Isla de las cobras

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Esperando el siguiente avión en un aeropuerto mis dos partes descansaban viendo las noticias, la noche anterior se habían estrellado tres helicópteros privados, había muchas personas de seguridad lastimadas, algunos muertos, autos convertidos en escombro y zonas congeladas de forma muy extraña.

−Personas de seguridad y ataque terrorista... el mundo conspira en mentiras -reclamo Derek.

−Sigo pensando que debimos eliminarlos a todos.

−Isaac, lo hemos hablado, tendremos cuidado al ser Disaak.

Al estar unidos tuvieron acceso a otros recuerdos de Isaac, estos recuerdos incluían la ubicación de su hogar y era donde se dirigirían. Esperando escuchaban a la gente comentar sobre el atentado terrorista que parecía disminuir sus daños cada minuto, a la mitad del día la noticia había desaparecido.

Nuestro destino era Sao Paulo Brasil, debido a que los recuerdos daban al nombre de una isla cercana, llamada la isla de las cobras o queimada grande. Subir al avión sin documentos para Isaac fue complicado, llevándolos a usar la fusión para confundir al personal del avión en diferentes ocasiones.

− ¿Qué haces? -pregunto Isaac al verlo leyendo.

−No hablo bien el idioma, la verdad me sorprende que seas de este lugar, ni siquiera tienes acento y tu piel no es tan morena. Además la isla no es habitada por seres humanos.

− ¿Te estas arrepintiendo?

−No, solo es curiosidad -aclaro Derek−. Ya deberías saber que tengo una curiosidad natural por comprender estas cosas, viajar a lo loco no es mi estilo.

Una vez que estuvieron en Sao Paulo hablaron con lugareños descubriendo que llegar a la isla era imposible y que Isaac no parecía tener los mismos rasgos que esa gente. Sus características indicaban que era latino solo que no brasileño.


Para poder llegar a nuestro destino Derek trazo una ruta, se dirigieron a una playa sin gente y se fusionaron.


El plan de ellos era utilizar mis habilidades para llegar a la zona que Isaac recordaba como su hogar, para esto me zambullí en el agua y me desplace rápidamente a las indicaciones entregadas.

Pasaron varios minutos para que comprendiera que podía respirar bajo el agua, habilidad que desconocía. Me movía a una velocidad superior bajo el agua, mis ojos se adaptaron enseguida para poder ver y lo más asombroso sentía a los peces.

Como un sexto sentido mi mente canalizaba todo lo que se desplazara bajo o sobre el agua en un radio de cincuenta kilómetros, barcos, peces, crustáceos y personas llegaban a mi mente.

Tarde muy poco en llegar a la isla que estaba repleta de serpientes, según los conocimientos de Derek solo ellas habitaban la isla, su veneno era mortal y el único rastro de civilización en la isla era un faro deshabitado. Las serpientes al verme solo inclinaban la cabeza, parecían reverenciarme, algo que me incomodaba.

Según mis recuerdos por parte de Isaac debía buscar una cueva escondida entre la maleza, custodiada por las serpientes más fuertes de la isla. Al llegar me percate que me vigilaban desde las ramas haciendo reverencias, al mover las ramas encontré una cueva húmeda a la que descendí creando fuego en mi mano para poder ver.

La cueva se extendía bastante, las serpientes se habían quedado fuera y pensé no ver otra hasta que llegue a una gran pared de roca que obstruía el paso. En las esquinas había dos antorchas que encendí percatándome que la pared de roca tenía la forma de la cabeza de una serpiente.

− ¿Qué debo hacer ahora? -me cuestione tocando los colmillos perfectamente tallados−. Dispara fuego en su interior, esa es la entrada a tu hogar -esas palabras salieron de forma involuntaria.

Arroje fuego en toda la boca iluminando la cueva, en un destello la pared disminuyo permitiéndome continuar. Caminando distinguí que el suelo de tierra cambiaba su aspecto, eso creo confusión dentro de mí dividiéndome.

−Las paredes son de oro -aseguro Derek tocándolas en todas direcciones.

−Eso no importa, la salida está adelante.

−Que no importa... observa estos tallados, alguien hizo esta cueva y la puerta que se abre con fuego demuestran que otras personas vivían acá.

−Por eso estamos aquí, porque yo recuerdo a ver vivido en este lugar... creo.

−Tu no lo entiendes, no hay registros de que hubiera gente habitándola -hablando avanzaron hasta el final donde se encontraron solo con agua y rocas−. No hay nada.

Isaac sin escucharlo camino por todas las orillas que hubiera tierra buscando rastro de algo, parte del le decía que estaba en su hogar pero sin todos sus recuerdos no sabía qué hacer.

− ¡Isaac! -exclamó Derek en otra dirección con un enorme escudo de oro en sus manos−. Creo que si vivía gente en este lugar.

Al revisar las orillas encontraron escudos, espadas, lanzas e incluso partes de armaduras de oro solido; Los gravados daban a ver imágenes semejantes a serpientes, dragones y aves cubiertas de fuego.

−Esto es increíble -decía Derek, metiéndose al agua para sacar una mano de oro−. Esculpir el oro de esta forma requiere de una gran destreza, además la estatua tiene diamantes incrustados.

Derek no tardo en sumergirse en el agua revisando varias partes, a los pocos minutos volvió donde Isaac con una pequeña estatua de un ave bañada en oro.

−Mira que hermosa, bajo el agua está repleto.

Al sostener el ave la cabeza de Isaac comenzó a doler, lentamente recordó un gigantesco reino cubierto en oro y una mancha negra desplegar oscuridad contra todo. Los gritos de Isaac cubrieron el sector con imágenes de gente de piel morena siendo atacada por siluetas oscuras, él se encontraba en una gran torre y antes de poder seguir recordando quedo inconsciente.

Al abrir sus ojos Isaac estaba en el bosque, Derek preparaba comida en una lata y las serpientes los rodeaban adorando como a un dios a Isaac.

−Las marcas en los escudos parecen aztecas, solo que no coinciden algunos símbolos -le decía Derek dándole de comer−. El ave por ejemplo, no identifico cual es.

−Es un fénix, el símbolo de mi familia -dijo Isaac bajando la mirada.

− ¿Puedes Recordar?

−No todo pero recuerdo lo suficiente para comprender que este fue mi hogar hace mucho, mi gente vivía oculta en esta isla -decía calentando la comida con su mano, hasta hacerle salir un humo notorio−. Mi pueblo podía controlar el fuego e incluso crearlo, escogimos esta isla como hogar, hace miles de años...

− ¿Por qué una llena de serpientes?

−Ellas nos eligieron como compañeros, además somos inmunes a todos los venenos sin importar la especie -recordó de golpe.

−Eso no suena lógico, ninguna raza de humanos es inmune al veneno. Te creería que a uno pero todos.

−Muérdeme -le ordeno a una serpiente dorada detrás de él.

La mordida que mataba enseguida no le produjo dolor, Isaac parecía decir la verdad.

− ¿Por qué te veneran de esa forma?


Isaac no tenía respuesta para esa pregunta.


DisaakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora