En un mundo donde las drogas, armas y sangre impera.
El amor es un tema zanjado y mas el de los destinado, es una cosa absurda.
En donde los omegas son lo mas bajo de la sociedad y solo sirven para distracción sexual, se abre paso unas luminarias v...
El beta no era cualquiera, era uno de los enviados de Ojisan, gracias a él se desatará el infierno en los Shimura.
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Toca la puerta metálica de color borgoña, hay pintas a los costados de marcas obscenas y palabras en ruso, japones y alemán que incitan a entrar. Toca suavemente 3 veces, a pesar que lo hace con delicadeza, el estruendo es terrible.
—¿quien toca?— dice en japonés una voz gruesa y rasposa.
Solo le extiende la tarjeta y el hombre detrás de la puerta gruñe... y la abre, le devuelve la tarjeta.
—Al sigue de frente y habrá alguien quien te lleve con el Amo.
El alfa sigue el camino, hasta que se pone azul, la luz con la que alumbra va cambiando cada cierto número de paso y se encuentra con alguien, solo lo mira de pues a cabeza y le hace una señal de seguimiento. Cuando va caminando, puede escuchar sonido de diversos, como de hervir agua, gritos agónicos, sonido húmedo y de...
—¡ahh!... así... así
—El amo está detrás de esta puerta—dice por primera vez el extraño. Abriéndole la puerta.
Ve a tres personas paradas en la oficina algo mediana y hasta muy decente para el mugrero que hay, pero hay alguien en la mesa del medio y adelante, ve como se mueve y otro gemido sale, pero este es espantoso es gutural... es distintivo del orgasmo y luego ve como una mano estira con un cuchillo y sale sangre.
El sonido de gorgoteo se puede escuchar y se escucha cae algo al suelo.
El sillón voltea y ve a Tenko, con una cara de éxtasis y placer, riendo desquiciadamente con sangre sobre él y masturbándose con la sangre que vierte en su centro, por última vez se corre y mezcla sus fluidos con la sangre del infortunado omega que estuvo entre sus piernas.
—A qué se debe tu visita, Sero Hanta— dice lamiendo el cuchillo y saboreando la sangre de este.
— Vengo por esto— le entrega la tarjeta, Tenko la analiza y sonríe.
—¿problemas en el paraíso? O ¿deshacerte de alguien que no puedes?
—No es de su incumbencia— dice firme, pero su miedo es palpable.
Tenko lo mira y sonríe, tan escabroso que Sero tiembla. Luego se levanta y detrás de un cuadro del castillo romano. Lo levanta y se observa una caja fuerte.
Tan cliché... piensa Sero.
Luego extrae una caja que se ve más pesada, lo lleva al escritorio, trata de no pisar el cuerpo, ya que las entrañas son difíciles de sacar de los zapatos.
—Aquí esta lo que quieres. —dice mostrándole una pequeña caja con una jeringa de 5 ml de un líquido celestino— este es por lo que venías.
Sero se hipnotiza con el movimiento del líquido y sonríe, al ver el líquido se siente invencible, ya que ha escuchado sobre las virtudes de esta droga.
