Novios, Adiccion y Trabajo

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Una noche de fiesta la castaña cantaba y gritaba una canción de Metallica desde su mesa mientras el moreno la observaba riendo felizmente.

-Gracias Blaise, me encanta este lugar desde la primera vez que lo visitamos, eres genial-

-Hermione, Caray, yo nunca le he dicho a nadie que la amo, pero tú, eres tan tu, tan inocente, tus ojos avellana tienen algo que yo no había visto en nadie más… Te amo Hermione, no puedo ocultarlo más… Te amo- le declaro el moreno esa noche de antro mientras seguían bebiendo.

La castaña se quedo perdida en esas palabras  mientras se tomaba su cerveza de un solo trago, necesitaba digerir lo que el moreno le decía, realmente le agradaba su mundo, pero el corazón de la castaña aun estaba roto, su acompañante no le dio tiempo de contestar, se acerco y la beso dulcemente en los labios, ella sin despegarse le correspondió el beso y tomo su mano en signo de confianza.

-¿quieres ser mi novia, Hermione?-

-Si Blaise, si quiero- esa respuesta había salido de sus labios sin pensar y…. ¿sin querer?, pero ya estaba lo había dicho y ahora era la novia de Blaise Zabini, un chico un tanto oscuro según las descripciones de los demás, pero que había cambiado después de mirarse reflejado en aquellos ojos miel que hipnotizaban.

Dos horas más tarde el chico la llevo a su casa, la despidió con un tierno beso en los labios y se fue.

Hermione por su parte no lograba conjeturar lo que había ocurrido, dos noches antes en una plática en los arcos de flores él le había dicho que ella lo ponía a pensar, le metía dudas en la cabeza de lo correcto y lo que quería hacer, que ella era una muy buena chica para alguien con el corazón tan negro como él, palabras que habían dejado una pequeña marca en el corazón de la castaña, porque la convivencia se estaba volviendo algo ameno y en ocasiones parecían novios, el era tan extraño, tan confuso, pero ya estaba, ahora eran novios, solo Dios sabría lo que pasaría.

Las cosas iban muy bien, perfectas podría decirse, Blaise seguía con los mismos detalles lindos, ella comenzaba a enamorarse profúndame de lo que él le ofrecía y ahí estaba el problema, ella amaba los detalles, las noches de fiesta, la borrachera, pero ¿Y a él?, realmente lo amaba a él, aunado a eso el gusto por el alcohol se le estaba saliendo de control a la castaña, casi siempre y en todas sus salidas terminaba inconsciente de lo mucho que bebían, había noches que no llegaban a su casa, se quedaban en algún hotel de paso, para seguir la fiesta y el despilfarre, el no le impedía nada, simplemente le concedía todos los excesos y caprichos que ella le solicitara.

Después de la resaca venia la cruda moral, la culpa, en que estaba cambiando, en quien o en que la estaba convirtiendo el mundo nuevo que tenia a sus pies, no quería seguir así, pero tenía un problema, era adicta al alcohol, y  hoy  al igual que siempre estaba sola con su adicción y su división de decencia.

-Entonces te vas mi amor- Preguntaba Blaise una mañana mientras se bañaban en aquel cuarto de hotel

-Si mi amor, necesito trabajar, no puedo desconectarme de mis obligaciones-

-Pero no lo necesitas, quédate conmigo, yo te doy lo que desees-

-No Blaise, necesito realizarme por favor, además vendré todos los fines de semana y estaremos juntos-

-Okey, pero te comprare dos teléfonos para que siempre estemos comunicados-

-¿Dos, no crees que es una exageración?-

-No por si se te pierde o no tiene señal, tendremos otro para comunicarnos, Te amo Hermione-

-Te amo- contesto ella secamente y de mala gana

En un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora