Prólogo

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-Vamos Dic, no fue tan malo, un accidente le ocurre a cualquiera, yo en serio pense que era para el brillo del cabello, lo leí en internet-dije poniendo una sonrisa inocente.

-No me diga Dic. Señorita Hopkins, esta vez fue muy lejos, ademas ese no fue un error, usted es la mejor de la clase esa clase de accidentes es casi imposible que sucedan, ademas puso en riesgo la integridad de su compañera.

-Usted mismo los dijo Dic. es casi-dije recalcando la ultima palabra-pero no imposible, ademas todos cometemos errores por mas buenos que seamos en algo, en serio no le quise hacer eso a Keity, ella y yo somos amigas-puse mi mejor sonrisa de niña buena.

-¡No me diga Dic señorita Hopkins! Tenga mas respeto a sus mayores, ese "accidente" como usted lo llama fue muy lejos.

-Pero mire, si le digo señor Director suena aburrido y viejo, en cambio Dic le da un toque de juventud y diversion, si fue muy lejos pobre Keity-dije poniendo mi cara angustiada.

-¡Señorita Hopkins llameme como debe!

-Vamos Dic no sea agua...-la puerta se abrio dejando ver a mi padre "enfadado".

-Madison esperame afuera-dijo autoritario.

-De acuerdo, hasta mañana Dic-dije, guiñandole un ojo, este solo dio un gruñido frustrado.

Me sente en los sofas que estaban fuera de la direccion, cuando llego mi mejor amiga, mi hermana, Lindsay.

-Hola guapa-dijo, guiñandome un ojo.

-Hola, cuentame ¿como esta el profesor?

-Para morirse, tiene la cara negra y camina de un lado para otro frustrado y la puta de Keity esta horrible deberias verla-las dos soltamos carcajadas.

-Si, sin duda fue una buena venganza... no la mejor, pero... no estuvo mal.

-Tienes razon, hay que mejorar. Por cierto, voy a llegar tarde a clase, te dejo.-dijo, dandome un beso en la mejilla mientras se levantaba.

-¡Lindo trasero, cariño!-le dije, mientras ella caminaba a su clase, se dio la vuelta y me guiño un ojo, no podia tener una mejor amiga.

Espere unos minutos mientras mi padre salia de hablar con el director, seguramente me suspenderia por unos dias, nada nuevo para mi, son mis vacaciones de la semana. Mi padre salió con una cara de preocupación, quien sabe lo que paso ahí. Camina haciendome señas con la cabeza para que lo siga y asi hice hasta que llegamos a su hermoso auto ultimo modelo, como siempre me quede embobada viendolo y luego subi en el. Si, soy algo rara, amo a los autos en vez de a los chicos. Bueno, en mi defensa los autos no te engañan.

-Bien, te tengo una mala noticia y una interesante noticia ¿Cual quieres primero?

-Mmm... la mala, esas que siempre alegran mis dias-digo, con un suspiro soñador fingido.

-Bien, la mala es que estas expulsada definitivamente.

-Bien, hay mas escuelas-dije, encogiendome de hombros. Aún que, me dio curiosidad la mirada de mi padre, era una mezcla de dolor y disculpa, raro, pero lo deje pasar-¿Y la noticia interesante?

-Lo interesante es que, aún que te hayan expulsado, estoy muy orgulloso de ti. La otra parte... Te la digo en casa.

-Esta bien, papá. Ahora... ¿Cual va a ser mi nuevo instituto?

-Hija... llegamos a casa y te cuento-dijo, otra vez con esa mirada, ahora lo sabia, esa miradita me traeria problemas.

Llegamos a casa, bueno, mas que casa es una mansion, si eso, mansion. Mi padre es extra-super millonario, multiplicado por doscientos treinta y seis, si, toda esa suma. Fred nos abre el porton electrico y papá estaciona el auto en la entrada para darle las llaves a esos chicos que llevan los autos a estacionar, siempre se me olvida su nombre, que mas da.

El Juego Apenas ComienzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora