Cap.8¿Soy huérfana?

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JO

(...)

Me desperté y me incorpore en el asiento, pude ver que ya había oscurecido, me había dormido en todo el camino, eran más de las ocho de la noche. Recordé que Zac había mencionado un incendio y que probablemente habían muerto Megan, Phill y Lucy. Cerré mis ojos muy fuerte, tanto que me dolía. No sabía qué hacer.

-Zac.- lo llame.

-Habla.- dijo seco. Era muy cambiante, eso me cabreaba, un momento era irónico, divertido y muy lindo, pero al otro seco, repelente, tosco y muy grosero.

-¿Dónde estamos?-

-En Denver, hace diez minutos llegamos. ¿Te llevo a tu casa?- pregunto mirándome por el retrovisor. Me pase para el asiento delantero.

-No, vamos a la casa de Megan.-

-¿Megan? ¿Quién mierda es Megan?-

-Mi tía, la única familia que tengo.- dije con ira, recordando la carta y lo que Lucy y Phill le habían hecho a mis verdaderos padres.

-Bueno, dime como llegar allá.- no sabía cómo llegar.

-No... no se su dirección.- dije en un susurro.

-¿Entonces cómo vamos a llegar?- dijo sereno, sin despegar la vista del camino.

-No lo sé.- pensé mucho lo que iba a decir.- ¿Qué tal si yo conduzco hasta allá?

-Ni en sueños, preciosa.- soltó.

-Por favor, yo ya tengo mi licencia de conducir y se manejar muy bien.- suplique, pensé en decirle que mejor que él, pero tenía que tragarme el orgullo, necesitaba llegar a donde Megan rápido.

-Le haces un rayón... Y vas a preferir haber muerto en el incendio.- me amenazo. El acomodo la camioneta en la orilla de la calle, nos bajamos a intercambiar puestos.

-Gracias...- susurre.

-¿Qué? No escuche.- dijo para joderme, había vuelto el Zac que me estaba empezando a gustar. ¿Gustar? NO. Él no me gustaba.

-Ni pienses que lo voy a repetir.- espete.

-Tu tan tierna Jo...- me miro y yo a él.- ¡CUIDADO!- grito haciéndome frenar en seco en la mitad de la calle.- Tu malnacido, casi nos chochas. ¿Qué mierda tienes en la cabeza?- saco la cabeza y comenzó a pelear con el tipo del otro carro.

-¡Cállate hijo de puta!- le grito el hombre del otro auto, levantándole su dedo de en medio. Zac se bajó del auto en un santiamén, cogió al tipo del cuello de la camisa y de disponía a soltarle un puñetazo.

-¡Zac!- grite ya en el pavimento.-Cálmate, no ha pasado nada, déjalo, no vale la pena. ¿Sí?- le dije tratando de calmarlo, puse mi mano en su mejilla y lo bese. El me correspondió, el beso fue tierno, lento y dulce. Soltó el cuello del hombre, el cual cayó tendido en el piso muerto del miedo.

-Ok Jo, vamos. Tienes suerte que ella estaba aquí, o te hubiera roto esa cara de marica que tienes.- se dirigió al tipo, tenía unos veinti tantos, el hombre lo miro y se subió de nuevo a su auto.

Llegamos después de veinte minutos, estacione la camioneta en frente del edificio.

-Gracias Zac.-

-No tienes que agradecer, cuando quieras.- me guiño el ojo y me miro.

-Ok.- me baje, no sin darle un beso en la mejilla. Pero cuando cruce la calle vi que él venía detrás.

-Zac...-

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