Capítulo 1 Los sentimientos de un Chico parte 3

124 12 0
                                    

Mes de Fuego Bajo (9no Mes), Día 3, 04:35

El lugar al que se dirigía era una sala enorme. Un piso entero de la torre había sido dejado vacío para ser usado como sala de entrenamiento.

Por lo general el lugar estaría irradiando el calor de los soldados mientras entrenaban. Sin embargo, estaba desierto a esta hora de la mañana. El espacio vacío estaba silencioso; uno casi podía oír el silencio. Debido a que la sala de entrenamiento había sido construida con paredes de piedra, los pasos de Climb resonaron con fuerza.

La sala estaba iluminada por la luz proveniente del fuego mágico semi-permanente.

Dentro de la sala, había armaduras montadas sobre estacas y muñecos de paja para ser usados como blancos durante las prácticas de tiro con arco. Las paredes estaban cubiertas con estantes llenos de diversas armas sin filo.

Por lo general, un área de entrenamiento debería de estar ubicada en el exterior. Pero había una razón para que ésta se encontrase dentro.

El castillo de Ro-Lente era el lugar donde se ubicaba el Palacio Valencia. Tener a los soldados entrenando en el exterior significaría que serían vistos por los embajadores extranjeros. Para evitar el riesgo de ser vistos como vulgares, numerosas salas dentro de las torres se había preparadas para servir como áreas de entrenamiento.

Una demostración de los fuertes soldados practicando valientemente sus maniobras tendría beneficios diplomáticos, pero el Reino no lo veía así. Más que nada, querían ser vistos como elegantes, esplendidos y de alta cuna.

Aun así, había ejercicios militares imposibles de realizar dentro de las torres. Estos tipos de ejercicios eran hechos discretamente en una esquina o en un campo fuera del palacio, aunque fuera de la capital.

Climb ingresó a la silenciosa sala como si estuviera cortando a través del aire frío y lentamente comenzó a hacer estiramientos en una esquina.

Treinta minutos después, luego de una completa sesión de estiramientos, la cara de Climb estaba enrojecida, su frente estaba cubierta de sudor y su dificultosa respiración estaba llena de calor.

Climb se secó el sudor de la frente y se acercó al estante de armas. Comprobando la empuñadura, se aseguró de que el arma se ajustaba de forma segura en sus manos. Sus palmas eran ásperas y duras por las numerosas ampollas que había tenido.

Luego, se llenó los bolsillos con pedazos de metal y los abotonó firmemente para a evitar que los metales se caigan.

Los numerosos pedazos de metal con los que había llenado su chaleco lo hacían tan pesado como una armadura de cuerpo completo. Una armadura de cuerpo completo regular, sin ningún encantamiento mágico, proveía una excelente defensa pero restringía el movimiento. Teniendo en cuenta las batallas reales, entrenar equipándose una armadura real sería lo correcto.

Pero aun así, sería extraño utilizar una armadura real para un simple entrenamiento, por no mencionar la armadura blanca que se le había concedido. Era por eso que estaba usando los pedazos de metal como alternativa.

Climb cogió el arma de hierro que excedía el tamaño de una gran espada y la sostuvo en alto sobre su cabeza. Lentamente bajó la espada, exhalando mientras lo hacía. Deteniéndose justo antes de tocar el suelo, inhaló aire y levantó la espada a su posición original sobre su cabeza. Observaba el espacio vacío ante él con ojos agudos, completamente absorto en su entrenamiento, al mismo tiempo que incrementaba la velocidad de sus movimientos.

Había terminado 300 repeticiones.

El sudor le caía por el rostro completamente enrojecido. Su aliento estaba caliente, como si estuviera expulsando el calor acumulado en su cuerpo.

Overlord 5 : Los hombres del ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora