Moretones

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La cabeza le daba mil vueltas y el estomago se le revolvía mientras el taxi en el que viajaba daba vueltas entre calles y esperaba en semáforos hasta que llego a su destino; subió las escaleras de a poco con algunas paradas cada ciertos escalones para evitar vomitar.

Cuando llego a su departamento se detuvo en seco al ver que de la puerta de su vecina la pelirroja salía Harry Potter, su compañero de trabajo.

-¿Potter?- pregunto un poco confundida y con la cara de medio lado

La voz y la pregunta hicieron que Ginny abriera la puerta y se percatara de la escena, un poco más colorada de lo normal saludo a la castaña, trato de hacer los menos ademanes y caras posibles para evitar hacer notorio su nerviosismo, el azabache también quiso pasar desapercibido por lo que opto por despedirse rápidamente de Hermione y bajo la escaleras a toda prisa.

-Ginny…yo…lo…siento, perdona- decía la castaña con la voz entrecortada

-Hermione, Linda, ¿te encuentras bien?- le pregunto amablemente la pelirroja

-Sí, gracias, debo irme, solo estoy cansada- mintió y se alejo sin mostrar sus verdaderas emociones

Cuando entro a su departamento al entrecerrar la puerta se dejo caer detrás de ella con la cara entre las piernas y gruesas lágrimas comenzaron a mojar su ropa, entre maldiciones y arrepentimientos sus pensamientos la devoraban, sentía culpa, dolor, remordimiento, coraje, tristeza, depresión, ansiedad, quería salir y gritar en medio la calle que era azotada por una pequeña ventisca todo el dolor y la rabia que acumulaba en su ser, no era posible que un cuerpo tan frágil guardara todos esos sentimientos, sentía despedazarse detrás de aquella puerta sin que nadie lo notara, sin tener a nadie a su lado, porque a pesar de tener a Blaise a “con ella” en ese momento no había nadie, el pasaba a ser un desconocido como esos que se topaban en la calle y nunca más volvías a ver.

-Maldita sea- grito mientras se incorporaba y aventaba un florero que estaba junto a ella, después fueron los libros de la sala, los cojines de los sillones y todo lo que se atravesaba a su paso era pateado y arrojado a diestra y siniestra de la castaña que lloraba amargamente, camino hasta la ducha y abrió las llaves, con la ropa puesta entro en ella y sin sentir el frio o el calor del agua se dejo caer bajo el chorro abrazándose a sí misma.

Ya había pasado dos o quizá tres horas de que ella se había encontrado con la pelirroja en la entrada de su departamento y Ginny no se había quedado muy tranquila con aquel incidente por decirlo de algún modo, ella y Hermione había comenzado a llevarse muy bien a pesar de las pocas veces que compartían, pero siempre estaban intercambiando mensajes y llamadas preguntándose la una por la otra, Hermione le inspiraba mucha confianza a la pelirroja y como ella en algún momento se lo había dicho estaba prácticamente sola, además sentía la culpa u obligación de querer explicarle lo que hacía Harry Potter en su apartamento; sin meditarlo más decidió avanzar hasta la puerta de la castaña, cuando se disponía a tocar, con solo el roce de su mano la puerta se abrió, lo que le pareció extraño y le causo un poco de miedo, empujo la puerta un poco mas y casi se desmaya cuando vio el desorden detrás de la puerta.

-Hermione, Hermione- comenzó a gritar ella pensando en que algo le pudo haber pasado y ella no se había dado cuenta, mientras caminaba escucho el agua correr en la ducha, tomo un adorno algo pesado que estaba en el suelo para defenderse en caso de ser necesario, lentamente giro la perilla y empujo la puerta.

-Mione- grito ella al mismo que dejaba caer su arma mortal, tomo una toalla y se apresuro hasta Hermione, ella aun estaba ahí, abrazando sus rodillas, totalmente inmóvil bajo el agua helada que caía de la regadera, estaba casi blanca por el frio y su labios tenían un ligero tono azul.

En un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora