TENTH DAY

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VIERNES:

Los rayos del sol, entraban por la ventana, haciendo que Elizabeth abriera sus ojos pesadamente, al abrirlos por completo lo primero que vio fue el rostro de Meliodas, estaba dormido aún, tenía cabellos pegados a su rostro y roncaba suavemente, Elizabeth se sonrojo
=Es verdaderamente atractivo= pensó la albina mientras sonreía embobada admirando a su novio, se acercó más a su rostro y le dio un tierno beso, se levantó de la cama desnuda y se dirigió al baño, tomó una relajante ducha, y al salir se envolvió en una bata de baño, para ver a su rubio viendola fijamente.

Elizabeth: (se sonroja por aquella mirada) P

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Elizabeth: (se sonroja por aquella mirada) P.. Pasa algo? -dijo sonriendo con un gran sonrojo-

Meliodas: No, es solo que.. -se muerde el labio inferior- Eres perfecta

Elizabeth se acerca a él y se pocisiona arriba del ojiverde.

Elizabeth: Y tu eres demasiado guapo -lo besa de pico- Puedes tomar una ducha si quieres.

Se separa de él y va a sus cajones para tomar ropa interior.

Meliodas: Hump -hace puchero, llamando la atención de la albina-

Elizabeth: (ríe por aquella acción infantil) que pasa?

Meliodas: Yo me quería bañar contigo -dijo sentándose en la cama con los brazos cruzados-.

Elizabeth: Lo siento señor Meliodas -se ríe burlona- será para la otra.

Meliodas se levanta desnudo hacia el baño mientras estiraba su brazos, Elizabeth por inercia volteo discretamente para admirar el cuerpo desnudo de este, se sonrojo por aquella inapropiada acción pero a la vez se relamio los labios, al ver que este se metió al baño, continuó vistiendose tranquilamente.

Al terminar de bañarse y vertirse, Meliodas bajo a la planta baja al no encontrarse en la habitación con Elizabeth, sus fosas nasales detectaron un agradable olor proviniendo de la cocina, por lo que decidió entrar a esta..

Meliodas: Huele delicioso preciosa! -dijo con una gran sonrisa-

Elizabeth: Gracias Mel, espero te guste lo que prepare, ven vamos a sentarnos -dijo con dos platos de comida en la mano-

Meliodas le ayudó a llevarlos a la mesa y ambos se sentaron a desayunar, el rubio no podía hablar, en esos momentos estaba disfrutando de aquel delicioso desayuno que su albina le había preparado. Después de unos minutos terminaron de comer.

Meliodas: Valla Elli, eso estuvo exquisito! -dijo dando la última cucharada-

Elizabeth: Me alegro que te haya gustado Mel, -le dedica una sonrisa y voltea a ver el reloj de pared- Dios mio, ya se me hizo tarde!

Dijo la ojiazul mientras se apuraba, dejó su plato en el fregadero y empezó a tomar sus cosas para irse al trabajo, Meliodas se levantó poniendo su plato en el fregadero y se coloco su saco.

10 Días para enamorarte ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora