¿no es así?" Cuestiono de manera abrupta

—Eso no es asunto tuyo, si tanto quieres verme porque no has venido, tú y los muchachos saben dónde está mi casa.

Colgó, sin dar tiempo a que respondiera, nunca tuvo algo que ver con ella, pero al parecer esa amistad que se profesaban se había malinterpretado, al menos para ella, suspiró de manera pesada, tenía que salir lo antes posible.

•~•~•~•

Había estado tratando de contactar a ese hombre, pero no pudo hasta ese día, después de la llamada de esa mujer y de una salida al bar lo llamo, con suerte le contesto y lo cito en el mismo lugar donde lo había conocido, en cuanto llego, se sorprendió, hacia meses que no le veía pero nada había cambiado en él, era igual, su cabello dorado, esas gruesas cejas y esos ojos.

Entro con aires de superioridad y tomo asiento a un lado de él, con la mirada perdida y la mente divagando en cosas sin importancia, el hombre junto a él lo observo detenidamente, podían ser de la misma edad pero eran muy diferentes, cada uno tenía sus convicciones y sus propios criterios.

—Estoy harto.

El rubio lo miró con interrogante, rara vez se quejaba de su trabajo, más bien nunca lo había hecho y ahora parecía inmerso en ello y absorto de todo lo que pasaba a su alrededor, solo tenía una opción en ese momento, tratar de consolar al muchacho a lado suyo, suspiro y puso una mano sobre su hombro.

— ¿Del odioso de tu hermano o del trabajo que tienes para cumplir sus caprichos?

—De ambos, no sé qué sucedió, pero tú sabes algo, quiero que respondas unas preguntas.

—¿Ahora me vas a interrogar?— pregunto con una ceja arqueada el rubio.

Solamente asintió, ahora todo tenia sentido, había recordado que el rubio que tenia a su lado había sido contactado por su hermano hace tres meses, el apellido había salido en las noticias después de esa llamada y ahora el tenia asuntos con un miembro más de esa familia.

— ¿qué relación tienes tú con el asunto de Sargas?, si mal no recuerdo mi hermano te llamo para un asunto con esa familia.

—Oye, eso paso hace meses ¿Cómo quieres que me acurde de eso a la perfección?, ni siquiera recuerdo ese apellido.— era cierto, el rubio no recordaba nada de ello, simplemente cumplió con su trabajo, tomo su pago y se fue.

—Te refrescare la memoria un poco, hace tres meses mi hermano te encargo que eliminaras a una familia completa ¿no?

— ¿Te refieres al empresario, el que murió en el accidente de auto junto a su esposo?, si es él, lo recuerdo, Kardia Sargas, si, pero ¿que tengo que ver con eso?, nunca te ha interesado saber sobre tus "presas" y ahora bienes a preguntarme como si fueras detective.

Un suspiro largo y pesado salió de sus labios, estaba metiéndose en algo sumamente delicado, investigando a espaldas de su jefe, hablando con él hombre rubio que tenía enfrente, posiblemente queriendo sacar una respuesta que calmara la incognita que había surgido el dia en que vio la información en la carpeta, la fotografía y finalmente a ese muchacho en su casa.

—Sácame de la duda, exactamente que te mando a hacer mi hermano.

—Dijo que quería a Sargas fuera de sus planes, no solo a él, sino también a toda su familia, no quería inconvenientes, pero solo me mando dos carpetas de información, la de Sargas y la de su esposo. —dijo el rubio sin quitar la mirada de su vaso lleno de vodka.

—Mataste a los dos en el accidente, pero no a su hijo

—Estás loco, esos dos no tenían hijos. — rio nervioso, ¿Cómo podía ser posible?

—No estoy loco, ese muchacho es el próximo en la lista y según la información que me dio, ese chiquillo es su hijo. — respondió con toda la calma del mundo y saco la carpeta que tenia la información del joven.

No dijo nada, solo vio la información, era verdad, Milo era hijo de esos dos, ahora era el próximo en morir, era muy fácil deducir la razón, habían hablado de ese asunto, por un momento pensó en que era una completa farsa pero que equivocado estaba.

—No lo are.

—Sabes que me mandara por tu cabeza si no lo haces. — el rubio había desarrollado un cierto aprecio por el otro muchacho y no quería que por una tontería así lo mandaran a matar.

—Ya me las arreglaré para no terminar en tu lista

—Solo ten cuidado.

El menor asintió, siguieron hablando de los asuntos con esa familia y la posible razón de que quisieran desaparecer a ese muchacho, más claro no lo podían tener, sería un poco difícil librarse de un castigo ejemplar pero no iba a desistir, ya no había vuelta atrás y en esos momentos tenia el apoyo del rubio y posiblemente si hablara muy seriamente con esa mujer y los muchachos, también tendría su apoyo, no por nada todos lo querían de su lado, pero tampoco quería desatar una guerra contra su hermano, lo quería, si, pero estaba como ya lo había dicho, harto de la misma situación, solo lo llamaba para hacer el trabajo sucio, lo felicitaba después de haberlo cumplido, le daba su respectivo pago y de nuevo volvía a ser el hermano frió que mas bien parecía un dictador que un jefe.

Se sentía tan bien volver a reír sin preocupaciones, después de todo no era una maquina asesina, era un ser humano como todos, con sentimientos y aficiones, además era joven, 24 años para ser exactos, había olvidado como era la vida más allá de su trabajo y de nuevo, gracias a ese rubio pudo disfrutar una vez más.

Se levantó de su asiento, pagó los tragos que habían pedido y se dirigió a la salida seguido del rubio que no dejaba de mirarlo, estaba preocupado por su amigo, por todo ello alguna vez le había propuesto cambiarse de bando, junto a el y "el lado oscuro", como denominaban a su equipo, pero se había negado diciendo que su hermano lo necesitaba; ahora estaba dispuesto a hacer todo por él, aunque a fin de cuentas solo recibiría su amistad y nada más.

—Cuídate... amigo. —Dijo el rubio despidiéndose de joven.

—Nos vemos pronto... Radamanthys.

Entre tu amor y tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora