Despertar

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La luz del sol iluminaba el rostro de Derek que se negaba a levantarse, su cuerpo estaba agotado, su cama se sentía pequeña y algo le molestaba en su trasero. Al sonar el despertador lo apago de golpe, cansado seguía sintiendo algo incómodo en su parte posterior, como si durmiera con una dura almohada.

Al sentir presión Derek bajo su mano tocando algo que no identificaba, era duro, muy grande y parecía una salchicha. Confundido subió su mano tocando unos duros pectorales, al voltearse trato de abrir los ojos.

−Isaac... espera, Isaac. A... −de un grito Derek salió de su cama cayendo al suelo desnudo−. ¿Dónde está mi ropa? ¿Por qué estamos en mi cuarto? ¿Qué sucede? Me siento violado...

Isaac incomodo levanto una almohada cubriéndose las orejas.

− ¡Levántate!

−Molestas mucho -grito Isaac−. Espera... ¿Dónde estamos?

Tardaron pocos minutos en confirmar que se encontraban en la casa de Derek, ninguno recordaba que había pasado después del beso. Sonrojado Derek no tardo en vestirse, su cabeza dolía como si tuviera resaca.

− ¿Tienes algo de comer? -pregunto Isaac acercándose desnudo.

−Quieres ponerte ropa -reclamo Derek, ordenando un poco la casa.

−No tengo.

−Lo sé... por eso te deje ropa junto a la cama. Por cierto, ¿qué hacíamos durmiendo juntos?

−Supongo que estabas aprovechándote de mí -dijo Isaac con una sonrisa.

−Yo... esa cosa tuya... estaba en... a...

Lentamente tuvieron acceso a la memoria del otro, con estos recuerdos Isaac sabía la ubicación de todo en la casa. Derek confundido se dedicó a cocinar, llevaba días sin comer, por eso planeaba darse gusto.

A la hora del almuerzo Isaac vio la mesa con una gran sonrisa sacando como un animal todo lo que había de comer con las manos; papas fritas, huevos, fideos, arroz, jugo, filete, puré todo desapareció.

−Podrías usar los cubiertos -reclamo Derek que solo había comido un poco de puré.

−Vamos no tiene nada de malo, además está muy rico -decía con la boca llena de comida.

−Si no hubiéramos estado en un calabozo muertos de hambre, sentiría asco de tus modales.

−Tengo modales, solo que no me gustan... creo que los viste.

Los recuerdos de Isaac vivían dentro de Derek.

−Nuestros recuerdos se fusionaron. Tu pérdida de memoria solo me dejo ver trozos, la gran parte son confusos, ¿de dónde eres?

−Solo recuerdo un castillo, gente enseñándome a pelear, comer, reglas y bla... bla... bla.

Al caer la noche no lograban conciliar el sueño, en especial Isaac que se había acostumbrado a pasar las noches en una celda. Uno dormía en el sofá y el otro en la habitación.

− ¿No puedes dormir? -pregunto Isaac asomándose a la habitación.

−No, supongo que tú tampoco.

−Tu casa es linda para dormir pero...

−Se siente raro no estar juntos una noche -continuo Derek, recordando que llevaban días durmiendo junto a los barrotes para no sentirse solos−. ¿Quieres dormir conmigo? Digo como forma terapéutica, mientras nos recuperamos del secuestro.

−Claro -dijo Isaac sacándose todo.

− ¡Espera! Al menos conserva la ropa interior.

Conversaron casi toda la noche, de repente sin aviso Isaac le dio un abrazo. Derek estaba de espaldas sintiendo el cuerpo de su compañero, con ese dulce gesto se durmieron en una noche de luna nueva.

En los sueños de los dos corría un rio de imágenes, al juntarse formaban una historia de un hombre saliendo del vapor con un cuerpo tan ardiente que desintegraba su ropa. La creatura del laboratorio apareció en las imágenes atacándolo, sin mostrar emociones aquel hombre golpeo a la creatura arrojándola lejos con una extraordinaria fuerza.

−Casa... quiero volver a mi hogar -susurro.

La creatura volvió atacar siendo destruida por un fuego de origen desconocido, el hombre grito furioso las mismas palabras atravesando cada piso de un salto. El concreto se destruía como si fuera de cartón, al llegar a la salida el hombre voló atravesando los cielos hasta el único lugar que recordaba como su hogar.

Al despertar Derek sentía un musculoso cuerpo apegarse con fuerza, el estar acurrucados era tan tierno que no pudo evitar acariciar los duros brazos que lo rodeaban.

− ¿Isaac?

−Quiero dormir.... a... esto se siente muy bien -decía Isaac con placer.

−De eso quiero hablarte -reclamo Derek, tratando de mover las caderas−. Se nota que estas muy feliz esta mañana.

−No te entiendo... −bostezaba apretando con fuerza.

−Me refiero a que te estoy sintiendo hasta el alma, te dije que conservaras la ropa interior -grito levantándose sonrojado.

Irónicamente la pérdida de memoria de Isaac incluía el significado de una erección matutina, llevándolo a no entender lo incómodo de la situación.

Sonrojado Derek fue directo a la ducha quitándose el piyama a toda velocidad, el agua fría era lo único que le podía quitar lo rojo de su rostro. A pesar de tener dieciocho años jamás había dado un beso, el primero fue con Isaac; en cuanto a otro tipo de intimidad era completamente virgen, «sin contar las casi violaciones matutinas».

−Derek, ¿puedo bañarme contigo?

−No creo que sea buena idea.

Sin escucharlo Isaac entro apretándolo contra la cerámica, la respiración de Derek se agito acomodándose en esa pequeña ducha. El agua hacia ver muy marcados los brazos de Isaac, las gotas de agua bajaban por sus enormes pectorales.

−Date vuelta -le pidió Isaac.

Derek solo miraba el esplendoroso cuerpo.

−Espera... que...

−Para enjabonarte la espalda.

Al bañarse juntos en una pequeña ducha no pudieron evitar que sus cuerpos se rozaran en diferentes ocasiones.

−Tienes unos cachetes muy rosados.

−Que... Isaac, por favor -se puso más rojo, en especial porque se los acaricio−. Espera, te refieres a mis mejillas.

−Pensabas que me refería a tu enorme trasero, debo admitir que es el único lugar donde se nota que tienes carne y la verdad si es muy rosado.

Los dos demostraban realmente sentirse atraídos, de alguna forma los días pasaron donde no avanzaban de las caricias en la ducha y las casi violaciones matutinas.

DisaakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora