¿Qué esperar cuándo se está esperando?

13 pedido de una disculpa.

El repartidor llego a su piso como por tercera vez en el día con un enorme arreglo floral en sus manos.

—Entrega para...

—déjelo donde sea, por favor —apresuró a decir el rubio, tomando la tabla para firmar y dar la propina.

Tony observó desde la barra de la cocina, de un día para otro, su sala se había convertido en una pequeña botánica.

—Por favor Ev, esto ya raya en la crueldad —pidió Tony— a este paso el hombre acabara con todas las floristerías del estado.

Everett sonrió mientras examinaba minuciosamente el interior del nuevo arreglo, buscando una nota que sabia estaba ahí.

"Sabes que No me detendré, te amo; S.S"

—Escalofriante, Perfectos el uno para el otro —comentó Tony después de haber leído la nota en voz alta— ¿porqué no le dices al hombre que lo perdonaste como a la media hora y dejan esto? En serio Everett...

El timbre volvió a sonar, la puerta del elevador se abrió

—Entrega para...

—si si —Tony tomó la nota entre las flores, garabateo algo en la tableta y dio una propina— lléveselas a su esposa señor, aquí ya tenemos suficientes.

El hombre confundido solo asintió dándose la vuelta.

—No te veo nada sorprendido por lo maniaco que es esto, ¿cuantas veces te hace enojar al día?

Everett sonrió.

—Stephen siempre ha sido un tanto...Extravagante

—mmh...—rodó su mirada— debo admitir que la serenata fue algo... no lo esperaba.

—fue lindo

—pero tengo duda sobre algo —Tony se cruza de brazos, con la Nota en su mano mientras examinaba su sala— ustedes tienen más tiempo casados que nosotros

—cinco años —sonrió Everett.

—cuando yo me molesto, Steve me permite pasar más tiempo en el taller, me hace café, él espera a qué yo este listo para hablar y perdonarlo

—Eso suena muy lindo de su parte, pero no es nuestro estilo

— tú no pareces un tipo que se encante por las flores, ni siquiera las has volteado a ver dos veces desde que las recibiste, entonces...¿porque?...

La sonrisa de Ross no desaparecía, mientras se paseaba por los ramos, los obsequios y las canastas.
Tony lo miró con curiosidad

— bueno, es, una larga historia en realidad

—tengo todo el tiempo del mundo

Everett volteó a verlo por un momento antes de suspirar.

(...)

Everett se acomodo en la cama mientras Stephen se levantaba apresurado

—¿tienes prueba hoy? Pensé que te quedarías

—si, algo así, —El pelinegro abrochó sus pantalones— llegó nuevo equipo al laboratorio, quiero ser el primero en verlo antes de que esos estupidos los estropeen

Everett sonrió.

—bien, no olvides que saldremos hoy por la noche

—jamás lo olvidaría —Stephen se acercó para besarlo y guiño un ojo antes de desaparecer por la puerta, necesitaba darse un baño rápido y ropa especial para ingresar al laboratorio.