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Estaba frente a una cafetería a las afueras de Grecia, esperando la llamada de Kanon o que su auto aparcara justo frente a él, jugaba con sus dedos, su mirada se había distorsionado por la preocupación y el nerviosismo que tenía en ese momento, quizá era demasiado arriesgado comenzar a hacer suposiciones de la tardanza de su amigo, Sorrento no podía evitar tener en ese momento ideas tan fatalistas y tal vez extremistas, soltó un suspiro intentando calmarse pero no sirvió de nada, tomo entre sus manos su teléfono dispuesto a marcar aquel número que se sabía de memoria.

A punto estaba de presionar el botón cuando el auto de Kanon aparco justo frente a él, no dijo nada solamente se levantó de su asiento y corrió hasta quedar a la altura de la ventanilla la que Kanon bajo; aquellos ojos estaban perdidos en un limbo de dolor y tranquilidad, eso sorprendió a Sorrento quien solo lo cuestiono con la mirada.

—Radamanthys está muerto al igual que mi primo Shaka. — dijo y su mirada entristeció aún más.

No podía creerlo, ¿qué había sucedido?, no estaba seguro de ello pero seguramente Kanon le daría esa información más tarde, con una seña se dirigió a su propio auto y siguió por aquella calle a Kanon, esa tarde o quizá al día siguiente llevarían a Radamanthys a su tierra natal y ahí dejarían que su cuerpo descansara eternamente.

•~•~•~•

El dato de los planes adelantados les cayó de sorpresa, sabían que hacer y estaban totalmente listos, solo faltaba que su informante les diera la señal, aquella que significaría el fin de todo, por fin derrocarían al imperio que se alzó a cuesta de muchas vidas inocentes. Io debería estar ahora siguiendo los pasos de aquel hombre y de Shaina, poniendo atención a todos sus movimientos como aquella vez en el edificio aledaño a donde se reunieron.

Estaba listo para mandar la señal a su compañeros, a sus hermanos de otra madre, había escuchado un par de disparos en el edificio que vigilaba pero le restó importancia ya que ese, seguramente no era asunto suyo; puso mayor atención a cuatro autos que salían de la parte trasera del edificio, los siguió con ayuda de un GPS y de su auto, para su sorpresa no se trasladaron a otro edificio si no que estaban entrando a un aeropuerto, rápidamente marco en su teléfono uno de los números que bien conocía.

"¿qué sucede Io?" pregunto la voz del otro lado de la línea.

—Se nos escaparon, Bian, eso sucede, esos bastardos nos han evitado una vez más. —Su voz sonó enojada, llevaban casi dos años siguiéndoles el rastro pero como las veces anteriores habían fracasado.

"¡Caray!, no puede ser, ¿qué piensas hacer?"

—Investigar a dónde van, ¿sabes algo de Kanon? — pregunto con un sentimiento de haber olvidado algo muy importante.

"Si, Sorrento llamó diciendo que había funcionado pero..." Bian se detuvo un poco antes de decirle la fatídica noticia.

— ¿Pero?, ¿Que sucedió?, escuche dos disparos, no me digas que...

"¡No!, bueno es que..., solo te diré que no hay que preocuparse por Shaka Geminorum, pero..."

—Eso es una buena noticia, excelente. — aunque se tratara del primo de Kanon, Io no podía ocultar un poco de alivio, seguía siendo su enemigo y uno de los peones de ese hombre.

"Nunca me dejas termina Io, Radamanthys también está muerto"

No, eso no podía ser verdad, debía ser una broma, eso sí que no, Radamanthys no podía estar muerto, sabía que ese enfrentamiento y esa idea tan alocada podía desencadenar algo un poco fuera de los planes más no algo tan drástico como ello; Io empalideció al escuchar tal noticia, no conocía muy bien a ese chico pero por alguna razón lo había conocido aquel día en la mansión cunado hablaron del plan y le había agradado su forma de ser, se negaba a creer que ya jamás lo volvería a ver.

—No me digas esas cosas Bian, no puede estar... bueno, tu sabes. — se podía notar el nerviosismo de Io.

"no te miento, es verdad y lo peor de todo es que a Kanon pareció afectarle demasiado" Bian también se sentía mal por ello pero por una parte le agradecía a todos los dioses que Kanon estuviera vivo.

—Ya no me digas más, terminare con lo que comencé, luego nos vemos Bian.

No le dio tiempo de responder, aparco el auto y bajo, con mucho sigilo siguió a las cuatro personas que caminaban rumo a la puerta correcta para abordar el vuelo con número 261 con destino a la nación conocida por tener una de las mejores cervezas de toda Europa; suspiro y mando un mensaje a todos los integrantes del "imperial sea" con la información obtenida, eso solo significaba algo: cambio de sede más no cambio de planes; saló de ahí rumbo a la mansión para después proseguir con lo acordado y planeado ese día.

•~•~•~•

Luego de ver como el cuerpo de Milo caía al suelo, el hombre salió de la oficina seguido de Saga, se dirigieron a otra habitación donde Aioros los esperaba con una sonrisa de satisfacción, solo faltaba que Shaka y Shaina llegaran, después de unos minutos escucharon un par de disparos que pusieron alerta a todos los presentes en aquella sala.

— ¿qué sucede señor Shion? —Pregunto Saga con un poco de nerviosismo, esos dos disparos podían haber sido para su hermano.

Shion no respondió a su pregunta, simplemente le ordeno al castaño que fuera a investigar sobre ese asunto, el chico no muy convencido de sus acciones se fue en dirección al último piso y lo único que encontró fue a Shaina con el cuerpo de Shaka en los brazos como si este estuviera solamente dormido, su semblante se veía tan tranquilo y con mucha paz que Aioros sin pensarlo derramo unas cuantas lágrimas, si sus ojos no lo engañaban la mirada de Shaina tenía odio y a la vez una profunda tristeza.

Sin pensarlo dos veces, el castaño volvió a donde estaban su aliado y su jefe, les dio aquella noticia y como si se tratara de un rayo, Saga salió lo más rápido que pudo, se detuvo en seco al ver con sus propios ojos la imagen de una cruel realidad, con lentitud se acercó a donde yacía el cuerpo inerte de su primo, su mano toco su mejilla pálida y que había perdido un poco de su calidez, apretó los dientes evitando un grito de dolor.

No pregunto nada, solamente tomo su teléfono y marcó el número de los padres de su primo, dándoles la fatídica noticia, espero un poco para que ellos legaran y siguiendo a su jefe y a sus aliados tomó su auto y condujo hasta su destino previsto, abordaron el vuelo 261 con destino a la gran Alemania; sin importarle su hermano o lo que le pudo haber pasado, ya tendría tiempo para ello, ahora solo quedaba aterrizar en tierra Alemana y proseguir con el asunto de Sargas, su empresa y su herencia. 

Entre tu amor y tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora