CAPITULO 2

635 19 0
                                    

sangraba constantemente y el dolor era insoportable. Era sorprendente que tal herida hubiera escapado a su
detección.

—Qiaoqiao, has sido herida de nuevo. ¿Estás bien? Debes descansar. —Li Ce frunció el ceño también y dijo preocupado.

Chu Qiao presionó la herida, cerró los ojos y se apoyó en el árbol.

Tranquilamente dijo:

—Ayúdame a vendarla.

—¿Qué?

—¡Ayúdame a vendarla! —Su voz se volvió aguda.

Sorprendido, Li Ce asintió hiséericamente y torpemente se arrancó un pedazo de tela. Levantó su ropa para revelar una piel suave y sedosa que había sido teñida de un brillante color carmesí. La punta de flecha estaba profundamente enterrada debajo de la piel de la costilla izquierda, con dos lados hinchados y rojos. Li Ce agarró la flecha rota y advirtió severamente:

—Qiaoqiao, si te duele, solo grita o muérdeme.

Chu Qiao cerró los ojos y cogió una gran bocanada de aire, pero no habló.

La cara de Li Ce mostró un raro brillo de seriedad mientras agarraba la flecha y tiraba de ella. Con un
leve movimiento, ¡la arrancó! La sangre brotó. Li Ce firmemente cubrió la herida. Chu Qiao gruñó de dolor y
cayó hacia delante. Li Ce estiró su otra mano para atraparla mientras caía.

—¿Qiaoqiao? ¿Estás bien? —Perturbado, Li Ce preguntó ansiosamente.

—No moriré aun. —Su ronca voz gradualmente alcanzó al hombre. La muchacha respiró hondo y apoyó su barbilla en el hombro de él. Li Ce soltó un suspiro de alivio mientras procedía a vendar su herida. En la oscuridad de la noche, su cuerpo era como hielo. De repente Li Ce cayó en la cuenta que la chica ante él ya no podría luchar, ni siquiera una batalla más.

Sin embargo, en este momento crítico, pasos apurados sonaron desde lejos. El dúo al instante se tensó y se enderezó. Sus caras estaban serias, mientras su aguda mirada observaba sus alrededores.

—¿Qué debería hacer? —Chu Qiao frunció el ceño profundamente.

Ella ya había perdido todo el potencial de lucha. El olor a sangre era tan pesado que esperar aquí
conduciría a una muerte segura. La única salida era derribar a Li Ce y usar su disfraz para crear un desastre, de
modo que pudiera escapar. Su mirada se desvió gradualmente hacia el hombre sentado a su lado, solo para ver su rostro lleno de una solemnidad y una severidad excepcionalmente vistas. Ella no era una santa, pero salvar a la gente también debe estar dentro de su capacidad. Cuando la ayuda comenzó a invadir su seguridad, cualquier persona inteligente sabría qué hacer.

Además, con la muerte de Li Ce, Yan Xun obtendría una gran ventaja.

Debería haber sabido qué hacer, debería haber sabido qué hacer y debería hacerlo como tal.

Tenía una carga aún más pesada sobre sus hombros ya que había personas esperándola. Su vida aún era preciosa y no era algo que pudiera abandonar fácilmente. Sus pesados dedos buscaron la daga atada a sus muslos, y se preparó para la acción.

—¡Qiaoqiao! —Li Ce de repente se giró. Con sobriedad, explicó calmadamente—: Trataré de distraer
a esa gente, deberías aprovechar para huir. ¡Debes tener cuidado! Chu Qiao estaba atónita y sus ojos se ensancharon. Li Ce se sacó el abrigo y cubrió con él a Chu Qiao.

Sacando un cilindro metálico de su cintura, se lo tendió y dijo:

—No sé artes marciales, así que mi Padre me hizo esta arma de autoprotección. Si pulsas el gatillo,
cincuenta agujas serán disparadas, cada una con un potente veneno. Esto puede dispararse tres veces. Guárdalo.

Podría salvarte la vida en caso de necesitarlo.

Aun atónita, Chu Qiao tomó el cilindro metálico, sus cejas aun fruncidas.

Incapaz de comprender qué
había pasado, miró a Li Ce, como si analizara su cerebro para descubrir sus verdaderas intenciones.

Continuará

💔THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 3 FINALIZED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora