Peleas y problemas

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Derek despertaba sintiendo un bulto en su cadera, con varios meses despertando de la misma forma se había acostumbrado dejando a Isaac continuar.

Lentamente Isaac le mordió las orejas, después bajo al cuello corriendo mano al comprender que tenía vía libre. En pocos minutos las picaras manos le habían sacado la ropa interior, lamentablemente solo llegaron hasta ahí.

−Isaac... no te pases -reclamo Derek.

−Estamos pololeando, no tiene nada de malo.

Derek al escucharlo se dio vuelta, sosteniéndole las manos.

−No quiero perder mi virginidad porque simplemente despertaste caliente, quiero que sea especial.

Su relación crecía cada día, las citas se volvieron una costumbre para ellos, sus actividades incluían ir a comer, al cine, al parque y al observatorio. Los dos estaban tremendamente felices con la vida que tenían, lamentablemente para ellos mi presencia en los sucesos anteriores atraería problemas.

En varias ocasiones un auto negro se detenía cerca de la carnicería, sus ventanas eran tan oscuras que no se podía distinguir quien estaba dentro. Al caer la noche Isaac cerraba el negocio con desconfianza por aquel auto, Derek estaba incomodo ya que su compañero no se acostaba vigilando.

−Isaac ven a costarte -le pidió−. El auto debe ser de un vecino, si alguien se da cuenta que estas como vieja loca en la ventana disminuirán nuestros clientes.

−Tu duerme, yo vigilare esta noche.


Con un suspiro Derek se acostó, varias horas después sintió a Isaac acostarse a su lado.

− ¿Por qué estás tan paranoico? -consulto Derek con sueño.

−No quiero perder esto, amo vivir a tu lado.

−Tranquilo, destruimos ese horrible lugar y esos sujetos murieron en manos de su propia creación -le dijo Derek besándolo, consecutivamente se acomodó en los pectorales de Isaac−. Dudo esa extraña organización continúe vigente.

Al abrir su negocio en la mañana siguiente Derek se encontró con varios hombres con traje negro, parecían estar esperando a que abriera.

− ¿Quiénes son ustedes? Si quieren comprar les pido que vuelvan en un rato más.

−Te buscamos a ti, espécimen 069 -dijo uno sosteniéndolo de la mano−. Volverás al lugar al que perteneces.

Sin poder hacer nada Derek fue atrapado, los hombres se dirigieron enseguida por el espécimen 068. Al revisar la casa no encontraron nada en las habitaciones inferiores, al subir el cuarto estaba vacío pero se escuchaba correr el agua.

Sacando sus armas los hombres de negro se hicieron señas silenciosas para entrar al baño, una vez dentro solo observaron la ducha abierta. Al cerrar la llave se escucharon gritos en los pisos inferiores y golpes escalofriantes.

Cuando los hombres bajaron observaron a todos sus compañeros inconscientes, Derek estaba esposado a la mesa, el causante no estaba en ninguna dirección o eso pensaron pues Isaac salto desde lo alto noqueando a dos. En un destello se escucharon tres disparos y varios gritos donde solo Isaac seguía de pie.

−Te dije que presentía que algo malo pasaba -reclamaba liberando a Derek.

−Venciste a más de una docena de hombres armados.

−Deberías estar acostumbrado, has estado en mi mente y ahí solo hay habilidades de combate...

− ¿Que haremos con ellos?

−Deberíamos eliminarlos o pueden volver.

−No... está difícil, ¿qué hacer?

Al abrir sus ojos los quince hombres estaban congelados en las paredes, yo me encontraba en medio de todos con una sonrisa. Mis dos partes habían decidido que me haría cargo del problema, después de todo podía congelar y descongelar sus bocas si quería.

− ¿Quiénes son? -pregunte derritiendo el hielo en la boca de uno.

−Tu eres el nuevo espécimen, pensé que mis superiores exageraban pero el collar mezclado en tu cuello y esa voz con eco demuestran que eres producto de nuestros especímenes.

−Habla claro o te va ir muy mal -le advertí empuñando mi brazo, el hielo a su alrededor se enfriaba hasta hacerlo gritar.

−Detente... te lo diré todo... detente...


Mis mentes no confiaban en él, deteniéndome a pensar derretí el hielo a su alrededor.

−Si evitas una pregunta, te volveré barbacoa -le advertí creando fuego en mi mano−. ¿Quiénes son? ¿Por qué nos buscan?

−Somos una organización destinada a crear un nuevo régimen en el mundo, pertenecemos a un selecto grupo, elegidos por nuestra pureza, nos hacemos llamar los iluminados. Nuestros jefes se han encargado de cuidar de este mundo desde hace años, ellos deciden todo lo que debe suceder y ustedes son una de sus decisiones... nos pertenecen.

−En eso tengo que diferir -negué moviendo el dedo−. Solo tengo unos meses de vida pero sé que soy libre.

−El collar que llevas en tu cuello estaba en nuestro laboratorio, las personas que te forjan nacieron en uno de nuestros continentes, por lo tanto nos pertenecen.

Mientras hablaba varios vehículos se escuchaban fuera. Mis sentidos superiores me daban a entender que eran docenas de hombres armados, algunos francotiradores vigilaban las ventanas y las noticias manipulaban todo alejando a los civiles.

−Debes rendirte y entregarte, solo así los jefes tendrán piedad contigo ─me advirtió el hombre.

Con una sonrisa cerré mis ojos, escuchando mi interior.

−Que interesante... estamos de acuerdo en que no nos entregaremos, vamos a escapar y daremos un gran espectáculo.

Con una mirada fría deslice el agua cercana alrededor mío, al entrar los soldados un látigo de agua los derribo y al saber que la casa estaba repleta lance un grito, haciendo explotar las cañerías cercanas congelando todo.


Con paciencia arme algunas maletas, saque dinero, pasaporte y tarjetas de crédito de mi habitación. Los francotiradores me disparaban, incomodos al ver que sus balas solo rebotaban de mi cuerpo.

Luego de sacar mis pertenencias camine con calma fuera de la casa, al salir derribe a los hombres sin problema. Varios autos se interpusieron en mi camino a los que les arroje fuego, los helicópteros me seguían aterrados de que las explosiones me evitaran.

Un escuadrón en motocicleta quiso detenerme llevándome a derribarlos a todos para escapar en una de las motocicletas, cuando los helicópteros se decidieron a disparar hicieron explotar la motocicleta.

−Espécimen derribado, revisen el cuerpo.

El hombre hablaba desde lo alto sin darse cuenta que estaba justo detrás de él, entre gritos el helicóptero se estrelló, los demás lo siguieron al no rendirse.

−De acuerdo, tendré cuidado con las personas desde ahora -hable confundido por mis mentes.



DisaakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora