Cortejo
Se acercaba la hora de la verdad, Tintín terminaba de arreglar algunos detalles de su traje elegante, arregló su pajarilla y paso por última vez el cepillo por su copete. El capitán estaba luchando por encontrar su otro par de calcetín.
-¿En dónde rayos lo dejé?-
-Capitán debería tener más cuidado con sus cosas, ¿verdad Milú?-
Milú ladró como afirmación.
-Mira jovencito… tienes razón, pero ya lo encontré- con calma se puso el otro calcetín y en seguida los zapatos.
-Pues yo ya estoy listo joven Tintín, lo espero en la salida del Hotel necesito fumarme un puro antes de irnos-
-Está bien Capitán-
*Por otro lado*
Elizabeth terminaba de pintar sus ojos, era regular que usara maquillaje pero siempre optaba por usar algo muy nude durante el día, siendo esta noche de gala era necesario algo más “cargado”. Siempre le gustaba hacer juego su sombra de ojos con su vestimenta, siendo la ocasión un hermoso vestido color rojo, un poco ajustado pero la caída era suelta y algo larga, por detrás estaba decorado con un adorno color plateado, dando la ilusión que sujetara esa parte del vestido.
Trató de peinar diferente su pelo, rizando las puntas de su pelo y haciéndose media coleta, recogiendo la mitad de su pelo, incluido su copete. Llevaba puesto dos brillantes pendientes plateados, y un collar brillante de diamantes “falsos”.
Se miró al espejo y se notaba nerviosa, hacía bastante tiempo que no asistía a una elegante fiesta, no fuera de su trabajo. Pero era una buena oportunidad de conocer gente y despejar su mente de todo lo que vivía en este presente. Sacudiendo un poco su largo vestido salió de la habitación, a su paso se encontró con su compañero de aventuras, le pareció que iba muy elegante.
-Siempre me sorprendes, cada que te veo- sus ojos se iluminaron al verla.
-Y tú te ves muy bien-
-Muchas gracias bella dama, ahora, ¿bajamos?-
-Con gusto-
Elizabeth tomó el brazo de su compañero y bajaron las escaleras, con su mano derecha tomaba su vestido permitiéndose caminar. Milú observó a la pareja y ladró de alegría, esto hizo que el capitán volteara.
-¡Elizabeth, eres muy hermosa!- decía boquiabierto.
-Muchas gracias capitán, me sonroja- contestó tapándose la cara.
-No agradezcas-
-Bien amigos es hora de partir, después de ustedes-
Tintín y los demás subieron al auto, Milú iba con la chica observando el panorama, Tintín al volante y Haddock atrás dictando la dirección de la gala, siendo el punto de reunión la mansión del mismísimo Belafonte, localizada un poco afuera de la zona urbana de Bruselas. Arribaron en menos de una hora, las luces que iluminaban la mansión la hacían lucir muy elegante, al parecer muchos invitados llegaban y otros solo charlaban sobre la enorme estancia. Tintín, Elizabeth. Haddock y Milú llegaron a la entrada principal. Era un enorme pasillo de mármol iluminado por velas, a los lados un enorme jardín decoraba la entrada principal, y dos enormes pilares de cantera rosa sostenían parte de la estructura.
-Wow, esto es enorme- observaba Elizabeth.
-Demasiado para mi gusto- contestó Tintín.
-Bueno, ya sabemos que hacer, ¿no?-
-Sí Capitán, cada uno estará solo observando todo el lugar, debemos estar desapercibidos y parecer invitados sin importancia, ¿de acuerdo?-
-Entendido-
-Claro chico-
Distribuyéndose entre la multitud, Elizabeth se dirigió a una mesa elegantemente decorada, sobre ella estaban platillos refinados de todo tipo de sabores, tomó un platito y decidió probar algunos. Indecisa observaba las delicias. Una voz masculina la sacó de su duda.
-Yo que tú probaría los canapés de atún, no soy mu fan de ese pescado, pero sabe delicioso-
-Oh, hola Jerry, gracias por invitarnos-
-Te ves espectacular-
-Bueno. Yo-yo- gracias-
Jerry tomó la mano de Elizabeth y la besó de forma elegante, la chica sólo se sonrojó y aceptó el gesto.
