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—No puedo, estoy ocupado. — La voz de Kanon sonaba seria, como siempre.

"Acepta, no puedes negarte y lo sabes" decía la otra voz

—Ya te dije que estoy ocupado.

"necesitamos hablar" la voz de Radamanthys se escuchaba preocupada.

—Te veo en mi departamento.

Sin más colgó y le envió de inmediato la dirección, volvió a entrar al cuarto para poder cambiar el paño en la frente de Milo, la vista que tenía en ese momento le daba un aire de estar traicionando sus principios, sobre todo porque le había jurado lealtad a su hermano y ahora estaba quebrantando ese juramento; dio un suspiro y volvió a salir de ahí, se sentó en uno de los sillones de su departamento y espero pacientemente la llegada de su amigo.

La duda carcomía su mente, estaba tan inmerso en todo aquello que pensó en un momento en su pasado, en como se había metido en todo eso y por supuesto en lo importante que era ahora su decisión y su actuar, unos golpes en la puerta le hicieron volver a poner los pies sobre la tierra; se levantó y abrió la puerta dejando ver a Radamanthys con un semblante preocupado y un poco alterado.

No espero una invitación, simplemente se adentró jalando del brazo a un desconcertado Kanon, sin delicadeza y sin cuidado lo arrojo a uno de los sillones y él tomó asiento en otro, justo frente a él, su rostro mostraba preocupación y algo de enojo, había escuchado lo necesario y había decidido salir para poder al menos cubrirle la espalda a ese muchacho que se había robado su corazón pero que sabia, jamás tendría.

—Ya lo sabe, sabe que no has hecho tu trabajo.

—No vengas con esas cosas Radamanthys, sabes que no me gustan ese tipo de bromas.

— ¡Maldición!, ¡no es una puta broma!, ¡lo escuche!

—Cálmate y baja la voz.

Lo miró mal, esto estaba muy raro, solo pudo rodar los ojos, se levantó de donde estaba y se dirigió hacia una habitación, no conocía el departamento de Kanon y sospecho ese era el baño, sin embargo fue detenido antes de que la perilla entre sus manos se abriera.

— ¿qué te pasa Kanon?

—No entres ahí, si buscas el baño es la puerta de allá. — Dijo señalando la puerta del fondo.

Frunció el ceño y sin previo aviso giro la perilla y empujo la puerta ante la mirada atónita de Kanon, sus ojos se abrieron de par en par al ver a un atractivo jovencito de cabellos rubios y piel apiñonada, su mirada se posó en el muchacho a su lado, no podía ser verdad, no se atrevería a tal cosa... reaccionó, ese joven que estaba, aparentemente durmiendo en la cama de Kanon era nada más y nada menos que la "presa", volvió a cerrar la puerta, de la impresión hasta las ganas se le habían ido, volvió sobre sus pasos a sentarse en el sillón y exigió una respuesta a lo que había visto.

Su pequeña duda fue aclarada sin entrar en muchos detalles, comenzaba a hacer una y mil teorías en su astuta cabeza y no dejaba de mirar a su anfitrión con sorpresa, detuvo la historia, le interesaba, sí, pero no podía quedarse con lo que había escuchado.

—Ya no sigas, ya abra tiempo de ello, ahora lo más importante es que tanto Saga como ese maldito saben que no has cumplido con el trabajo.

— ¿y tú como lo sabes?—Kanon estaba algo intrigado

—Saga me llamó, dijo que tenía otro trabajo para mí que obviamente rechace, tú sabes, la alianza acabo hace dos meses y yo ya no tengo nada que ver con ellos y cuando salía de su oficina su teléfono sonó y lo escuche todo por eso vine a verte.

—Te lo agradezco pero no deberías hacerlo. — desvió la mirada, si fueran otros tiempos, seguro habría hecho una tontería en ese momento 

Radamanthys sonrió melancólico, solo eso podía hacer, advertirle que ahora él corría peligro, por un momento recordó las palabras que le había dicho la vez que se volvieron a ver en aquel bar, "no lo haré", esas fueron sus palabras y ahora las estaba cumpliendo, pero eso le dolía en el alma, aunque nunca se lo dijera.

—Lo sé, aun así eres mi amigo, es lo menos que puedo hacer por ti.

Solo pudo sonreiré como agradecimiento, siguieron hablando, y de repente una pregunta salio de los labios de Radamanthys, es pregunta que en el fondo, Kanon estaba queriendo evitar a toda costa, Milo no tenia idea de que él era quien debía matarlo que por eso conocía su dirección y la verdad detrás de la muerte de sus padres, pero el hombre que tenía enfrente era de su entera confianza así que pudo responder a su pregunta con sinceridad.

—No puedo, no a él, es tan joven y me pareció que sería muy despiadado de mi parte, las anteriores presas eran desgraciados, adultos sin escrúpulos que vivían de la mala vida o lastimando a otros peor él... él es un muchacho que no ha vivido, no puedo matarlo.

Iba a responderle pero el sonido de un vaso cayendo al suelo hizo que ambos giraran la vista, sus ojos azules se llenaron una vez mas del amargo llanto de un alma traicionada, había escuchado solo la última línea, lo suficiente para saber que pasaba, sin poder articular sonidos quiso salir corriendo de ahí, no podía creerlo, no, no podía aceptar que aquel hombre iba a matarlo, sus pasos estaban ya cerca de la puerta pero los brazos de Kanon lo detuvieron con una clara intensión, no lo dejaría ir.

— ¡Suéltame! — pidió tratando de liberarse de su captor.

—No te soltare.

— ¡Entonces mátame!, ¡Mátame de una vez, maldita sea!— sus ojos estaban inundados, y su voz salió de sus labios como una suplica

—No te haré daño, además no puedes irte, tienes aun fiebre.

Kanon tenía razón pero en ese momento solo pensó en salir de ahí, siguió forcejeando pero evidentemente Kanon tenia mayor fuerza y logro tranquilizarlo un poco, la mirada atónita de Radamanthys dijo todo, estaba mas que sorprendido por todo, por la respuesta de su amigo, por las palabras del menor y por aquello que posiblemente pasaría y él no estaría exento de los castigos.

Ya un poco más calmados se sentaron en los sillones una vez más y a petición de Milo no tocaron el tema del trabajo, pero eso solo fue un inconveniente menos, lo más preocupante en esos momentos era idear una buena excusa para que Saga no quisiera matarlo o algo peor.

—Podrías decirle que quieres un poco de diversión son este mocoso.

Muchas veces no le gradaban las ideas que Radamanthys llegaba a tener pero esta vez tenía un poco de razón, Milo no pasaba desapercibido y la idea de decirle esa clase de cosa a Saga seguro sería una muy buena excusa para salvarse un buen rato mientras se le ocurría otra idea más para librarse, seguro se lo creería y terminaría confiando en él.

—Aceptare tu propuesta.

—Momento— dijo Milo. — ¿que pasara conmigo?

Los mayores se miraron, tenía razón, su casa no era un lugar seguro, a último momento se decidió que Milo se quedaría en el departamento junto a Kanon y que Radamanthys les mantendría informados de cualquier movimiento extraño, mientras que Kanon esperaría a ver la reacción de su hermano y llamaría a alguno de los muchachos.

—otra cosa más.— hablo de nuevo Milo. —Kanon, tienes que contarme todo.

Solamente asintió, iban a comenzar una vida de fugitivos y estaban más que seguros que no seria fácil, pero... ¡dioses! nada en la vida es fácil.

Dan R

Entre tu amor y tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora