Capítulo Treinta y Nueve; Mi final ¿Feliz? No lo creo... |Final|

1.7K 103 36
                                    

Me parece que hace más de un siglo dije su nombre, ese que no mencione durante seis años, pero ese tiempo no se compara con el que ahora estoy pasando, este se hace más doloroso, más largo. Duele, duele mucho quererlo y odiarlo, y la verdad no sé qué es lo que más duele, el hecho de odiarlo o el de quererlo. ¿Quiero saberlo? Tampoco lo sé. En este momento no se nada, su mirada es como lava que me quiere quemar, y no, no quiero ser quemada, no por él. No quiero.



Trato de abrir su boca pero antes de que dijera algo lo detuve, no estaba lista aun.



-No - soné firme y no sé cómo.



Corrí al elevador y apreté el número de mi piso, cuando faltaban dos centímetros para ser cerrado, lo vi frente a la puerta, tratando de detenerla, pero no pudo.



¿Quiero que me busque? ¿Qué peleé? ¿Qué me detenga?



No lo sé.



Las puertas se abren y salgo a mi departamento. Veo a una chica, su cabello rubio dos centímetros abajo de sus hombros, su perfecta figura, pequeña, fina. Ella.



Se gira, su cuerpo mejor formado, su rostro más fino y fuerte a la vez.



-¿Maddie...? ¡Maddie! - dijo en francés.



Corro a abrazarla, su pequeño cuerpo junto al mío, juntos en un abrazo, el dolor de hace un momento quedo en el pasado, me sentía feliz, más que eso, muy emocionada de todo esto, todos estábamos juntos de vuelta.



-¿Cuándo volviste? - preguntó.



-Hace un par de días ¿Y tú?



-Hoy, el vuelo duro mucho, pero ya estoy aquí.



-Deja el francés - río.



-Lo siento - dice en inglés - ha pasado mucho desde que hable en inglés.



-Tienes que contarme mucho - digo, sintiéndome una adolescente otra vez.



-No - dice de pronto seria - tú tienes que contarme todo, decirme porque te fuiste ese día sin más, sin explicaciones, dejándolo a él, así.



Era un tema del que no quería hablar, pero sabía que tenía que hacerlo, era fundamental hacerlo, hablar de esto.



-También quiero hablar de eso - dice Kim, entrando a la habitación, esta chica es como una espía.



Suspire. - Esta bien, hablemos.



Nos sentamos en medio de la sala, con mucho helado y chocolate, mas unas sábanas cubriéndonos del frío.



Les conté todo, desde que nos fuimos a esa cena, hasta lo que casi sucede en su departamento.



-Oh linda - dice Rai con voz ahogada antes de abrazarme. Las tres nos fundimos en un abrazo lleno de helado, chocolate y lágrimas, pero sobre todo amistad, eso es algo que amo de mis amigas.



-¿Que sucedió en Alemania? - pregunta Kim.



Sonrió inconscientemente - Cuando llegue todo parecía demasiado frío para ser verdad, luego conocí a este chico, Chad, era un amor de persona y lo mejor de todo ¡Es gay! - las chicas Chillán conmigo como un par de adolescentes, ya que todas deseamos un amigo gay - tiempo después, llego Fritz, un guapo alemán. El chico era amigable y me agrado desde que lo vi, conversábamos como amigos, pero después, se le ocurrió la loca idea de que quería ayudarme.



»No quería, no quería para nada que me sacara de donde estaba, pero él se empeñaba en ayudarme, en salvarme.



-¿Y qué sucedió? - preguntaron como si les contara un cuento a unas niñas de 4 años.

El Juego Apenas ComienzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora