Juntas por la eternidad

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Uranus a pesar de su herida corrió hasta donde se encontraba Neptune viendo que la herida era amplia y que la atravesaba, la tomo entre sus brazos intentado de contener la sangre que salía de esta pero ya era demasiada la que había perdido la aguamarina.

Michiru no te rindas –decía desesperada presionado sobre la herida viendo como sus manos de inmediato se tiñeron de rojo—Michiru no me dejes... lo prometiste, que ganaríamos esta batalla... y estaríamos juntas por siempre –la impotencia por no poder ayudarla la hacía sentirse aun más peor.

Creo... que no... lo cumpliré –la aguamarina abrió los ojos viéndola – Tienes... que ser fuerte.

No, tu no... puedes morir... eres fuerte por favor puedes con esto –la miro a los ojos mientras intentaba de parar la sangre.

Uranus... no lo... intentes –susurro Michiru viéndola—Haruka... debes... dejarme ir... nos volveremos... a encontrar... te... amo –sus últimas palabras junto a su último aliento, Neptune acababa de morir en los brazos de Haruka.

Neptune... Michiru –susurro no queriendo creer la realidad—Vamos despierta... Michiru –la abrazó contra su pecho mientras las lágrimas amenazaba con salir—MICHIRUUUUUUUUUUUUUUUU –grito destrozada llorando sobre el cuerpo de su amada.

Se aferraba a ese cuerpo mientras su mente se inundaba de recuerdos todos protagonizados por la aguamarina hasta que escucho el sonido de unos pasos, alzo la vista viendo como el espejo de Michiru brillaba en toda su intensidad sobre su dueña mientras que la espada le seguía el paso, ambos talismanes brillaba esplendorosamente mientras se veía que todo su alrededor la destrucción y la muerte... nada se parecía al reino que había estado ahí hasta hace poco tiempo, recordó entonces la visión que tiempo había visto antes.

Saturn –susurro observado como a lo lejos alguien se acercaba pero apenas pudo hacer movimiento ya que la herida de su costado aun sangraba—Maldición –solo atino a moverse apenas aun sosteniendo en brazos a la aguamarina.

Deberías... dejarla ir –a escuchar aquella voz, levanto el rostro impresionada frente a ella se encontraba una joven de cabellos negros cortos con el traje de Sailor Senshi era la Sailor de la Destrucción viéndola con dolor y frialdad en los ojos.

No –dijo bajando la mirada viendo a la aguamarina le acaricio el rostro—Prometimos estar juntas hasta el final... no importara lo que pasara estaríamos juntas –recostó a la aguamarina en el suelo y se levanto observado a Saturn—Tú a que has venido.

He venido... a terminar con el trabajo del silencio –menciono Saturn viendo todo a su alrededor—Así como todos ellos... ella está muerta, no te aferres –menciono con un tono de frialdad acercándose un poco a lo que Uranus se alejo.

No pienso separarme de ella –la abrazo más fuerte—Me has dejado sola en este mundo... te has ido al tuyo –beso la frente de la aguamarina y observo a Saturn—Que esperas de mi.

Sabes cuál es tu destino... Sailor Uranus –dijo con tono indiferente—He despertado de mi sueño y conoces que significa... tú destino es el mismo de tu compañera... no... de tu ser amado—esto sorprendió a la rubia—Mi deber es acabar con lo que queda de vida... se acabo, el Milenio de Plata ya no existe –levanto su mano haciendo aparecer su hoz.

Como sabes... lo que ella significa para mí –preguntó sorprendida.

Tú manera de abrazarla, de protegerla aunque ya no esté viva, como a pesar de estar herida sigues a su lado... y sobre todo por como tu talismán brilla junto al de ella... se complementa –menciono observado los talismanes—Los talismanes contiene parte de mi poder... más tú y Neptune le han dado una nueva fuente de poder que solo ustedes pueden usar... ese es el poder de sus sentimientos.

El Guardián del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora