Dramione

246 13 2
                                    

El silencio se hizo presente, un silencio largo e incomodo, la castaña tenia pena y miedo de mirar aquellos hermosos ojos y perderse en su mirada, el rubio la contemplaba mientras ella seguía con ojos fijos en la pantalla después de aquel beso, el quería seguir besándola, abrazándola, consolándola, quería tener a esa mujer solo para él.

-¿Hermione?- pregunto lentamente

-Que- contesto ella sin levantar la mirada

-Te quiero regalar algo por el éxito que tienes en el trabajo-

-¿así?, ¿Qué es?- pregunto muy ilusionada y zaz paso, se encontró a ese hombre frente a ella, sus ojos grises fijos en ella la transportaban a un mundo irreal, pero realmente perfecto.

-toma, se que amas esta camiseta, yo la compre en un concierto, no se la regalaría a ninguna otra persona que no fueras tu, no le daría nada a nadie que no fueras tu-

-Me encanta Draco, es fantástica, siempre te la envidie- dijo mientras dejaba de lado su laptop para recibir la prenda, la llevo hasta su pecho y el perfecto olor a menta que desprendía invadió todo su ser.

-Hermione, yo te quiero, de verdad te quiero- le extendió su mano para levantarla de la cama, acaricio su rostro delicadamente, rodeo su cintura, la atrajo hacia él hasta eliminar cada centímetro que los separaba y la beso dulce y apasionadamente en los labios.

-Draco…yo…también…te quiero-

-Solo déjate llevar Hermione, solo se feliz conmigo en este momento-

Todo y todos desaparecieron, el tiempo se detuvo nuevamente, él la besaba en todas las maneras posibles, sus manos habían comenzado a recorrer el cuerpo perfecto de Hermione, quien solo se dejaba llevar,  tal cual él se lo había pedido, despacio la coloco sobre la cama, el estaba sobre su cuerpo sin parar de besarla, se desprendieron de la ropa, la temperatura subió rápidamente, el rubio estaba muy bien dotado, pero estaba mejor echo del corazón y el tacto, sabía perfectamente como acariciarla para hacerla estallar.

Comenzó a besar sus hombros, beso sus brazos justo donde antes habían estado sus moretones, cada uno con el mayor tiento y dedicación posibles, bajo hasta su pecho, los lamio, los acaricio y mordió hasta dejarlos en éxtasis, siguió por su vientre y regreso hasta su boca para besarla nuevamente.

-Me encantas, eres hermosa- le dijo mientras tomaba un poco de aire

Bajo hasta las piernas de la castaña, las delineo con sus manos y las separo lentamente, comenzó a acariciar la zona más intima de la castaña, sus manos descubrían el perfecto sexo de aquella mujer, recorrió con su lengua cada rincón del dulce manjar que tenía antes sus ojos.

Extasiada de placer la castaña arrugaba la cubierta de su cama, gemía y se retorcía con cada movimiento de la lengua experta del rubio, nunca había experimentado tan sensación, nadie había tratado su cuerpo como una obra de arte frágil, y el estaba ahí, haciéndola sentir el mejor placer carnal que hubiese imaginado, cuando el clímax amenazaba con llegar, enredo sus manos en el cabello del rubio y se dispuso a hacerle saber que era perfecto.

El rubio satisfecho por su misión, levanto su rostro y la embistió fuertemente, haciendo que la castaña gritara al contacto de su miembro con su sexo, no podía detenerse, era simplemente deliciosa, despertaba en él un deseo que jamás había sentido antes, movimientos y embestidas constantes hacían que sudara, estaba pegado a ella, succionando sus pezones y recorriendo esa piel tan tersa mojada por el contacto de ambos, en un movimiento rápido levanto un poco sus piernas para penetrarla más profundamente y prolongar el momento, la castaña clavos su uñas en la espalda de su amante y se lleno con el orgasmo de su hombre dentro de ella.

Cayeron rendidos después de mirarse y besarse nuevamente, la acuno sobre su pecho y jalo un poco la manta de aquella cama para cubrirse, sus respiraciones eran agitadas, y ninguno de los dos quería decir nada, pero ella dejo caer unas lágrimas sobre el pecho que la cuidaba.

-Hermione, ¿estás bien, te hice daño?...yo...-

-Draco, todo está bien entre nosotros, solo soy yo-

El se incorporo un poco justo para tenerla frente a frente, podía sentir su cuerpo aun agitado, te quiero castaña, y esto lo cambia todo, de ahora en adelante las cosas entre tú y yo ya no podrán ser igual.

Su corazón se rompió, pudo escucharse en toda la ciudad el golpe de los pedacitos cayendo y sus lágrimas brotaron como ríos, se levanto de un golpe haciendo de lado al rubio, jalo la manta y corrió hasta el baño, ante la mirada atónita de Draco

-Idiota, Hermione, eres una idiota, como se te ocurre acostarte con Draco Malfoy, en que rayos pensabas, ¿en ser feliz con él?- pensó mientras se dejaba caer en la regadera, ya se había vuelto costumbre llorar ahí, Draco entro a prisa pensado en que quizá si le había hecho daño y por pena no se lo había dicho, pero la vio ahí, tan frágil como el siempre pensó, con tanto miedo reflejado en su mirada que se maldijo a sí mismo.

-Solo vete Draco, tienes razón las cosas no pueden seguir igual entre nosotros, lo entiendo perfectamente-

-Pues creo que no entendiste nada, no me refería a eso, sino todo lo contrario, ya nada será igual de ahora en adelante para nosotros, porque eres mía, porque cada centímetro de tu piel me pertenece (su dedos acariciaban a la castaña mientras le hablaba), no quiero que nadie te mire, que nadie te toque, no que nadie más te haga el amor…pero por sobre todas las cosas, no quiero que nadie más te lastime-

Sus ojos se encontraron, se vieron reflejados en sus pupilas contrarias, como ventanas del ama según dice, se besaron nuevamente, comenzaron a acariciarse, la pasión se hizo presente, Draco abrió el agua de la regadera para acompañar el momento, vapor comenzaba a inundar el baño se exploraban mutuamente, Draco la puso contra la pared, el perfecto paisaje que era su espalda con su trasero eran totalmente de él, la penetro poco a poco hasta que estuvo dentro de ella totalmente, las embestidas no daban pausa para respirar, les faltaba el aire, y juntos llegaron al borde, el agua caliente hacia lo suyo, se mezclaba con el sudor de su cuerpo y se fundieron en un profundo beso mientras él la elevaba y ella enredaba sus piernas en aquel cuerpo perfecto.

Tuvieron que salir del baño, el agua ya no estaba caliente y ellos tampoco, además pronto llegarían los demás huéspedes, no era necesario un escándalo.

Durante el viaje de regreso el rubio aprovecho cualquier oportunidad para estar cerca de su castaña, le daba pequeños besos a escondidas y le enviaba mensajes de texto.

Le costó chocar con la realidad, aterrizaron y ella tenía que ir a su casa, el mundo perfecto de horas antes se desplomaba ante sus ojos, no quería ir, el medio la invadía de solo pensar en Blaise, quizá el quería confrontarla, disculparse, pedir perdón, pero ella no estaba dispuesta, no quería, ya no lo sentía; alguien la tomo del brazo.

-A dónde vas hermosa-

-No lo sé Draco, no quiero ir a casa, tengo miedo- dijo tomándose los brazos con las manos

-No iras a tu casa, te vas conmigo, te dije que eres solo mía-

-Contigo no tengo miedo-

Llegaron a un edificio muy bonito, en un rincón de la ciudad, la zona era un tanto exclusiva a pesar de estar escondida del suburbio.

-Anda entra, es el depa de un amigo y se lo pedí para quedarme este fin de semana, tengo mucho en que pensar, aunque yo solo me quedare esta noche aquí y mañana medio día, ya sabes tengo que ir por ropa y cosas que necesito, pero tú puedes quedarte el tiempo que quieras, el no vive en la ciudad-

-Yo también quiero pensar- contesto ella mientras se tiraba en un sillón

En un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora