12; Solos en Casa.

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La madrugada asomaba por el ventanal de su hogar, estaba despierto, no había pegado un ojo en toda la noche y el sueño tampoco buscaba asomarse por su cansado cuerpo.

Alzó la vista ante el movimiento de Tony en la cama, de un lado a otro como por milésima vez en lo que llevaba de verlo dormir, sabía que lo estaba buscando cuando estiró su mano al lado vacío donde se supone estaría él.

Tony despertó palpando el lugar
—¿Steve?...—balbuceó restregándose el rostro.

—aquí estoy... —Respondió levantándose del sofá dejando a un lado su más reciente dibujo <<Tony durmiendo>>

La cama se hundió con el nuevo peso agregado, Tony se dio la vuelta y lo observó con una sonrisa adormilada.

—¿qué haces vestido así? Serán a caso las 5am...tú vuelo sale hasta dentro de tres horas —comentó viendo hacia el reloj.

—No podía dormir

El castaño suspiró.

—estaré bien Steve, no es la primera vez que vas de viaje, además...—suspiró cerrando lo ojos— estoy seguro de que Pepper no me dejará en paz

—quería acompañarte a todas las citas... —confesó con pesadez.

Tony volvió a abrir sus ojos percibiendo la tristeza y preocupación en los azules de su pareja.

—encontrarás la forma de compensarlo —sonrió acariciando su mejilla— ya enserio, habrá muchas más, concéntrate en lo que vas a hacer, esos chicos necesitan instrucción, y entre más rápido vayas,más rápido vuelves, solo será un mes.

—un mes...—se maldijo por haber aceptado el cargo tiempo atrás, pero era antes de que supieran la noticia del embarazo, no había nada que hacer más que cumplir la orden, ni siquiera su alto rango le permitía librarse de ese compromiso— espera, ¿qué haces?

—¿no es obvio? —dijo levantándose mientras palpaba en el suelo buscando sus pantuflas— necesito "hacer pipí" Everett dijo que después mis visitas al inodoro serán solo por cortesía, quiero aprovechar cada momento

Steve sonrió levantándose del lugar.
—te prepararé el desayuno antes de irme

Una base de operaciones avanzadas de un estado vecino había solicitado alojamiento temporal para unas cuantas tropas en la base en los dominios de Steve, quién, como capitán general, por lógica tenía que asumir el mando, no podía darse el lujo de faltar a sus obligaciones, no cuando había luchado tanto por llegar al puesto, enfrentando toda clase de prejuicios y estupidos alegatos aparentando moralidad, ¿un gay no puede mandar? Obsérvenlo.

Pronto se dieron cuenta de que lo necesitaban, un genio de estrategia y un maldito en batalla, las contadas ocasiones en las que pisó un campo siempre regresaba intacto, era como haber nacido para esto. 
Y las personas, simplemente lo adoraban, no era para nada prepotente a pesar de ser del rango más alto, a Steve no lo verían comer en la mesa de los superiores mientras los cabos tuvieran que sentarse en el suelo, él los acompañaba, ofrecía consejo y apoyo a quién lo necesitara,  pero sí abusabas de ello, digamos que Steve no siempre era un hombre de respirar y contar hasta diez.

Temido y amado, nadie podía negarlo.

Eran pocos los que estaban por arriba de él, pero los había y justamente ahora le obligaban a separarse de su familia una vez más.

(...)

—si ocurre algo, cualquier cosa llámame ¿de acuerdo? Estaré pendiente —dijo tomando la maleta en su mano.

¿Qué esperar cuándo se está esperando? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora