En el reino del Neptuno vivía una princesa que con su belleza podía cautivar a cualquiera: su cabello aguamarina ondulado que asemejaba al mar, un cuerpo envidiable para cualquier mujer y sobre todo unos ojos azul que te sumergía en las profundidades marítimas pero estos ojos solo mostraba una cosa la crueldad, la princesa era la persona más cruel del reino, siempre obtenía lo que quería nadie podía decirle que no, todos los que vivía en el palacio incluyendo a sus padres no le podía negar nada ya que conocía su carácter y sabía de lo que ella era capaz.
Maldita servidumbre nunca hace nada bien –se quejó la princesa caminado por los pasillos se tropezó con uno de los guardias—Fíjate por donde caminas idiota—grito encolerizada a lo que el pobre guardia tuvo que agachar la cabeza mientras la princesa continuo su camino hasta su cuarto encerrándose en su habitación.
Así era la princesa Michiru Kaioh, alguien muy cruel, despiadada y sin corazón. Su padre quien vio desde lejos la escena solo suspiro, la verdad hasta el más fuerte de sus guardianes se volvía un cobarde con el carácter de su hija, su consejero estaba a su lado.
Querido amigo mío... necesito que envíes una carta a Urano, informándole al Rey que si puede hacerme el favor de enviar al más fuerte de sus guardianes para que cuide de mi hija... ya es momento de que Michiru conozca que no todo el mundo obedecerá sus berrinches—dijo el Rey a su consejero y amigo íntimo.
Su majestad porque tiene que ser un guardián de Urano... digo sabemos que su hija no tiene control pero llegar a ese extremo—dijo el consejero.
Amigo mío, nadie aquí podrá ir en contra de Michiru... seamos honestos todo el reino le teme, pero tengo el conocimiento que los guardianes de Urano son fuertes no solo físicamente también a nivel emocional por eso creo que lo mejor para mi hija es tener un guardián de Urano, ella ya necesita aprender que siempre habrá alguien que no estará de acuerdo con ella—explico el Rey al consejero.
Entiendo su majestad... en este momento envió al mensajero hacia Urano con su permiso—dijo el consejero retirándose.
Lo siento mucho, hija mía pero me has llevado hasta este extremo—se dijo a sí mismo el rey pensativo.
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En el Reino de Urano, una joven de hermosos cabellos dorados se encontraba en el campo de entrenamiento peleando con el líder de la guardia real, el cual por cierto era también su mejor amigo de infancia. El choque entre las espadas eran constante pareciera que en lugar de entrenar estuviera peleando a muerte.
Vamos Daisuke... puedes mejorar en tus ataques—dijo la joven rubia al momento en que las espadas volvieron a chocar.
Siempre tan exigente... ahora veras de lo que soy capaz—dijo el joven de cabellos negro dándole un golpe, el cual la rubia esquivo por poco.
Ya veremos quién gana amigo—fue lo último que alcanzo decir siguiendo en su batalla.
La batalla siguió por varios minutos más quedado en empate, ambos eran muy exigentes cuando entrenaba así, ahora se encontraban acostados en el suelo viendo el cielo.
Nadie me creería que mi mejor amiga y guerrera de Urano es nadie menos que la misma princesa Haruka de Urano Jajaja se supone que deberías ser una princesa delicada—no pudo seguir hablando porque la rubia le dio un codazo en la costilla—Oye no seas tan mala
Entonces no me molestes, en que sea una princesa no implica que tenga que ser delicada y elegante como las demás princesas creídas del milenio... soy princesa a mi manera—dijo la rubia con autosuficiencia.
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El Guardián del Mar
FanfictionHaruka creía que se trataba de una misión mas, pero nadie le dijo que tendría que cuidar de una princesa insoportable y que terminaría enamorándose de ella Michiru siempre obtenía lo que deseaba asta que cierto día llego un soldado que pondría su v...