-¿Gustas bailar?- la mano de Jerry apuntaba a su invitada. Elizabeth dudó un poco, pero aceptó al final. Una melodía armónica sonó en toda la pista de baile, muchas parejas bailaban al son de la música, pero la principal estaba en el centro del lugar, una luz apuntaba sobre ellos, Elizabeth se sobresaltó un poco pero Jerry la trató de calmar.
-Tranquila es sólo parte del show-
-Lo siento, no estoy acostumbrada a recibir tanta atención- decía de manera tímida.
Jerry se acercó hacia ella y la tomó de la cintura.
-Sólo sigue mis pasos, yo te guiaré- su voz sonaba con una tranquilidad y seguridad que Elizabeth fue imposible de ignorar.
-Cl-claro-
Posó su brazo sobre el hombro de Jerry y siguió los pases de él sobre la pista, al unísono bailaban siguiendo la música resonar en todo el lugar. Jerry la observaba con calma y coquetería, Elizabeth trataba de evadirlo, pues su mirada la ponía nerviosa, además era la primera vez que conocía a alguien reconocido.
El capitán Haddock observaba el baile en conjunto, se percató que su amiga estaba con el anfitrión, pronto escupió un poco de vino y en compañía de Milú buscaron a Tintín. Gracias a los dioses del mar que el chico no estaba lejos, el capitán notaba en él un poco de molestia y lo que parecían celos.
-¿Ya viste eso?-
-Lo estoy viendo capitán-
-Yo que tú me apuraba muchacho-
-Elizabeth está bailando con ese tipo, se ha olvidado de la misión-
-Bueno Tintín, no todo está perdido, nos ayudaría en merodear un poco por ahí, ¿no crees?-
Tintín sorprendido volteó hacia su amigo, tenía razón, sería buena aprovechar que el mayor peligro estuviera distraído. Rápido, ambos hombres se escabullían entre las penumbras de la noche, logrando salir de toda vista de la multitud.
Por otro lado, Elizabeth seguía bailando con el joven Jerry, cosa que después disfrutó en un rato, le parecía muy cortés que el chico la invitara a bailar y fuera muy atento con ella. Podía percibir cierto interés de parte de él hacia su persona, eso la halagaba pero al mismo tiempo la ponía en duda. Ella sabía que sentía algo por Tintín, pero era muy cobarde en decirlo. Viniendo este pensamiento, recordó la misión que tenía que hacer y en un acto fugaz se alejó del chico sin decir nada. Acto que no comprendió y trató de seguirla.
-¡Elizabeth!- gritó Jerry.
-Perdón Jerry, necesito respirar un poco-
-¿Puedo ayudarte en algo?-
-Eres muy amable, pero necesito estar sola un momento-
-Insisto-
La cara de Jerry mostraba una preocupación genuina, Elizabeth no quería sonar grosera y aceptó la oferta del chico. En un instante, Jerry tomo de su mano y la guio por la parte trasera de la mansión, habían unas enormes escaleras que los dos subieron hasta llegar a un romántico balcón.
-Este siempre ha sido mi lugar favorito de esta vieja casa-
-Es increíble, se puede observar todo-
-La luna hoy brilla con mucha potencia, al igual que tú lo haces Elizabeth-
-Jerry, no quiero sonar grosera, pero, ¿Por qué me dices todo esto?-
-Es muy rudo de mi parte aceptar que tengo cierto interés en ti, puesto sólo te he visto dos veces y me gustaría poder conocerte mejor, ¿talvez salir a tomar un café, alguna cena quizás?-
-Yo…no sé qué responderte, todo esto me parece muy rápido-
-Podrías aceptarme una invitación a cenar el día de mañana, ¿qué dices?-
-Jerry…-
Elizabeth estaba confundida y algo incómoda ante su petición, no era alguna cosa mala pero tampoco quería enviar un mensaje erróneo a Tintín. Pero la cara e insistencia de Jerry la hicieron cambiar un poco de opinión.
-Está bien- contestó vencida.
-Eso era lo que quería oír-
Jerry de manera rápida se acercó hacia la mejilla de su invitada y plantó un suave beso en su mejilla. La muchacha estaba roja ante su actitud y retrocedió un poco, nunca había esperado tal acto. Ahora más que nerviosa, se paró de su asiento y se disculpó ante él.
-Lo siento Jerry, debo ir por una bebida- decía con la cara roja.
-Perdóname no debía hacer eso, es muy grosero de mi parte-
-¡Tranquilo, no pasa anda, ya vuelo!- y como rayo salió de ese lugar. Estaba agitada, confundida y nerviosa, >>qué había pasado ahí!!<<, Debo tranquilizarme y buscar a los chicos. Respiró hondo y prendió búsqueda hacia sus amigos. Bajó de nuevo pero no los vió, en cambio observó dos siluetas que reconoció al instante, lo más seguro era que fueran ellos dos o el mismo ladrón…
-Debo seguirlos en caso que…
-Señorita Elizabeth, debería disculparme con usted-
-Acepto la disculpa- >>Debo distraerlo y sacarle información<<
Elizabeth comenzó una charla amena con su compañero. Pero por otra parte, Tintin y Haddock entraron en la oficina de Jerry, o eso pensaban. Era un cuarto obscuro decorado con un escritorio y dos libreros elegantes con diferentes títulos, lucía como un cuarto cómodo para leer o estudiar o simplemente realizar cualquier actividad de entretenimiento.
A Tintín le resultaba extraño que esta habitación estuviera construida de forma más moderna, grandes cristales recorrían la parte enfrente del escritorio, sobre ella un extraño frasco con un líquido azul sobresalía de la penumbras captando la atención del joven reportero.
-Mire capitán, ese extraño frasco, ¡debe ser algo!- término para continuar entrando en el oscuro lugar.
-Tintín y… ¿si viene alguien?, debemos tener cuidado.
-Capitán sólo tomaré ese frasco y nos iremos-
-¡Oigan ustedes dos salgan de aquí!- un mayordomo alto y atlético replico ante la presencia de los dos. Tintín y Haddock tardaron en responder y fueron capturados, rápidamente aquel mayordomo los tomó del cuello del traje y los sacó a patadas de ahí, su plan era echarlos de la propiedad luego le informaría al amo Jerry.
Por otra lado, Elizabeth y Jerry charlaban plácidamente, ella por alguna razón se sentía extraña y algo adormilada, pero con todas sus ganas trataba de mantener los ojos abiertos y escuchar a su amigo.
-Sí, te decía Elizabeth… ah, ¿Por qué mi mayordomo lleva a tus amigos?-
-¿Qué?-
Alertada la joven volteó a sus espaldas y observó a sus amigos renegar por tal acción, observaba cómo eran llevados por ese enorme sujeto y echados a la calle, la demás gente veía con asombro y curiosidad tal acto, siendo después atrapados por la música del lugar, ignorando al joven y al capitán.
-¡Debo irme!- se levantó rápido y salió de su vista.
-¡Señorita Elizabeth!, espere un segundo-
-No puedo, debo irme ya-
-¿Puedo volver a verla?-
-¿Perdón?-
-Quiero invitarla a desayunar algún día, si usted quiere, mire le doy mi tarjeta, llame si está segura de ello- el joven Jerry le entregó a Elizabeth una lustrosa tarjeta blanca, decorada por un color oro que resaltaba el número y nombre de su compañero.
-Gracias, disculpa tengo que irme-
La chica salió corriendo del enorme lugar dejando sólo a un triste pero enamorado Jerry.
Elizabeth no tardó mucho en reencontrarse con sus amigos y preguntarles lo sucedido.
-¡Chicos!, ¿están bien?, ¿Qué pasó ahí dentro?-
-Tenemos una pista- contestó Tintín mostrando el frasco.
-¿Qué es eso?-
-No lo sabemos chica, pero estaba en el escritorio de tu novio-
-No somos nada, pero… ¿Qué líquido es este?-
-Conozco una persona que puede decirnos, pero debemos ir hasta allá por respuestas-
__Ay amigos que difícil se me ha hecho escribir y no poder publicar sin internet , me mudé de casa y aún no tengo red para estar publicando a cada rato y cada que encuentro uno trato de aprovechar, pero buenooooo, espero les vaya gustando, tengo muchas ideas que quiero que lean sooo, casi se viene lo bueno. Same al habla.
![](https://img.wattpad.com/cover/197833053-288-k165800.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Las aventuras de Tintin: La incógnita del Elixir Solar
Hayran KurguDespués de dos años Elizabeth regresa a Bruselas en ayuda de Tintin, Milú y el Capitán, ella necesita del reportero para descifrar el porqué el famoso actor Jerry Belafonte, está bajo la custodia de las autoridades, específicamente investigado por e...