Una cita de tres

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Después de mucho acosó que prefiero no detallar Isaac consiguió su cita, fueron al centro comercial para tener todo en un mismo lugar.

La gran cantidad de personas impresionaba al musculoso hombre, al ver a varias parejas de las manos hizo lo mismo, sonrojando a Derek.
En el cine Isaac mostraba un mayor interés en sostener la mano de su compañero que en la película, usaba la bebida y palomitas de maíz para guiar a Derek directo a su boca donde terminaba besándolo.

−Se supone que vinimos a ver la película -le susurraba Derek.

−Podemos hacer las dos cosas o solo besarnos.

Al terminar la película recorrieron las tiendas, Derek quería comprar ropa considerando que casi toda se había quemado. Isaac a los pocos minutos parecía burro de carga lleno de bolsas, eso no le molestaba, lo que si le incomodaba era entrar a probarse ropa.

− ¿Cómo te queda la camisa? -pregunto Derek, fuera de los probadores.

−Bien, compremos lo que sea.

Con un bostezo Derek entro al probador, revisándo como le quedaba la ropa.

−Esto me gusta mucho -admitía Isaac, dejándose tocar−. Después me toca a mí.

−No te pongas pervertido, las paredes oyen y necesitamos ropa.

La cita estaba por terminar cuando Derek vio una pista de patinaje sobre hielo, en un pestañeo dejo las bolsas en custodia y compro entradas. Una vez dentro se movía con la gracia de un bailarín profesional, Isaac lo miraba con una sonrisa, afirmándose de la barra de metal en una de las paredes.

− ¡Vamos! Muévete mi atlético amigo -le decía Derek girando.

−Estoy bien aquí, estas cosas son muy incómodas... demasiado...

−No me digas que no sabes patinar.

−De donde vengo no hay este tipo de cosas -aclaraba cayendo al suelo.

Girando alrededor Derek lo ayudo a levantarse.

−Afirmate de mí -le decía juntando sus cuerpos involuntariamente−. Solo sígueme, mantén el equilibrio y no me sueltes.

Entre giros los dos terminaron en el suelo, Derek cayó sobre los enormes pectorales de Isaac. Sus miradas se cruzaron olvidándose que estaban en público, guiados por sus instintos primitivos se besaron con pasión.

En un parpadeo aparecí en ese lugar, los collares no brillaron solo emergí de golpe. Gracias a la distracción de los celulares, la poca concentración de la gente y lo rápido de mi cambió nadie se percató que dos personas se volvían uno.

− ¿Ahora qué hacemos? -me cuestione levantando los patines que me sobraban.

Con las habilidades de Derek me desplace por la pista de hielo con delicadeza, de alguna forma mi presencia volvía más helado el lugar, he incluso empezó a nevar dentro. Las personas lograron darse cuenta de esta anomalía, llevándolos a gravar con sus celulares la extraña nieve proveniente de la nada.

−Es hermoso, el generador debe haberse echado a perder, debe ser una nueva atracción -comentaba la gente.

Las diversas teorías me hicieron abandonar la pista de hielo, la gente fuera del lugar me miraba con risa. La razón era que llevaba una mezcla de ropa alborotada, planeaba arreglarme cuando la alarma de una joyería cercana comenzó a sonar.

Al acercarme distinguí cinco asaltantes armados, estos se llevaban todas las joyas y las pertenencias de los clientes. Al verme fuera me apuntaron con sus armas.

−Muévete -me pidió uno.

−Oye mira lo que lleva en su cuello, el oro de ese collar se ve superior a todas las baratijas de este basurero -aseguro otro−. Entrega el collar.

Cuando trataron de tocarme los esquive con gestos de burla, molestos dispararon. Las balas simplemente rebotaron de mi cuerpo, al distinguir que seguía de pie continuaron disparando, haciéndome dudar de su inteligencia.

−Genial soy a prueba de balas, lo escribiré en mis registros -les dije con una sonrisa.

Ellos trataron de golpearme, su velocidad era fácil de esquivar y sus movimientos algo predecibles.

−Vamos, pónganle empeño -les pedí molesto.

−Cállate fenómeno -grito arrojando un golpe.

Aburrido desaparecí de su vista.

−Oye... −dije desde la espalda de uno−. Así se golpea.

Termine noqueando a cuatro sin problema, el quinto era más insistente llevándome a querer romperle la mano y lanzarlo contra la vitrina de la tienda con tal fuerza que se hizo trizas.

−Eso fue... malo... divertido -mi cabeza dolía−. Te pasaste Isaac, eran malos...

Discutiendo conmigo mismo la policía llegó, una parte de mi quería golpearlos y la otra decía que no era correcto. Mi cuerpo tiritaba con la duda dándome a entender que perdería la fusión, aprovechando mi velocidad escape de la vista de todos al baño.

En un destello me desvanecí, dentro de uno de los baños se escuchó una cachetada y dos jóvenes salieron. Derek evitando a los policías se llevó a Isaac sosteniéndolo de una oreja fuera del centro comercial.

−Perdón de verdad, Derek. Por favor, eran malos -decía haciendo reír a las mujeres cercanas, ver a un hombre fortachón ser sometido era bastante tierno−. Lo siento... de verdad...

Derek se lo llevo de las orejas hasta que recuperaron sus bolsas. Enojado no hablo con él hasta que se sentaron a comer en un restorán cercano.

−Disaak no es un criminal, entendiste, si algo así vuelve a ocurrir tienes que controlarte -refunfuño Derek.

−De acuerdo -dijo incómodo, sacando un poco de comida con su mano−. Pelear me divierte tanto que perdí el control.

Derek estaba enojado pero lo comprendía.

−Está bien solo que no se repita y usa los cubiertos. No puedo creer que mi pololo sea tan cavernícola.

Las palabras involuntarias de Derek hicieron sonrojarse a los dos.

−Eso significa que si somos pareja -afirmo Isaac con alegría.

La cita fue genial en especial porque tuve mi participación y su relación ya estaba establecida como pololeo. Algo importante que Derek dejo registrado en su archivo fue el detalle de que mi ropa no se quemó, al parecer si controlaba mis emociones podía evitar que esto sucediera.

DisaakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora