Capítulo 6

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Elizabeth despertó de un profundo sueño, no sentía su cabeza y su mundo parecía dar vueltas, se sentía extrañamente agotada y sin poder recordar lo último que vivió. Lo que si notó era la enorme y lujosa habitación en la que estaba reposando, era moderna pero un toque antiguo daba la sensación de estar en un castillo. Divisó todo el lugar, percatándose que la puerta se abría.
-Que bueno que despertaste, ya estaba preocupado
-¿Qué hago aquí?, ¿Qué pasó?, no recuerdo nada-
-Parece que te desmayaste-
-Nunca he tenido desmayos-
-Siempre hay una primera vez, ¿no crees?-
-Ya… ¿y qué pasó después?-
-Te llevé al hospital, te atendieron, revisaron tus signos vitales y estuviste un rato en observación, al final pude traerte aquí de nuevo-
-No tiene mucho sentido-
-Bueno, no juzgo a los doctores, ellos sólo hacen su trabajo-
-Bueno, supongo…-
El sonar repentino sonó detrás de la puerta, tres mucamas entraron a la habitación saludando de manera educada.
-Disculpen, señor venimos a avisarle que la cena está lista-
-Gracias Clarice-
-¿Cena?-
-Oh, que tonto, Elizabeth, ellas tres son mis damas de limpieza, Clarice, Clare y Cami, ellas te atenderán cada vez que necesites algo, ¿de acuerdo?-
Las tres chicas hicieron una reverencia y la mayor de ellas dejó una pequeña campanita de plata en el mueble.
-Señorita Elizabeth, haga sonar esta campana y alguna de nosotras la atenderemos con gusto-
-Yo… bueno-
Las mucamas se despidieron de ambos y se retiraron de la habitación, Elizabeth estaba algo incómoda y necesitaba respuestas, algo le decía que estaba por suceder.
-¿Qué pasa en realidad?- dijo con voz firme.
-La cena nos espera Eli-
-¡Jerry quiero respuestas!, ¿Por qué me hablas como si fuera a quedarme por siempre?-
-Bueno Elizabeth, es que eso harás, este es tu nuevo hogar y yo tu nuevo esposo-
-¿Hogar, esposo?- retrocedió lentamente chocando con la pared, el joven se acercó tanto que estaban a centímetros de besarse.
-Elizabeth, he estado intentando renovar mi nombre por años y por encontrarte-
-¿A qué te refieres?-
-No soy lo que piensas, no soy un actor famoso ni un rico como otros, yo llevo años aquí, tengo miles de años… Me quitaron mi reino y mi esposa, mis riquezas… pero por años he ido reconstruyendo mi derecho como heredero, y rey. No sabes cuánto tiempo me tomó descubrir el elixir del sol, y así volver a mis orígenes.
-¿Qué es el elixir del sol?- dijo con voz fuerte.
-¡Todo lo hice por ella!, te pareces tanto a Antonieta-
-Jerry-
-El elixir del sol es aquel frasco que tus amigos me robaron, ¿recuerdas?-
-…-
-Aquel brebaje me ha permitido sobrevivir todo este tiempo, me llevo décadas acostumbrarme a las nuevas costumbres, los cambios de época fueron inevitables y con ellos mis artefactos fueron robados, perdidos, vendidos y exhibidos en estúpidos museos, me quitaron lo que era mío-
-Pero, ¿Por qué esñeraste hasta ahora en reclamarlos?-
-Oh Elizabeth, la Revolución Francesa fue un caos, este castillo fue saqueado, vandalizado por la plebe, todo por tener un poco de oro en sus patéticas manos campesinas, la daga me pertenecía al igual que el amuleto, pero mi suerte cambió cuando el hombre la puse en un museo, odio y agradecimiento le tengo a ese lugar-
-No pudiste haber sobrevivido con un frasco por miles de años, es imposible-
-¿Quién dijo que sólo tuve uno?, el que tus estúpidos amigos se llevaron fue el último, por eso decidí robar mis pertenencias antes que algo pasara, que bueno que mi investigación fue antes de su aparición, luego se entrometieron y no tuve remedio que perderlos de vista-
-Pero robaste una segunda vez-
-Cierto, pero no dejé evidencia, nunca fui yo el que estaba en la escena del crimen, siempre se puede culpar a otros, ¿no?-
Jerry le entregó a Elizabeth un periódico con un título enorme: “Ladron de museos capturado después de encontrar ADN en el lugar, confiesa haber robado para ambos museos…”
-¡Eso es mentira!, eso no ha pasado, ya lo sabríamos-
-¿Segura?, porque acabo de escuchar en eso en la televisión, de hecho… ¡Esta en todas partes!-
La joven incrédula exigió a su captor mostrarle una evidencia de lo que decía, él accedió pero con una condición, ella debía permanecer atada durante todo el trayecto. Molesta aceptó el trato, ahora ambos estaban caminando por el enorme castillo rumbo a una habitación de descanso. Enseguida encendieron la televisión y las noticias mostraban la captura de un hombre indigente, que aparentemente era el autor de los robos, ya que parte de sus pertenencias se encontraron en las escenas de robo, además de haber confesado haberlo hecho por necesidad de dinero.
Elizabeth estaba perpleja.
-Ese hombre es un indigente, lo engañaste-
-Era necesario, además el aceptó los términos y condiciones, no me culpes preciosa-
-Eres un cínico manipulador, sabes que él puede delatarte-
-¡Ja ja ja!, no recuerda ni mi rostro o nombre, ¿recuerdas el elixir?, puede hacer más cosas que inducir gente a un desmayo o manipular personas por medio de la mente, es cuestión de práctica, y vaya que la tuve-
Elizabeth retrocedió un poco, pero olvido que las esposas en su muñeca le impedían correr.
Jerry tomó a la joven con delicadeza, tocaba el rostro de la chica con admiración y melancolía, Elizabeth suplicaba dejarla ir, pero él la ignoró.
-Emili…-
-¡Por favor, dejame ir!- gritó entre sollozos.
-Eli, observa este cuadro- Jerry tomó la sabana que cubría un enorme cuadro, en él estaba pintado una hermosa mujer de cabello rubio platinado, estaba recogido en un elegante chongo. Su piel era blanca y tenía ciertas pecas que sólo resaltaban su belleza, portaba un vestido rojo con guantes blancos, una elegante corona con rubíes estaba en su cabeza, y los ojos grandes y de color azul era lo que cautivaban la mirada de quién la veía.
Elizabeth estaba sorprendida, el parecido de ambas era idéntico, era como verse en un reflejo antiguo, exceptuando por el color de cabello y eso le daba cierto temor.
-Jerry…-
-¡Por favor quedate, eres todo lo que me falta!, mi mitad, tú eres idéntica a ella. Piénsalo, podemos reconstruir una familia, vivir felices, como antes, todo puede cambiar para bien, sólo dime que sí-
-Yo… no puedo, esto es una locura, no te conozco, siento tu pena pero no puedo aceptar-
-Es el joven de cabellos naranjas, ¿no?-
-N-no…-
-Lo es, he notado como se veían, confieso que me pone celoso-
-¿De qué hablas?, jamás nos has visto-
-Los vi en las escaleras de la estación, en la biblioteca, en el callejón oscuro, en la fiesta. Si que son ciegos, ni siquiera han notado que los he estado vigilando todo este tiempo-
-¡Es imposible que sepas todo eso!-
-Amada, los ojos de las personas son mis ojos, nunca lo olvides-
Aquella ultima frase resonó muy cerca de su oído, la chica estaba totalmente asustada, todo el tiempo Belafonte estuvo jugando con ellos, y nunca lo notaron.
-¿Pero porqué nosotros?, ¿Por qué mis amigos?-
-Era obvio que el más famoso reportero y chismoso iba a empezar a meter sus narices en mis asuntos, ¿o eso no lo hizo con aquel hombre?, recuerdo que su nombre tenía que ver con el azúcar-
-¿Zackerine?-
-Él mismo, se habló de eso por días, televisión, periódico, radio, y entonces me di cuenta que estabas ahí, esa portada de periódico me di un toque de esperanza, era mi Antonieta en persona-
-Lo que necesitas es ir a terapia-
-Lo que necesito es matar a tu amigo y rehacer mi vida-
-Él vendrá y te detendrá, eso lo aseguro-
Belafonte tomó el rostro de la joven de manera brusca, haciendo que su mirada observara su rostro. Pudo notar la molestia que le producía a su rehén, acto que lo hizo reír.
-Tú eres mía, y ese mocoso morirá junto a los otros, eso lo aseguro-
Jerry acercó sus labios con los de ella, dejándose llevar por el beso, cerró sus ojos, pero el golpe en su mejilla lo sacó de su trance. Elizabeth lo había golpeado separándolos.
-¡No me toques!-
-Haré más que eso-

Marc seguía corriendo por las calles frías de Bruselas, estaba paranoico y sus sentidos debían estar alerta, Elizabeth estaba en peligro y no supo reaccionar a tiempo, por suerte una voz familiar lo sacó de su trance emocional.
-Sube Mark-
-Jefe-
El muchacho entró en el auto color negro, trato de calmarse y contó todo lo que había presenciado.
-¡Eli desapareció, debemos encontrarla!-
-Mark calmate, mis agentes ya están al tanto de ello. Lo importante es contactar con Tintín y sus amigos y hacer esta búsqueda más ágil-
-¿Pero en dónde empezamos?-
-Tintín llamó, también me informó de todo, dijo que llegarían en una hora con el Profesor Tornasol-
-Qué rápido-
-El amor lo hace todo más rápido, ¿no?-
-¿A qué se refiere?- dijo extrañado.
-¡Oh nada!, los jóvenes de ahora son tan entretenidos-
-¡Jefe!- contestó algo ruborizado el muchacho. Pero también sentía que ese sentimiento no era correspondido, y eso le dolía un poco.
En casa de Tornasol
-¡Tintin he descubierto el secreto del elixir!- decía corriendo con el frasco en mano.
-¿Sabe cómo funciona?-
-Muchacho, no creí que fuera una fórmula tan simple, los antiguos Pichul lo usaban para tomar control de las mentes de sus oponentes, por eso muchas civilizaciones han desaparecido sin dejar huella alguna. Además he revisado varias investigaciones
-Por eso no dejaron rastro…-
-Exacto, los enemigos usaban el elixir para crear masacres en ellos sin dejar huella, tengo entendido que espiaban sin estar presente-
-Dijo algo de controlar la mente, ¿no?-
-Así es capitán, hmm, también se hacía mención de Luis XVI, parece que la familia real estaba al tanto sobre el elixir del sol, por eso las guerras y golpes de estado, ¿Se acuerdan de la Revolución Francesa?, bueno los habitantes se dieron cuenta que la nobleza usaba ese liquido azul contra ellos, y bueno acabaron con las “cabezas” principales-
-A todo esto, ¿Qué tiene que ver Belafonte con esto?- Haddock parecía confundido.
-Bueno… podría ser un descendiente de la familia real-
-O el mismísimo Luis XVI en persona…-
Los tres hombres se mantuvieron en silencio, era terrorífica la idea que un personaje de la historia regresara para vengarse, lo extraño era que esa misma era la respuesta a todo…


Uuuuuf amigos vaya que me costó cranearle, hmmm para hacerlo fuera de lo común, y bueno espero les guste, comente y gracias por leer!!!.

Las aventuras de Tintin: La incógnita del Elixir SolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora