Apuesta

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Capítulo 10

Elizabeth estaba en silencio, sentía que las cosas pasaban muy rápido y no podía digerir todo al momento, confusa y temerosa estaba tomando decisiones incorrectas, pero algo en ella le advertía alejarse de sus amigos y enfrentarse al sujeto que estaba junto a ella. Giró un poco la cabeza, la joven lo observaba tan calmado y con una serenidad que le enfermaba.

-Pronto llegaremos-

- ¿Por qué tenemos que irnos? -

- ¿Y por qué no? -

- Ni siquiera sé a dónde nos dirigimos, no sé qué me pasa...-

-Tranquila, ya lo verás, ¿siempre has sido así? -

- ¿Así cómo? -

-Ansiosa-

- Lo soy cuando las cosas están extrañas, un ejemplo eres tú. No tengo idea de lo que trames, pero te aseguro que lo voy a descubrir-

-Suena interesante, espero que seas lo suficientemente lista como para poder salir de esta-

-Esto suena como una apuesta, ¿estás dispuesto? -

- ¡Ja!, una apuesta siempre me alegra el día-

Belafonte se acercó hacia Elizabeth, pero esta no mostró emoción alguna, el joven tomó su mano y la besó.

- ¿Y qué apostarás pequeña listilla? -

-Te doy mi vida, si pierdo, me tendrás contigo para siempre, y obedeceré lo que quieras hacer conmigo- la mirada de Elizabeth era de determinación.

-Bueno, debo decir que esto me parece bastante atractivo-

-Pero si gano, me dejarás ir, sin ningún truco sucio, ¿entiendes o lo vuelvo a repetir? -

-No es necesario, obviamente ganaré- tomó aire- A todo esto, ¿qué juego deseas poner? -

-Me parece sospechoso que digas juego, pero uno que me permita descubrir pistas, tienes que idearlo bien, o una mala pista me llevará a ganarte-

- ¿Entonces pistas para salir de aquí?, bueno no pierdo nada con intentarlo-

-Bien, verás que ganaré, no me rindo fácil-

Belafonte soltó una risita, y con sus brazos acercó a la joven a su voluntad, cosa que ella no lo vió venir y cayó en su regazo.

-También debes cuidarte, pueden suceder muchas cosas inesperadas...

Elizabeth trató de no demostrar miedo alguno, pero el tono y la mirada fría del chico la tenía nerviosa, sólo rogaba de salir viva de ahí y no haber cometido una estupidez...

-Elizabeth, se fue...- Tintin estaba tomando una taza de café, estaba curando algunas de sus heridas.

-No es que quisiera fugarse, pero él se la llevó a la fuerza, sólo estoy decepcionado de mí, no pude mover un músculo, sentía como se me paralizaba todo el cuerpo- Marc estaba sentado ante la gran chimenea del cuartel secreto, un lugar que el chico de cabello naranja y el capitán ya habían conocido.

-Entonces no fui el único que sintió eso, yo tampoco pude mover mucho mi cuerpo, me sentí inútil- comentó Haddock fumando un puro-

-Caballeros no debemos rendirnos, sé que la encontraremos-

-Además ella es lista; Tintín no te preocupes demasiado, ella sabrá alguna salida-

-Sí, ella siempre fue cautelosa en situaciones estresantes, admiro eso de la chica-

Las aventuras de Tintin: La incógnita del Elixir SolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora