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Maratón 3/3.
Narrador Omnisciente
—Nos veremos aquí dentro de una semana. —dice ___ levantándose del suelo.
—Sí. —dice Tobirama imitando la acción de la pelirroja.
Y con esto, ambos se dan la mano como forma de despedida para luego darse la vuelta y desaparecer entre los árboles.
La pelirroja se quedo viendo desde el bosque como Tobirama se iba.
—Muy pronto nos veremos, Tobirama. Sólo espera un poco. —piensa ___.
Y tras haber pensado en eso, ___ se da la vuelta y desaparece en el bosque.
〘···〙
—Onee-san, ¿Hoy podemos volver a ir a ese sitio?
___ mira a su hermano menor en cuanto le habla, ella pasa el bocado que tenía en la boca.
—Eso depende, ¿A qué lugar? —dice ___ volviendo a comer.
—Al mismo que me llevaste hace unos meses, Onee-san. —contesta Kimura y al ver que su hermana todavía no captaba que lugar continúo hablando—. Donde me llevaste a ver las estrellas después del entrenamiento.
—Oh, ese lugar. —dice ___ recordando la vez que lo había llevado—. Por supuesto que sí, Ototo. Después de la cena alista tus cosas, iremos al mismo lugar.
—Sí. —dice Kimura con una gran sonrisa contagiando a su hermana.
El resto de la cena ambos hermanos se quedaron con una sonrisa y cuando esta terminó, Kimura tomó sus cosas y se fue con su hermana al mismo lugar.
No tardaron demasiado en llegar y pusieron sus futones en el suelo para luego acostarse en ellos y ver las estrellas.
—Onee-san. —llama Kimura.
—Dime, Ototo. —dice ___ sin dejar de ver el cielo estrellado.
—¿Crees que Oto-san y Oka-san nos estén viendo desde el cielo? —pregunta Kimura.
___ sonríe con tristeza y mira los ojos azules de su hermano.
—Claro que sí, Kimura. Ellos nos miran y cuidan desde ahí. —responde ___.
Y el resto de la noche ambos se quedaron hablando de todo lo que sucedía en aquella época, los malos recuerdos que les traían la guerra o incluso los buenos momentos que vivieron con sus padres cuando estos seguían vivos.
Sin duda los extrañaban demasiado, pero ya no había nada que pudieran hacer más que continuar con su vida y cuidarse el uno al otro.
〘···〙
Dos pequeños niños se encontraban viendo la gran luna que estaba comenzando a desaparecer en el cielo debido a la llegada del amanecer.
—Estoy cansada de estar viendo como los ninjas se matan entre sí.
—Lo sé, Onee-san. Yo también lo estoy, pero no se puede hacer algo al respecto.
—Te equivocas, si la hay. Estoy segura de que algún día ya no habrá más guerra y sólo gobernará la paz. —asegura la niña con un peculiar brillo en sus ojos.
—Eso sería casi imposible, Onee-san. Deberías de dejar de soñar con algo así. —dice el pequeño.
—Pues yo te demostraré lo contrario, Kimura. —dice la niña levantándose del suelo y ver como comenzaba a amanecer haciendo que sus cabellos rojizos brillarán con la luz del sol—. Algún día seremos libres, tú, yo y todos aquellos que sufren por la guerra. Cueste lo que cueste, yo seré libre.
___ se queda viendo el amanecer mientras era observada por su hermano.
Ahora la Hitomi tenía una promesa para sí misma, haría que todos no volvieran a ser infelices, sin más sufrimientos, sin más perdidas. Todos serían libres.
Y ella no sería la excepción.
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