Capítulo 24

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-Buenos días – le dijo ella con una sonrisa, se veía como si no hubiera tenido problemas para dormir, ya estaba bañada y cambiada.

-Buen día – contestó – no vas a ir a la constructora

-No, recuerda que hoy es la parrillada – le dijo y se notó su felicidad en su voz.

-Es verdad – dijo él, con un tono de emoción.

-Ya casi está el desayuno.

-Está bien

Fue a terminar de arreglarse eran ocho treinta de la mañana, ya era costumbre que desayunaran juntos y de vez en cuando cenaban, le gustaba eso, pasaba tiempo con ella, la conocía más y se divertía.

Cuando terminaron de desayunar Leo se despidió de Mónica porque se le había hecho un poco tarde, ella estaba recogiendo la mesa, ya tenía tiempo trabajando con Juls la convivencia con Leo, le costaba pero hacía todo lo posible por estar bien, ya desayunaban juntos y no era tan malo y cenaban, cada vez la incomodidad bajaba poco a poco y tendrían una parrillada. Javier la había propuesto, ya que tenía mucho que no pasaban tiempo Navarro-Velasi, los melliz e Isabella.

Dieron las 9 de la mañana y llegó Tere, empezó a arreglar la cocina, mientras ella se fue a terminar de arreglar ya que en cualquier momento pasaba Javier por ella para ir a comprar las cosas de la tarde. No pasaron ni 15 minutos cuando sonó su celular.

-Sí, ya salgo – contestó al ver que era Javier.

Se despidió de Tere y salió de la casa, se subió a la camioneta de Javier y lo saludó. Y se dirigieron al mercado de la ciudad. Javier conocía casi todo el mundo y le gustaba comer cualquier cosa y cocinarlo, no era profesional como Mati, pero lo hacía bien y sabía dónde encontrar las mejores verduras y carne de la ciudad a un precio razonable ya que por más que la familia de Javier tuviera dinero, no lo apoyaron tanto en su idea que fuera fotógrafo y al inicio le fue mal.

-¿como la llevas con mi hermano? – le preguntó

-Me vas a preguntar eso cada vez que no veamos – le reprocho.

-obvio

-bien, todo tranquilo – le contestó.

Cuando Leo llego casi todo estaba listo. Ya estaba la mesa en el patio, casi nunca estaba en el patio, desde que Leo llegó a vivir con Mónica el asador solo lo había ocupado dos o tres veces, y Mónica solo una vez que el recuerde. Saludó a su hermana con euforia.

-Princesa – Le gritó

-Hermanote – dijo ella y corrió Hacia él para abrazarlo.

Saludó a todos, a su hermano con un abrazo y a los hermanos de Mónica con un abrazo, los vio crecer y sí que habían crecido pensó median alcanzando los 1.75 cm, sus hermanos ya habían pasado a Mónica, eran mellizos idénticas solo los distinguía un pequeño lunar en la ceja que no se veía bien, Santiago y Diego no se parecían mucho a Mónica ya que ellos se parecían a su mamá Ceci y Mónica era muy parecida a su mamá Xime, pero en lo que los tres coincidían eran el color de piel claro y la forma de los ojos grandes ya que eso era igual que su padre pero los de Mónica eran color chocolate y los de los melliz color miel, el cabello de los mellizos era rubio y lacio pero ambos aunque no se ponían la misma ropa siempre traían un look muy parecido por eso a todos los costaba adivinar cuál era cuál, excepto Ceci y Mónica.

Y a Mónica solo le hizo un gesto como de costumbre.

-y bicho no ha llegado y más aún te dejó tocar su asador

-¿viene mi novio? - dijo Isabella muy emocionada

-llega tarde - dijo Mónica

-desde cuando hacen esto y porque no me invitan- pregunto Leo

Cosas que nunca cambianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora