Capítulo 3

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"Conociendo"

Cuando España abrió los ojos, pudo escuchar como la lluvia caía con suavidad fuera del hotel. Llegó justo como había previsto, a las doce de la noche a la estación de tren de Santiago de Compostela. En cuanto salió, subió hacia la parte central de la ciudad en busca de un hotel que estuviera dispuesto a alojar a una persona a medianoche. Y también cuando bajó llovía en la ciudad compostelana, en el noroeste del país aquello era pan de cada día. Recordaba conversaciones con Galicia donde le explicaba que llevaba lloviendo desde hacía dos meses y cosas de que el río Miño se inundaba y que Ourense, una de las provincias, estaba entrando en pánico porque el río se estaba comiendo la ciudad, etc etc. Cada año la gallega traía ese tema, lo normal.

Aunque ella no recordaba que lloviera tanto. Tuvo que darse prisa, caminaba entre los soportales de los edificios y en cuanto vio un hotel abierto, se metió de inmediato, pagó la habitación por una noche y subió a la habitación. Cuando llegó a la habitación sólo se molestó en ver cómo su pelo se había ondulado por la humedad, de quitarse los pantalones y tirarse en la cama.

En fin, volvamos a aquella mañana. Era lunes, sino se equivocaba Galicia habría ido a revisar si las obras en la catedral de la capital iban bien o no. Oh simplemente iba a ahí para presumir que tenía uno de los lugares religiosos más importantes para el catolicismo, ambas opciones eran realmente posibles.

Si, Galicia tenía costumbre de presumir sus cosas. Desde sus castros celtas, su muralla romana en Lugo, las termas romanas en Ourense, las puñeteras luces de Vigo por dios.

Dejemos ese tema para luego.

La española se levantó de la cama,se vistió con una sudadera negra y unos pantalones vaqueros. Se calzó las botas y recogió sus cosas. Obviamente no se iba a quedar en un hotel teniendo a alguien en el lugar. En cuanto salió a la calle, la brisa le golpeó en la cara con un poco de lluvia suave, orballo. Subió por las calles hasta llegar a la plaza del Obradoiro, enfrente justo de la catedral gótica barroca gallega. Al contrario de las otras veces que había visitado la ciudad compostelana, ya no tenía andamios en el tejado, pero podría jurar que dentro sí.

Se quedó un par de minutos embobada. Se sacó un par de fotos allí y miró como muchos peregrinos acababan de llegar. El camino de Santiago, aquella gente venía hasta aquí con la esperanza de ver al santo apóstol de Jesús, Santiago. Cuando ella fue creada ya existía la leyenda de que en aquel lugar se habían encontrado los restos del discípulo de Cristo.

Podía ella haber seguido pensando en esas cosas, pero una voz conocida se le hizo muy familiar.

– Non vai ser esa a menina da casa? (¿No va a ser esa la niñita de la casa?

– ¡Galicia!

La española se dio la vuelta para encontrarse a la mencionada. Vestida con una falda roja larga, unas botas marrones altas y una camisa blanca, la chica de bandera blanca y azul venía corriendo hacia la rojiamarilla. Se fundieron en un abrazo muy emotivo, que fue cortado con una colleja de parte de la más bajita.

– Eso é por asustar a Madrid. Chamoume a tola as seis da tarde toda morta do medo. Sabes o que é ter que soportar a Madrid pegando berros polo móbil? (Eso es por asustar a Madrid. Me llamó la loca a las seis de la tarde toda muerta del miedo. ¿Sabes lo que es tener que soportar a Madrid pegando gritos por el móvil?)

España asintió con un suspiro. Joder si lo sabía, vivía con ella y no había nada que más le molestara que los gritos de Madrid, incluso cuando la madrileña tenía toda la razón de gritar.

– Non te vou dar a regañina parva porque estou segura que a outra nena xa deute a vara. Contame, ¿que andas a facer aiquí? (No te voy a dar la regañina tonta porque estoy segura que la otra niña ya te dio la vara. Cuéntame, ¿qué haces aquí?)

Tres No Son Multitud 🇬🇧🇪🇸🇫🇷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora