Capítulo 19

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-¡Tintín!- gritó la joven con desesperación y alegría, pero su cuerpo impaciente estaba siendo detenido por Jerry, le había advertido que si salía corriendo aquel ente podía ganarles en su mentira, por lo que, desanimada y frustrada se quedó al lado de este.

-Vaya, es bueno verte por aquí, me sorprende mucho que tengas la osadía de pasearte- decía con un tono de voz muy actuado, a lo que Tintín le parecía extraño escucharle.

-Vengo por Eli, no hace falta que explique más-

-Así que tú eres la tercera alma- intervino la extraña voz.

-No sé qué cosa seas, pero estoy dispuesto a todo, ¡eso mismo va para ti Belafonte! –

Elizabeth miraba contenta lo que sucedía, sentía una inmensa alegría verle, pero... ¿Cómo había acertado Jerry de su presencia?, tenía que preguntarle que tramaba, con la información anticipada podía idear algún plan alterno en caso que este les traicionara.

-Jerry, ¿qué cosa tienes en mente?, ¿cómo sabías lo de Tintín? – susurró.

- ¿Recuerdas mi collar?, me permite ver todo lo que sucede en tiempo real, así como cuando llegué contigo aquella vez en el bosque, es un tercer ojo dado por aquel demonio, este mismo me permitía absorber la esencia de las chicas, pero en esta ocasión será nuestro boleto de salida-

-Espero que estés haciendo las cosas de forma honesta o la única cabeza que rodará será la tuya-

-Lo sé- el chico guardó silencio y continuó. –Bien "Aga", ¿comenzamos o qué, de verdad necesito salir de aquí, hoy pasan un increíble programa de cocina que no me quiero perder-

-Vaya sentido del humor- se burló la chica.

-Lo tomaré como un cumplido- lo dijo casi entre dientes evitando que escuchara el demonio.

Aquel demonio gruñó de manera irritable; la niebla del lugar se concentró en Elizabeth cuya reacción fue de miedo y asombro, era como estar atrapada entre un banco de nubes extremadamente pesadas sin serlo en apariencia, intentó sacar una mano, pero esta fue rechazada de golpe, había recibido un pequeño toque que le provocó retirar su mano, no había heridas, pero si un pequeño rasguño.

Jerry por su parte aprovechó la oportunidad de acercarse al chico, necesitaba el otro collar para romper contacto con aquel ser, a lo que corrió hacia el muchacho, pero esta reacción sólo se malinterpretó, ya que el pelirrojo lo tomo de su vestimenta elegante a tirones.

- ¿Qué demonios está pasando? -

-Dame el collar, necesito que lo hagas, no puedo explicarte-

-Tintín dale una paliza al pelmazo este, o yo mismo iré- replicó el capitán.

- ¡Capitán Haddock! - Elizabeth había reconocido aquella voz, era como escucharla en un micrófono.

- ¡Niña, te sacaremos de aquí, resiste! -

Tintín ignorando lo último dicho por el capitán, le propinó un buen puñetazo a su adversario, que sin poner resistencia cayó al suelo.

-E-espera Tintín, sé que hice cosas de poca moral, pero déjame...

Tintín le tomó de nuevo por el cuello de su camiseta. –No lo haré, ya has hecho muchas cosas que necesitas pagar, y lo primero que te exijo es liberar a Elizabeth-

-Por eso mismo necesito que me escuches, dame el collar-

-Tintín, este tipo no tiene buena pinta, pero escucha lo que tiene que decir, por primera vez, me parece honesta su contestación- Marc parecía intervenir entre ellos dos, el pelirrojo suspiró y dejó suelto a Jerry.

-Será mejor que seas rápido, yo trabajo muy bien sin "distracciones"-

-Bueno Tintín, estos collares nos permiten ver todo, por eso puedes estar aquí, lo que tienes en el cuello es la representación "espiritual" de la física, una copia, ya que los dos están unidos por sangre pactada en el primer ritual, al igual que el amuleto prehispánico, ¿recuerdas?, los tres deben ser rotos al mismo tiempo y el hechizo quedará disuelto, de lo contrario uno de nosotros tendrá que sacrificarse-

-Joder, siempre tiene haber un pero- refunfuñaba Haddock

-Haré cualquier cosa por tenerla a salvo- mencionó sin chistar.

-Bien-

La gran niebla volvió a alzarse, ahora era más espesa y densa, Tintín se cubrió la cara con sus brazos, podía sentir como si un pequeño remolino se alzara sobre él, dejándolo sin alguna visión y desapareciendo a Belafonte; temeroso comenzó a escabullirse entre los enormes bancos de niebla oscura. Se maldijo por no haber nacido con visión nocturna cuando una figura se abalanzó sobre él. Tintín se protegió y trataba de neutralizar aquel ser, su sorpresa fue grande cuando era el mismísimo Jerry.

-¡Sabía que no podía confiar en ti!- grataba entre manoteos, a lo que Jerry no dijo palabra alguna. Hubo un momento donde él pudo sujetarle las manos y observarle con detenimiento. Jerry parecía estar sin con conciencia de sí mismo. Sus ojos eran dos enormes focos rojos, y no respondía ante sus reclamos, de pronto las manos de él se posicionaron sobre su cuello, Tintín trataba de resistir la enorme fuerza que le oprimía, trataba de secárselo de encima; no tuvo más opción que golpearle en su entrepierna y salir corriendo por su compañera.

Por otro lado, Elizabeth parecía estar confundida, ante ella estaba la figura de su amado, pero algo le hacía desconfiar de él.

- ¿Tintín? - mencionó curiosa.

-Eli, ¿qué esperas debemos?, salir de aquí-

Tintín tomó la mano de Elizabeth, pero ella se resistió.

- ¿Cómo llegaste aquí?, ¿los demás?, necesito una explicación-

-Sabes que no hay tiempo, venga-

-Pero-

- ¡Ya! -

Desconfianza le siguió por detrás, no estaba segura a donde se dirigían ni en dónde estaban, su único pensamiento era salir de aquel horrible lugar.

Tintín la guio por un oscuro cuarto y una puerta se cerró detrás de ellos, Elizabeth se asustó un poco, dirigió su mirada al chico y lo vio parado sin hacer nada, aún más asustada trató de llamarle, pero fue en vano ya que el chico la tomó bruscamente.

- ¿¡Qué haces?!- contestó alterada al verle con esa actitud.

-Será mejor que cooperes, sino quieres terminar con su vida-

- ¡Tú no eres él!, ¿dónde está? -

-pronto... en un mejor lugar-

El falso Tintín sacó una filosa daga para herir a la joven, hizo un movimiento apuntando hacia ella, afortunadamente Elizabeth actuó rápido y salió de su alcance, rápido tomó una dirección sin rumbo, su instó de supervivencia se disparó y salió corriendo por su vida. 

Las aventuras de Tintin: La incógnita del Elixir SolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora