24

87 5 2
                                    

Los dedos de Shaina apretaron el gatillo pero ni una sola bala salió, eso era en demasía, un golpe de suerte, un golpe que Milo no desaprovecho, si instinto le guió en ese instante y lo único que pudo hacer fue hacer su cabeza hacía atrás con la fuerza suficiente para causar dolor en la mujer que lo mantenía prisionero, cuando hubo estado libre volvió a emprender el paso atreves de la calle; en ese preciso momento Tethis llegaba en su ayuda, Shaina aún tenía el arma en sus manos por lo que Tethis no hizo más que apretar el gatillo de su arma dejando escapar una bala que impacto de lleno en el cuerpo de la otra mujer, sin herirla de gravedad pero si lo suficiente y necesario para que no pudiese moverse.

Los pasos de Tethis eran rápidos, necesitaba alcanzar a Milo y decirle que todo estaba bien, que había terminado todo, que sería libre junto a Kanon y que por demanda ella debería ser la madrina en la boda; horror... eso fue lo único que pudo sentir en ese momento, cayo de rodillas al presenciar aquella escena, fatídico destino y una acción que seguro le costaría un poco más que su vida.

En cuanto pudo liberarse de Shaina sus pasos atravesaron la calle sin otro objetivo que no fuese escapar de ahí, un claxon fue lo único que escucho antes de que aquel auto impactara de lleno con su cuerpo dejándolo inconsciente; Tethis se acercó a él tomándolo con sumo cuidado comprobando que su corazón aun latía, el conductor de aquel auto se ofreció a llevarlos al hospital más cercano, solo pudo aceptar, había reconocido su error y asumiendo la responsabilidad de ello.

Mientras iba en el auto, llamó a Io y le contó la situación diciéndole también en donde se encontraba Shaina para que pudiese llevarla a donde pertenecía; iba rogándole a todos los dioses que Milo estuviese bien y que nada malo le hubiese pasado, lo veía con el semblante tan calmado que parecía solo estar dormido, bajó la mirada, si tan solo hubiese detenido a Shaina antes...

Ya era tarde para pensar en un quizá y en el hubiera, no existían, lo hecho, hecho estaba y nada de lo que pudiese realizar cambiaría el pasado, nada, solo pensaba en un futuro que posiblemente no existía, la utopía en su mente se iba transformando poco a poco en una destopía fatídica y tétrica; sacudió su cabeza, no era momento de pensar en cosas desagradables; en cuanto llegaron al hospital, la sala de emergencias fue su destino, con dolor en el corazón y nerviosismo vio la camilla alejarse, en el letrero de aquella puerta de ingreso se podía leer "URGENCIAS MEDICAS".

•~•~•~•

Julián veía lo que habían logrado, el mayor triunfo del "imperial sea", el único que se merecía una celebración a lo grande, el líder y los aliados yacían esposados y desarmados frente a él, todo aquello que planearon en el pasado dio resultado, uno positivo; después de algunos minutos Io entró en compañía de Bian, ambos con una mujer, esposada y con una pequeña herida de bala en la pierna izquierda; Julián sonrió y comenzó a buscar a alguien más con la mirada, hacían falta dos personas en ese asunto.

Su paciencia estaba al límite, busco por todo el edificio sin encontrar ni un indicio del paradero de aquellas dos personas faltantes, iba a dar una segunda ronda para ver si acaso los encontraba pero fue detenido con delicadeza por una mano, su mirada se alzó encontrando a Io con la mirada llena de preocupación y con matices de tristeza, tragó saliva, esa era una muy mala señal.

Io estaba con un nudo en la garganta, después de la llamada de Tethis supo que todo había salido bien, solo faltaba ir por esa mujer, lo que más le sorprendió fue oír el desenlace de aquella escena, no podía creerlo, una vez más aquel muchacho había salido lastimado; ahora estaba en un dilema consigo mismo, no obstante dijo lo que creyó necesario.

Sorpresa, solo eso se veía en los rostros de aquellos muchachos, también se debatían entre esperar a los refuerzos o ir con Tethis, muchas emociones en ese pequeño espacio; Sorrento y Kanon salieron de ahí rumbo al hospital, al único que conocían en esa área mientras los demás se quedaban a esperar.

El kilometraje de aquellos autos era demasiado, ninguno le dio importancia a ese asunto solamente querían llegar, uno de ellos por amor y el otro por simple simpatía, cariño y amistad; ninguno de los dos pensaba en otra cosa que no fura llegar a su destino, no podían pronunciar más que plegarias a todos los dioses para que Milo estuviese bien.

Un poco de tragedia no le hace mal a nadie, a menos que el desenlace de esta no sea positivo, un poco de tensión es bueno siempre y cuando al final todo marche bien, un poco de dolor no afecta siempre y cuando no sea un puñal la corazón; no obstante todo lo anterior estaba puesto en charola de plata para que el destino hiciera de las suyas, ya fuera para bien o para mal.

•~•~•~•

Se quedaron con la preocupación, quizá no era un buen momento para celebrar, la vida de Milo aun corría peligro o eso dijo Io, pero lo que les importaba en ese instante era que la puerta de aquel recinto se abrió para dar paso a los refuerzos que Julián había llamado para que procedieran a devolver los hijos pródigos a Grecia, los agentes que habían llegado se encargaron de volar de vuelta a la tierra madre e imponer ahí un castigo ejemplar para ellos.

Se miraron, no iban a negar que en ese preciso instante sus corazones bailaban al son de una música imaginaria que los llenaba de felicidad sin embargo aquello fue desechado pues los pasos solo se dirigieron a los autos y después rumbo al hospital, debían de estar ahí para apoyar a Kanon como en el pasado, como hace algunos minutos, como siempre; debían estar ahí para él que también formaba parte de esa familia y como dicen por ahí "la familia nunca te abandona".

En cuanto llegaron solo pudieron ver a Kanon caminando en círculos por toda la sala de espera con Sorrento tratando de calmarlo, una escena que a más de uno le erizó la piel, aquel hombre calculador que casi nunca perdía los estribos estaba casi comiéndose las uñas queriendo correr a lado de su amado para decirle que todo iba a estar bien; habían pasado casi dos horas desde el incidente y ni los doctores ni las enfermeras salían para decir la típica frase "familiares de fulanito", en este caso era de Milo, aun así, estaban perdiendo la paciencia, ansiosos de saber cómo proceder.

Las ideas fatalistas y caóticas hicieron su aparición en cada una de las mentes presentes, la mayoría permanecía en sus asientos tratando de mantener un poco de calma como lo hacían Julián, Io, Bian, Tethis y Sorrento; mientras Kanon se desplomaba de nervios y los demás solamente observaban en espera de alguna noticia.

Otra infernal hora y nada, Kanon estaba dispuesto a entrar por aquella puerta que le había indicado Tethis cuando llego sin ni siquiera saludar a la muchacha, aterrizando a un lado de ella con un montón de preguntas; estaba decidido pero su idea fue frustrada al ver a un médico salir de ese lugar.

—Familiares de Milo Sargas. — ahí estaba la frase que quería escuchar.

—Aquí. — Respondió Kanon acercándose al médico que lo miraba con una mueca de curiosidad.

—Necesito hablar con usted un momento, pase a mi oficina.

Oh no, ¡por todos los dioses!, su nerviosismo aumento en ese momento, su corazón comenzó a latir como loco, siguió al hombre de bata blanca a un consultorio, vio como sacaba unos cuentos papeles que le hizo llenar con su nombre y demás cosas mientras se quitaba los anteojos y pronunciaba aquello que era de suma importancia y que le encogió el corazón y destruyo su alma, ¡eso no podía estar pasando!, ¡No de nuevo!

Dan R 

///////////////////////////////// AVISO Y NOTA DE LA AUTORA////////////////////////

Aviso: Posiblemente mañana este publicando el capitulo final y el epilogo de esta historia y el prologo de otra, otra parejita inusual pero que por alguna razón me llamó mucho la atención y la voy a hacer porque si y ya.

Nota: Yo sé que posiblemente me estén odiando por lo que le hice al bichito pero no pueden matarme porque se quedarían sin final, prometo hacer un poco más liviana la situación o no, depende mi humor, no es cierto, bueno ya sabrán que pasa mañana.

Nos leemos mañana.

Dan R 

Entre tu amor y tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora