el dementor

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Remus y Tonks regresaron de la guardia a Grimmauld place sin muchas noticias, más que el alboroto de los mortifagos, pero al llegar la orden en pleno se encontraba allí y ellos sí que tenían noticias, no solo unos dementores habían atacado a Harry y a su primo muggle, sino que lo habían expulsado de Hogwarts. Dumbledore estaba furioso, el ministerio había llevado muy lejos su batalla contra Harry en estos pocos meses, y además la persona que se suponía debía cuidar al muchacho, no estaba en su lugar cuando lo atacaron y la pobre y squib Figg tuvo que ser la que ayudase al muchacho. En el momento en que el anciano profesor se hubo retirado, entro por la puerta Mundungus Fletcher, el salón se quedó en silencio al oírlo entrar con la mirada gacha, Molly fue la que rompió el silencio, cruzo la estancia a grandes zancadas y le propino al hombre una cachetada bastante sonora.

-¡MOLLY!, ¿COMO TE ATREVES?- Le dijo Mundungus pasándose la mano por la mejilla magullada por el golpe.

-¡TU HIJO DE MALA BLUDGER, COMO TE ATREVES A DEJAR A HARRY SOLO, PUDIERON HABERLO MATADO!- Grito la mujer muy roja por el enojo.

-Según tengo entendido Molly los dementores no te matan solo te besan- Dijo Mundungus y en ese momento Sirius se intentó levantar de la silla, pero Remus lo detuvo, no sin un gran esfuerzo.

-¡AGRADECE LA CACHETADA DE MOLLY, POR QUE YO ESTOY DISPUESTO A CONVERTIRME EN UN VERDADERO ASESINO!- gritaba Sirius, mientras luchaba por liberarse de Remus- ¡SUELTAME, SUELTAME, LO VOY A MATAR!

-Sirius por favor Harry está bien, y matando a Mundungus no lograras hacer nada por el- Repuso Remus nervioso, sabía que si amigo siempre había tenido un carácter muy inestable, pero lo que realmente lo asustaba era este nuevo Sirius, el Sirius post Azkaban, ese que realmente estaba dispuesto a todo.

Mundungus salió por la puerta muy ofendido y sin poder dar sus explicaciones, los miembros de la orden se quedaron silenciosos y uno a uno se fue retirando de la estancia, realmente hasta que Albus regresase del ministerio con noticias, ellos no podían hacer gran cosa por Harry. Remus estaba muy asustado había visto como los dementores asustaban al muchacho, y aunque poseía un muy buen patronus, un ataque de varios dementores en un callejón solitario, no era un situación fácil, ni siquiera para un mago experimentado.

-¡oye Remus!, me ¿acompañas a mi casa?- Le dijo Tonks quien se encontraba pálida y había adquirido un aspecto enfermizo a su lado, de hecho el cabello se había vuelto castaño de repente.

-Cla- claro Tonks- respondió Remus notando la significativa mirada de la muchacha, sabía que había algo que ella quería contar, algo que no quería que los demás escuchasen.

Salieron a la calle y Remus noto como Tonks temblaba de pies a cabeza, bajaba la mirada y parecía a punto de sufrir un colapso, no sabía por qué su cambio tan repentino y la verdad lo asustaba bastante, se detuvo y la detuvo a ella tomándola por un brazo.

-Nymphadora, ¿Qué te sucede?- le dijo a la chica acercándola a él.

-No me llames así…- susurro quedamente- ellos… los mortifagos… tienen dementores…

-Sí, ellos los tuvieron la primera vez no encuentro un motivo para que ellos no se les unan de nuevo, pueden proporcionarles muchísimas victimas- Dijo Remus y de inmediato se arrepintió de su aseveración, la chica rompió a llorar y el la acerco a su pecho.

-¿Nunca has visto mi boggard?, les temo tanto, cada vez que aparecen es terrible para mí, y claro puedo hacer un perfecto patronus pero, es solo que me afectan tanto, no quiero fallarle a la orden, esto no es la clase de cosas a las que me he enfrentado, estos años ser auror ha sido un chiste comparado con las cosas que he experimentado este mes.

-Dora, todos confiamos en ti, eres maravillosa como bruja- Le dijo separándola un poco para verla, y esa visión le destrozo el corazón, Remus no había experimentado esa clase de desasosiego nunca, esos ojos llorosos y rojos, le dieron una sensación de desamparo que no había sentido ni siquiera en sus peores noches, ni siquiera al saberse sucio, enfermo, pobre y sin hogar se había sentido tan mal, como viendo la congoja de esa pequeña criatura que estrechaba en sus brazos- Eres la mejor bruja que conozco, no dejes que unos cuantos dementores te derroten.

-Remus… yo… gracias- Concluyo nerviosa, él estaba a un palmo de si rostro y una extraña magia rondaba cerca de ellos, sintió que su rostro ardía, y la respiración de Remus la dejo paralizada, parecía que el sentía algo parecido y de repente siguió caminando, ella se quedó un segundo paralizada y lo siguió, cuando llegaron a su casa él se despidió con un apretón de manos y se fue. Quizá todo estuviese en su imaginación, quizá ese momento no había existido, tal vez Remus solo quería confortarla y por eso dijo esas palabras.

El beso que no le dio a Tonks le ardía en los labios, ese momento era perfecto él pudo reducir la distancia, tocar sus labios y sentir su suavidad, el olor a flores y campo que expedía la muchacha, pudo estar cerca, tan cerca que la curvas del cuerpo de la joven estuvieran a su alcance, en sus manos, y sin embargo él no podía permitirse esto, ella seguramente se asustó con ese acercamiento, quizá lo tratase con distancia, por el atrevimiento de ponerla tan cerca, espero que ella no notase nada, le avergonzaba que ella pudiera notar que el la necesitaba cerca, y le dijera que por favor se retirase, él no podría soportar su rechazo, no el de ella, su amistad era una luz que renovaba su vida y si la perdía, bueno no creía poder encontrar muchos motivos para seguir con su vacía existencia.

Las pesadillas persiguieron a Remus toda la noche, primero tuvo pesadillas temibles donde Tonks caminaba de la mano con un joven y atractivo auror, y el los observaba a lo lejos, era terrible despertó sobresaltado y asustado, eso realmente podía pasar , algún día el vería eso, y no creía poder soportarlo, planeo en su mente maneras de escabullirse huir de la orden de todos y refugiarse en algún lugar lejano, pero estaban en guerra y él no podía abandonar su posición y se sintió más justificado, aunque no mucho más tranquilo. Pero entonces lo soñó, soñó a Tonks en sus brazos, soñó que podía estar con ella, que ella lo quería, podía besar sus suaves y tiernos labios, pero no solo eso, su sueño termino con una pobre y arruinada Tonks, una mujer triste y vacía viviendo con él en una casa miserable, una Tonks que ya no podía ser auror por que estaba con un hombre lobo, una mujer rechazada por la sociedad, y ese sueño lo atemorizo aún más que la perspectiva de verla con otro. Ya eran inútiles sus esfuerzos, el, la amaba, nunca pensó que se permitiría ese lujo, amar, pero lo sentía y no podía escondérselo a el mismo, la amaba tanto, que prefería verla lejos de él, feliz.

Se despertó ese día era luna llena y él tendría que afrontarlo solo, se fue muy temprano de Grimmauld place regreso a su casa, ahí estaría mejor, lejos de todos, había tomado la poción, por supuesto, pero prefería estar solo, lejos de la gente que quería y podía lastimar, y sobre todo ese día no quería verla a ella, sintiéndose tan cerca de esa parte de él que lo horrorizaba.

Al llegar se sentó a descansar en el sofá de la casa, cerró los ojos, pero no quería soñar, no quería volver a su mundo de pesadillas, aunque la realidad no fuese mucho mejor que eso, entonces mientras se debatía entre el sueño y la lucidez, escucho un ruido estruendoso, alerto sus sentidos y saco la varita casi instintivamente, y entonces la vio, ahí abriendo la puerta preciosa, con unos jeans y una camiseta, parecía hoy más que nunca una niña.

-¿Qué hay, Remus?- Dijo la chica saludando con la mano, llevaba en la otra una gran cesta- Molly cocino todo esto para ti y me ofrecí a traértelo, además hay una tarta de chocolate que se ve deliciosa y pensé que podrías darme un poco-

-No deberías estar aquí- Dijo atemorizado, eso era exactamente lo que había soñado, a Tonks en aquella horrenda casa- no quiero ver a nadie hoy.

-Vaya pero que modales, esperaba algo como " gracias Tonks", o que amable Tonks- Dijo la muchacha algo molesta puso la cesta en la destartalada mesa del comedor y se volteo a mirarlo- ¿sabes?, eres un mago increíble, y el hombre más amable y bondadoso que conozco, pero la verdad es que tu mayor rasgo es ser un completo idiota, lo siento es la verdad, te vienes aquí a regodearte en tu lastima, cuando en Grimmauld place tienes a un puñado de personas que te quieren, bueno ya me voy- termino la frase y se fue por la puerta sin voltear la mirada, cuando estuvo fuera de la casa se desapareció sin poder evitar el nudo en su garganta, y lágrimas punzando por salir, pero no ella no iba a andar llorando por las calles, por nadie.

Paralizado y sorprendido Remus no pudo evitar su sorpresa, ella llego lo ataco y se fue, sin dejarlo pronunciar ni una palabra, terrible, se sentía miserable, esa muchacha solo había ido a ayudarlo y apoyarlo y él la rechazo, pero era lo correcto ella no podía estar ese día ahí, ya habría tiempo para disculparse y agradecerle por el gesto.

La noche, el dolor, la soledad, y un amanecer espantoso, como todos los meses. Pero había algo dentro de él que era nuevo y eso era lo que sentía por Tonks, ese era ahora su mayor secreto, ese sería el secreto que se llevaría a la tumba. Y prefería llegar ahí que reconocerlo

  Remus y Tonks: Hasta el final   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora