Adrenalina, Lastimandome y Preocupandose

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En el hangar privado de su jefe una castaña aparecía tapada de pies a cabeza a pesar de hacer un poco de calor, con una sudadera de capucha puesta intentaba cubrir su enmarañado cabello y lo hinchado de sus ojos, subió lo más pronto posible al avión y se dirigió hasta su lugar; ahí estaba otra vez su café sabor Paris.

-Puedo decir que te has divertido mucho este fin de semana niña- le dijo una voz por la espalda haciendo que se erizara por completo

-No es de tu incumbencia Malfoy, y hoy no quiero café, gracias-

-Pues te aguantas porque no lo pudo regresar- contesto tajante al mismo que avanzo por un lado de ella chocando ligeramente con su brazo, haciendo que la castaña soltara un pequeño auch, que no paso desapercibido ante el rubio.

-Eres una nenita, apenas si te toque-

La castaña no contesto nada, había comenzado a llorar, era difícil no tener recuerdos con esas manchas moradas en su piel.

Draco dio la media vuelta y se sentó frente a ella quitándole la capucha, tiernamente limpio sus lagrimas mientras se disculpaba, ella estaba sobándose el brazo justo donde habían chocado, sollozos salían de su ser y su mirada estaba perdida en el suelo, el chico que la consolaba intento levantar la manga de su sudadera pero encontró resistencia en la chica.

-Bastas Hermione, déjame ver que te hice-

-No Draco, déjame sola por favor-

-No estoy pidiendo tu opinión- y subió de un tirón la manga

En un instante ella ya estaba entre sus brazos, él, la atrajo hacia si con sumo cuidado y besos su cabello, no podía imaginar en verdad cuanto le dolía, parecía que sus brazos habían sido triturados y después armados, eso le estrujo el corazón.

-Lo siento…yo…perdón castaña ¿sí?-

-No es tu culpa-

Harry subía en ese momento el avión y sus ojos se clavaron en lo que veía.

-Te lo advierto Draco, Hermione se convirtió en mi hermana menor y no querrás verme enojado-

Ambos se separaron de inmediato y Hermione se cubrió el brazo y la cabeza nuevamente, gracias al cielo podía hacerlo porque parecía el traje de santa Claus, hinchada y roja de la verguenza…

-No es necesario Potter, ella y yo solo somos amigos- dicho esto camino hasta su lugar procurando encontrar el mejor espacio para observarla.

Ahí estaba ella, tan linda, tan inocente, ¿tan hermosa?, sufriendo por algún animal que la había lastimado, se veía tan tierna bebiendo pequeños sorbos de café.

La semana paso como siempre o casi como siempre, llenos de trabajo y papeles, con muy pocas horas para la convivencia e incluso para la comida, el ambiente se había vuelto más ameno ahora que por lo menos Harry no la consideraba su enemiga, a Theo le daba totalmente lo mismo lo que los demás hacían, el tenia como pasarla bien aunque estuviera solo en medio del desierto, su toque de Don Juan no pasaba nunca desapercibido.

Draco había estado muy atento con ella incluso un “te quiero” se le había escapado después de la cena la noche anterior, había decidió no tener contacto con Blaise apagando el celular que le quedaba, no abría su correo electrónico e intentaba pensar lo menos posible en el, los moretones habían disminuido su notoriedad, algunos era prácticamente rosa y el dolor era casi nulo.

-Al fin Jueves- escucho que gritaba Harry mientras bajaba la escalera para llevarla a la obra, ella se había levantado muy temprano pues tenía que estar presentable, se acercaba una de las últimas revisiones antes de la entrega del proyecto, su jefe y las personas importantes de la empresa estarían ahí para revisar todos los avances y detalles, no tenia margen para el error.

En un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora